• No hay “detente” en la carrera panista por la candidatura
• Libia Dennise ya ejerce una gubernatura en paralelo
• López Mares, un adorno muy costoso al frente del PAN

1.- Alejandra: la ofensiva de la imagen

La agenda paralela de Alejandra Gutiérrez Campos para construir su perfil de precandidata avanza a un ritmo vertiginoso, que se acelera cada vez que desde la gubernatura del estado quieren ponerle un “hasta aquí”.
La respuesta de la alcaldesa de León al último intento de Diego Sinhue Rodríguez para tenderle un puente de plata y lograr su declinación, la publicitada comida del restaurante Sato,  fue respondida semanas después con un despliegue de anuncios espectaculares con la imagen de Alejandra, como no se había visto hace tiempo en el PAN.
Carteleras por docenas en el corredor industrial, sólo equiparables al derroche de los aspirantes presidenciales de Morena y muchos más de los que han colocado los precandidatos de ese partido a la gubernatura Ricardo Sheffield y Ernesto Prieto, fueron el ejemplo más gráfico y oneroso de que la retadora panista al dedazo oficial “va derecho y no se quita”.
Pero no es lo único. 
Días después de que ocurriera el descalabro producido por la tala de árboles en el malecón y la genuina reacción de enojo de ciudadanos y grupos ambientalistas, la cual fue convenientemente potenciada en redes por manos anónimas que ansiaban un tropiezo de la precandidata, Alejandra Gutiérrez exhibió en sus redes una alegre tertulia en conocida taquería de León con la consultora electoral y conocida operadora de tácticas rudas Yéssica de Lamadrid, quien ya probó su eficacia en Guanajuato con el alcalde sanmiguelense Mauricio Trejo y antes a nivel nacional en diversas campañas.
No por nada, la consultora se autodefine como “especialista en hacer realidad lo que los demás dicen imposible”.
Aunque se sabía que la también estratega de campaña del Bronco Jaime Rodríguez, primer candidato independiente en ganar una gubernatura, se encontraba en el cuarto de estrategia alejandrista, el hecho de exhibir públicamente su cercanía es como desenterrar el hacha de guerra.
A la par de estas señales se dio un ajuste mayor en el proyecto: Alejandra Gutiérrez redefinió su círculo cero y le pidió a su cónyuge, Eduardo Ramírez, separarse de la participación activa en el proyecto futurista para concentrarse en atender sus obligaciones al frente del DIF. Se dice rápido pero no debe haber sido fácil. La doble agenda de Ramírez estaba provocando contaminación en el estratégico manejo de las redes sociales de la alcaldesa.
La suma de decisiones y señales enviadas dejan claro que no hay la menor intención de quitar el dedo del renglón en la exigencia de un proceso interno de condiciones equitativas para elegir a la próxima candidata del PAN a la gubernatura, algo en lo que ya parece haber transigido la otra postulante; la secretaria de Desarrollo Social del estado, Libia Denisse García.
La principal resistencia a que la decisión se abriese a un proceso de consulta provenía del gobernador del Estado, Diego Sinhue, quien no en pocas ocasiones ha señalado el peligro de división que puede traer una coyuntura como esa, aunque la historia lo desmiente, pues el PAN de Guanajuato ha elegido en votaciones abiertas a la militancia al menos a 3 de sus candidatos, a la postre gobernadores: Juan Carlos Romero, electo en una asamblea polémica y cerrada pero que no produjo divisiones mayores; Juan Manuel Oliva y Miguel Márquez, surgidos mediante el voto de toda la militancia.
Habrá que recordar que el primer gobernador panista, Carlos Medina, fue interino y producto de una negociación con el gobierno federal de Carlos Salinas; Vicente Fox llegó por aclamación en 1995 a un proceso extraordinario y sólo Diego Sinhue ha sido producto de una designación de asamblea que legitimó un dedazo nunca visto antes.
De cualquier manera, la actitud de Alejandra Gutiérrez, que poco a poco ha logrado sacar del marasmo a su partido y recordarles que hay algo que se llama democracia interna, no podría sostenerse con el brío que muestra si no tuviese el significativo apoyo de Marko Cortés, dirigente nacional, además de simpatías entre un segmento del empresariado guanajuatense marginado en los dos últimos gobiernos.
Nada de esto descarta una negociación al final del día, pero parece que no será tan sencilla como le habría gustado al gobernador y sus asesores cercanos y que tendrá costos más altos de los que parecían dispuestos a cubrir. 
Y a todo ello habría que sumar el factor X, representado por la irrupción de Xóchitl Galvez con un sustrato que no puede ser eludido: la presencia de la sociedad no partidista en la legitimación de la única aspirante presidencial que le ha plantado cara a la hegemonía de Morena y la 4T con un éxito nada desdeñable hasta el momento.
Los tiempos interesantes parece que ya también llegaron a Guanajuato.

2.- Libia Dennise, no solo precandidata, también heredera

Cada vez más, el gobernador del estado se hace a un lado y deja que la secretaria de Desarrollo Social ocupe su lugar en acciones de su gobierno donde puede cosechar imagen y de paso garantizar continuidad en las políticas de este sexenio.
Esta semana fue el anuncio del regreso del futbol profesional a Irapuato, a través de la Liga Premier, que viene a ser la tercera división con nombre interesante, donde la presencia de Libia García sobresalió por encima de la alcaldesa Lorena Alfaro y del titular de la Comisión del Deporte, el celayense Marco Gaxiola, ambos aspirantes a estar en la boleta en 2024 en sus respectivos municipios.
La semana que viene, aunque de vacaciones institucionales, verá a Libia en una gira internacional a Islandia, acompañada del secretario de Salud Daniel Díaz Martínez, para conocer los avances (es un decir) del programa importado que pretende prevenir las adicciones en Guanajuato, un estado que ya se encuentra terriblemente impactado por una epidemia de consumo de cristal.
Además de los programas propios de su secretaría, sobre todo los de carácter asistencial y el reparto de apoyos, la aspirante a la candidatura al gobierno estatal respaldada abierta y frontalmente por el gobernador del estado, es una presencia permanente en eventos de otras dependencias del gabinete donde se anuncian compormisos o se presentan resultados.
Con esta dinámica repetida ya por tres meses, la aspirante se ha convertido en la nueva marca de un gobierno que persigue la continuidad sin que lo avalen para ello resultados decisivos o una popularidad fuera de serie.
Quizá lo más delicado es que luego de 30 años de régimen y con la posibilidad de romper por fin el techo de cristal que significa la llegada de una mujer a la candidatura y posiblemente a la gubernatura, la frescura e iniciativa que había mostrado Libia a lo largo de su carrera política previa está siendo contenida de forma casi antinatural.
La intervención sin sutilezas del gobernador Diego Sinhue Rodríguez en su propia sucesión, empieza a despertar reacciones en el panismo profundo, aunque no parece que estas sean suficientemente fuertes para impedirle continuar en esa línea.
La cuestión que queda a la vista es si este proceder no chocará de frente con el movimiento nacional de las oposiciones para construir una alternativa electoral con incuestionables credenciales democráticas.
Habrá que ver cómo baja ese balón el jefe real del panismo de Guanajuato.

3.- López Mares: la falta de oficio pasa factura

Mientras el PAN se adentra en terreno desconocido de cara a la sucesión 2024, con dos aspirantes mujeres por primera vez en su historia y una abierta confrontación que exige elección abierta a las bases y a la sociedad, frente a una resistencia que quiere resolver el trámite en las cámaras cerradas del partido-gobierno, su dirigente formal parece cada vez más extraviado.
Eduardo López Mares no es un político de trayectoria particularmente destacable, aunque sin duda es un cuadro que ha hecho mucha talacha en el partido, en la burocracia y en tareas legislativas.
Su gran oportunidad para dirigir al PAN a nivel estatal llegó a fines de 2021 luego de haber ocupado la secretaría general con Román Cifuentes quien renunció para ocupar una diputación federal. Tenía frente a él una etapa para consolidar estructuras y preparar el proceso para definir candidaturas, desde la gubernatura hasta las regidurías.
Sin embargo, el irapuatense entró en una zona de intrigas: se enfrentó con su secretaria general, Rosario Corona Amador y forzó su salida pese a su gran conocimiento del partido; saboteó al coordinador parlamentario Luis Ernesto Ayala, alentando la indisciplina de los diputados, lo que tiene hoy al ex alcalde en una franca disidencia; hace poco descalificó a tres expresidentes del partido, incluyendo a Cifuentes con el que trabajó directamente, al responder de forma intolerante un mensaje que pedía apertura para la elección de candidatos.
En menos de dos años, López Mares se ha convertido en un dirigente bravucón que ha dejado de ser árbitro y de tener la capacidad de conciliar las diferencias naturales en un partido que goza de hegemonía en el estado.
Ese déficit resulta evidente en muchas pequeñas hogueras que amenazan con convertirse en incendios ante la incapacidad para prever y dialogar que muestra el dirigente. Ahñi esta el reciente conflicto de Ricardo Ortiz con Lorena Alfaro en Irapuato.
Por lo pronto, en el PAN se sabe que nada se arregla con López Mares en el edificio del bulevar Morelos de León y que cualquier solución duradera y comprometida pasa por acordarla con el jefe de gabinete de Diego Sinhue, Juan Carlos Alcántara.
En el horizonte de los próximos días está la impugnación de Morena a la reforma electoral impulsada por el PAN, la cual de prosperar obligaría a iniciar el periodo electoral estatal el próximo mes de septiembre, es decir dentro de 39 días. 
De ser así, se vienen en cadena la definición de método y de género para la elección de candidato a la gubernatura, la decisión de género en los 46 municipios y las definiciones de posibles reelecciones. Muchos de esos casos generarán desde fricciones hasta batallas enconadas.
Ahí es donde hará falta un árbitro sereno, cerebral y con credibilidad. 
Ese no es Lalo López Mares.