El hecho de que partidos y candidatos conviertan a los electores en receptores de dádivas y no en sujetos del debate público, explica buena parte de nuestra crisis institucional.
Los partidos, y los políticos en ellos, cada vez creen menos en sí mismos y más en la táctica del soborno y la dádiva. Por eso la corrupción impera, por eso los problemas no se atienden. Y, encima de todo, por eso campea la inmoralidad de buscar el poder para el beneficio propio y abandonar cualquier otra idea de servicio a la colectividad. Read the rest of this entry »