Más allá de que los altos mandos de la política estatal impongan una ley del silencio sobre la violencia que azota a la entidad y que el gobernador se refugie en el chabacano discurso de la “grandeza de Guanajuato”, lo cierto es que la constante de este 2018 en la entidad será la espiral criminal que se abatió sobre el estado.
Diego Sinhue Rodríguez insiste en su visión de que la responsabilidad de la crisis de inseguridad es de los municipios de Guanajuato que dejaron hundirse a sus policías y obligaron a la entrada del mando único de facto, el cual es a todas luces insuficiente.