Alguien en el seno de las cúpulas panistas tendría que avisarles en Guanajuato que están corriendo por una senda muy peligrosa: la de la soberbia. Además, el asunto empeora porque va acompañado de sordera y de ineficacia política.
Desde temas de gran envergadura como la inverosímil decisión de asestarle a Guanajuato la prevalencia por 18 años de un funcionario policial y persecutor de delitos; o la decisión de aumentar impuestos a la planta productiva en momentos de fuerte incertidumbre económica; hasta mamarrachadas como la postura del alcalde de Guanajuato para rechazar el turismo popular, todo indica que el PAN de Guanajuato está perdiendo el piso y que aquello de ser “el bastión azul en México”, les está causando más daño que beneficio.

Los que mandan. Foto. Dany Béjar/Milenio.