Ni el presidente de la República ni el gobernador del estado le están dando la importancia que merece a la grave situación que viven alrededor de un millón de personas en la región Laja Bajío de Guanajuato, hoy tristemente conocida como el «triángulo del huachicol.»
En una semana grupos del crimen organizado derrochan poder de fuego sobre una comisaría; hacen estallar un coche bomba frente a los cuarteles de la guardia nacional; cercan la ciudad con bloqueos en las principales vías de acceso, secuestrando vehículos e incendiándolos; y esta noche lanzan un ataque mortal contra un alto mando de la policía municipal, al parecer un colaborador cercano al nuevo secretario de seguridad.
En Celaya, el dirigente del PAN Marko Cortés dijo este fin de semana que mientras el gobierno federal se arrodilla ante el crimen organizado, en Guanajuato se le combate y no se deja entrar a cárteles foráneos.
No se puede
criticar al dirigente panista por aprovechar la enorme pifia del gobierno federal
en la fallida operación que culminó con la batalla de Culiacán del jueves
pasado, para que se lance con todo en contra de quien parecía un adversario
inalcanzable.
Sin embargo, pasar del oportuno aprovechamiento de un error del acérrimo rival a mentir descaradamente, debilita mucho la racionalidad de esta oposición que no solo debería estar preocupada por detener a AMLO y restarle capacidad de maniobra, sino también por ofrecer soluciones inteligentes a los ciudadanos que la conviertan de nuevo en opción de gobierno.
Recibo muchos mensajes de amigos de Celaya con quienes comparto mis columnas, en torno al tema de la inseguridad. La mayoría coincide en que la situación es verdaderamente insoportable y que difícilmente se puede hacer algo de forma organizada, porque la gente vive con miedo y sin un ápice de confianza a las autoridades.
Solo después de una reacción popular enconada, que tuvo uno de sus picos en los abucheos e insultos a la presidenta municipal en el grito del domingo, después de fuertes reclamos empresariales y luego de asesinatos que conmovieron a todo Guanajuato y ocuparon espacios en medios nacionales, el fiscal y sus muchachos se decidieron a actuar contra los extorsionadores de Celaya.
Para toda la
tecnología que se ha comprado a alto costo, para toda la presunción de
cientificidad de los policías estatales, para toda la parafernalia sobre la
restitución del estado de derecho del gobernador Sinhue, el logro de haber
atrapado a una banda de la que formaban parte dos policías en activo, con 800
mil pesos en activos y un pequeño arsenal, parece demasiado pobre y tardío para
festinarlo por todo lo alto.
Sobre todo,
parece pobre porque ocurre nueve meses después del inicio de la ofensiva contra
la mayor fuerza criminal de la región y seis meses después del anuncio del
propio gobernador de que se había restablecido el estado de derecho en Santa
Rosa de Lima, en Villagrán, a pocos kilómetros de Celaya.
En León, Celaya y Salamanca, el PRI se apresta a postular candidatos identificados con el PAN, ante la caída de su voto duro; parece que ya no tienen nada que perder.
Muchos indicios apuntan a que pocos días antes del periodo vacacional del fin de año, finalmente, el PRI nacional vencerá las reservas que se han despertado por la ofensiva de grupos muy localizados de priistas en contra de la candidatura de José Ángel Córdova Villalobos a la alcaldía de León por el PRI. Lee el resto de esta entrada »
Mientras los partidos políticos se solazan en sus disputas internas, que parecen quitarles todo el tiempo; mientras el gobierno del estado busca solo administrar y elude hacer política, la crisis de gobernabilidad en Guanajuato parece instalada en varios gobiernos municipales. Lee el resto de esta entrada »