Resulta de lo más notable la transformación que sufren los empresarios cuando arriban a cargos de gobierno. Recordemos, primero, que fue la enorme corrupción y la monstruosa ineficiencia de los políticos priistas lo que orilló a destacados representantes del sector privado a incursionar en la cosa pública, bajo las divisas de “nosotros sí sabemos cómo hacerlo” y “no necesitamos robar”.
A la vuelta de los años, en el sector público de Guanajuato y del país la corrupción permanece como el principal cáncer que dilapida los fondos públicos, sabotea los programas y le pone un costo adicional a cualquier intento de vencer lastres y promover el desarrollo.