La función del juzgador es una de las más delicadas en la sociedad actual, sobre todo ante el embate de la inseguridad y de la corrupción que afecta a numerosas esferas de nuestros poderes públicos.
Muchos de los conflictos que vivimos en estos días, así como sus derivaciones, concluirán ante un juzgador. Ya se trate de la captura del criminal más buscado, de una confrontación entre intereses empresariales o de la acusación de corrupción en contra de un servidor público.