La tragedia inenarrable de Iguala parece un pico extremo del horror que ha venido viviendo el país en la última década, por eso ha cimbrado incluso a las comunidades más alejadas física y socialmente de la realidad guerrerense. Sin embargo, la verdadera trascendencia de la reacción que se generaliza en contra de la impunidad de los criminales y la falta de acción del Estado, cuando no de su abierta colusión con grupos transgresores de la ley, proviene de un hartazgo de años, de pequeñas y medianas tropelías que se sufren en todos los rincones de México y de las cuales se ve cada vez más lejanos a los políticos, habitantes de una nube de privilegios, de corrupción, de sueldos altos, de choferes y escoltas que nada tiene que ver con la realidad resto de los ciudadanos. Read the rest of this entry »