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DÍAS DE GUARDAR Domingo 5 de noviembre de 2023

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on noviembre 6, 2023 at 1:50 pm
Arte: Emilio Jiménez
  • Libia en la encrucijada: campaña abierta o encubierta
  • La inseguridad cotidiana será tema en el proceso electoral
  • Morena: se rompe la frágil tregua entre aspirantes

1.- Disyuntiva: campaña con presupuesto o legitimidad ética

En el ambiente político de Guanajuato hay un abierto reclamo de cambios, los cuales podrían satisfacerse de dos maneras: mediante la alternancia directa o a través del entendimiento del partido hegemónico de la necesidad de renovarse.

En el segundo caso, la asignatura le compete de manera directa a la beneficiaria del unilateral proceso sucesorio del PAN, la todavía secretaria de Desarrollo Social, Libia Dennise García Muñoz Ledo, quien representa en sí misma una posibilidad de renovación por el hecho de ser la primera aspirante mujer del panismo en más de 3 décadas de dominio político en la entidad.

Esa novedad, a la que le acompaña un decidido talante liberal y moderno de la inminente candidata oficial, tendría que ser enriquecido con planteamientos políticos de fondo que lleven la idea de renovación de la vida pública más allá de la imagen publicitaria.

Un primer tema sería detener el abuso en que se ha caído de hacer campaña desde la posición de responsable de los proyectos de asistencia social del gobierno. Sin duda el manejo de los programas sociales facilita el conocimiento y la penetración del nombre de la funcionaria y precandidata, pero al mismo tiempo la vulnera como abanderada del cambio de rumbo que le está urgiendo al desgastado panismo de Guanajuato.

La decisión no es sencilla. Como política, Libia carece de la plataforma y la masa crítica que le otorgan los operadores del dieguismo. Sin embargo, lo que ese factor le ha aportado ya está allí, es parte de su capital político y gracias a ello logró superar la competencia más figurada que real que planteó la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez.

Lo que viene ahora es conquistar a una ciudadanía que se resiste a darle la espalda al PAN, menos en tiempos de polarización como los actuales, pero que también reclama una nueva mística de sus autoridades, del tamaño del reto que plantean los nuevos problemas del estado, a cual más urgente: inseguridad, violencia, desigualdad, crisis de agua.

Si algo se desgastó del gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo fue el liderazgo inherente a la figura del mandatario. La delegación de funciones a la jefatura del gabinete, un equipo de trabajo de media tabla y la apuesta central por la publicidad por encima de las políticas públicas, le ha restado a la estructura panista la capacidad de maniobra para hacer cambios de gran calado. 

El que está en su recta final fue un sexenio de patear el bote, de posponer decisiones, de atrincherarse en la deficiente gestión cotidiana olvidándose del futuro.

El escenario abre posibilidades a la crítica opositora, la cual sin duda también ha quedado a deber, pero también es una inmejorable oportunidad para quien busque reformar desde dentro y relanzar a una maquinaria oxidada por el disfrute de los cargos públicos y la ausencia de mística social y política.

Todo depende de cómo quiera verse a sí misma la  mujer que tiene posibilidades reales y altísima probabilidad de convertirse en la primera gobernadora de Guanajuato: hacer historia o ser beneficiaria de un accidente político; buscar un cambio o disfrutar las amenidades del poder.

Y buena parte de la respuesta a esas disyuntivas pasa por una frontera que es al mismo tiempo signo y definición: dejar el cargo público y salir a los caminos de Guanajuato a escuchar y responder, sin la burbuja protectora del presupuesto público, que es a la vez una barrera para aprehender la realidad y para dejarse conocer.

Veremos pronto si Libia Dennise García rompe no solo el techo de cristal del género, sino también el pacto de complicidad que ha mediatizado a los gobernantes de su partido y empieza a crear su propia historia. 

2.- El dedo en la llaga: inseguridad general, impunidad selectiva

El colectivo leonés Madres Guerreras fue directo al punto y colocó una pregunta hasta ahora incontestada por la autoridad de León y también la del estado. ¿Por qué la rápida respuesta exhibida para recuperar los autos robados de una agencia automotriz no se replica en la búsqueda de las personas desaparecidas?

A los empresarios no se les pidió esperar 24 y hasta 48 horas para presentar la denuncia. Ni siquiera fue necesario esperar una orden de búsqueda: todo funcionó como reloj, se rastrearon cámaras, se ubicaron trayectorias, se localizó la finca donde el botín fue resguardado y se recuperaron los vehículos. Todo en menos de 24 horas.

Esa eficiencia, velocidad y, sobre todo, sensibilidad, no es la que reciben los familiares de personas que desaparecen o son privadas de la libertad por grupos delictivos en la entidad.

Ahí está el caso del joven César Adalberto, detenido por la policía de la capital del estado el 15 de octubre, aparentemente liberado al día siguiente y de quien la propia dirección de seguridad negó información a sus familiares hasta varios días después, pese a que permanece en calidad de desaparecido hasta la fecha.

En ese caso, la autoridad no sólo no contribuyó en absoluto a la búsqueda, sino que la entorpeció deliberadamente al ocultar información y al no activar la célula municipal de búsqueda, que como tantas otras, parece estar solo de adorno.

La inseguridad está abarcando un amplio registro de afectaciones en todo Guanajuato, pues no hay comunidad que escape a sus efectos. Ya no se trata solo del “triángulo del huachicol”, como se quiso estigmatizar al fenómeno ocurrido en torno a los municipios de la cuenca del Laja, en todo el estado están ocurriendo asesinatos, desapariciones, robos a comercios, a domicilios y asaltos en calles.

Pero muy lejos de hacerse cargo de la situación, de revisar la actuación de las corporaciones policiacas, de llamar a un esfuerzo social conjunto y dar una respuesta del tamaño del problema, responsables políticos y quienes quieren serlo en el futuro próximo, han salido a invisibilizar los hechos, a ignorar a las víctimas y a despreciar el sentir de la población.

En León, la alcaldesa Alejandra Gutiérrez persiste en una defensa del secretario de seguridad, Mario Bravo, que no suena de ninguna manera convincente sino simplemente resignada. En el estado, Libia García, en su carácter de continuadora del proyecto hegemónico panista, no ha tenido más remedio que salir a la defensa de Carlos Zamarripa, pues no hacerlo sería mal visto por el gobernador que le ha otorgado todo su respaldo.

Sin embargo, las declaraciones no bastan y el fenómeno delictivo no parece tener freno y menos lo tendrá en cuanto comiencen las campañas y los políticos, de por sí renuentes a enfrentarlo, se encuentren distraídos en defender sus posiciones de poder.

Morena y probablemente Movimiento Ciudadano, las principales oposiciones del estado, están obligados a hablar del tema y solo sería deseable que superaran el tono apocalíptico y la crítica simplista, para plantear alternativas viables y el compromiso de impulsarlas, sean o no favorecidos con el voto.

Al final del día, veremos si los ciudadanos tienen algo qué decir con respecto a un problema que los afecta a ellos más que a los políticos, que viven rodeados de guardias personales y con vehículos blindados a su servicio.

Resulta iluso pensar que el problema cotidiano más grave del estado pueda no convertirse en un tópico central de la próxima cita electoral. El punto es que eso pueda servir de algo y no solo para justificaciones y descalificaciones subidas de tono pero carentes de ideas.

3.- Sheffield abre fuego amigo en proceso de Morena 

Aunque los aspirantes de Morena a coordinar la defensa de la Cuarta Transformación, y de paso convertirse en precandidatos oficiales a la gubernatura, firmaron un pacto de civilidad y establecieron el compromiso de no polemizar ni agredirse verbalmente, esta semana se produjo el primer altercado en la carrera.

La intensificación de los rumores sobre la decisión de género para Guanajuato, en el sentido de que se otorgará la candidatura a una mujer, puso nervioso al aspirante mejor posicionado en las encuestas conocidas públicamente, Ricardo Sheffield Padilla.

El extitular de la Profeco, cercano a Claudia Sheinbaum desde momentos muy tempranos de la carrera y privilegiado con el hecho de haber elegido a su sucesor en la dependencia que dirigió la mayor parte del sexenio, perdió la oportunidad de quedarse callado y descalificó a Antares Vázquez Alatorre, la precandidata que ya en 2018 debió cederle la candidatura al gobierno, cuando era un recién llegado al obradorismo.

“No puede ser que elijan a quien es cuarta en las encuestas”, dijo el expanista a un medio de comunicación, aludiendo a la medición publicada hace una semana por El Universal.

Sin embargo, la mayoría de las encuestas conocidas sitúa a Vázquez Alatorre en el segundo lugar de conocimiento e intención de voto, precisamente detrás de Sheffield, por lo que de elegirse a Guanajuato como una de las entidades destinadas al género femenino, las posibilidades de la senadora parecen superiores a las de la diputada local Alma Alcaraz.

Sin embargo, el tema de fondo es la civilidad a la que se habían comprometido los candidatos y que había sido más o menos respetada en el mes que lleva la carrera. 

Sheffield sabe que, de ser candidato, requerirá de un partido unido y alejado de los sabotajes internos. De no serlo, su aporte como una de las corrientes mejor organizadas del morenismo no puede ser regateado para el objetivo de hacer la mejor campaña posible en el estado más complicado para ese partido.

Al final de la jornada, lo que está en juego no es solamente la posibilidad de desplazar al PAN y lograr la alternancia por primera vez en 33 años, sino la necesidad de darle la mayor cantidad de votos a la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum. 

Incluso, de no ser candidato, Sheffield tiene amplias posibilidades de ir al gabinete federal, lo que ya quisieran cualquiera de los otros 3 contendientes. No ver eso y salir a las batallas callejeras a la menor provocación, solo es evidencia de un exceso de nerviosismo, y este es el peor momento para tenerlo.

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