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DÍAS DE GUARDAR Domingo 21 de abril de 2024

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on abril 21, 2024 at 11:32 am

Arte digital: Emilio Jiménez
  • La campaña de Libia no encuentra el rumbo
  • Debate empresarial: sesgo sin necesidad
  • Celaya: crimen y árbitro electoral alteran elección

1.- Operadores de Libia, emisarios del pasado

La primera candidata mujer a la gubernatura de Guanajuato, Libia Dennise García, ha realizado dos campañas previas en su vida, por diputaciones locales en el municipio de León. Su coordinadora de campaña, Rosario Corona, con experiencia en la burocracia panista, ha conocido muchas campañas de lejos, supervisando desde el comité estatal, pero nunca había tenido la responsabilidad de ninguna.

Jorge Espadas, diputado federal y coordinador de “Segmentos” en el equipo de Libia, conoce de campañas e incluso perdió una como candidato local en 2012, frente al priista Roberto Vallejo, pero también es la primera vez que asume el reto de una campaña estatal.

Esta inexperiencia parece estar pasando factura a la aspirante a gobernadora que pretende renovar la esperanza en el panismo, después de tres décadas de desgaste político, y de plantear como eje central  “un nuevo comienzo”.

Hasta ahora, la campaña le está hablando más a los panistas que a los ciudadanos de Guanajuato, y aunque eso no parece estar poniendo en riesgo el triunfo de Libia García, ese no era el reto de esta cita electoral.

En los últimos años, la oposición al PAN ha crecido en Guanajuato. Morena logró capitalizar la debacle del PRI y ha alcanzado con relativa rapidez los niveles del mejor momento priista, 2012 con la candidatura de Juan Ignacio Torres Landa. Lo llamativo es que lo ha hecho sin figuras carismáticas, con una endeble organización interna y muchas divisiones.

Aún con la suma de sus aliados priistas y perredistas, el PAN se mantiene ligeramente abajo de sus niveles históricos. La marca acusa el desgaste de treinta años de gobierno, de historias de corrupción, de la inseguridad desatada y de un gobierno ausente, como el que está por concluir.

Ahí está el reto de Libia: renovar la confianza de capas amplias de ciudadanos en su partido, volver a ofrecer esperanza y vencer las inercias que han convertido a los gobiernos del PAN en una burocracia plagada de privilegios y sorda a las críticas.

Insisto, aunque las cosas se pusieran más complicadas esta vez que en elecciones anteriores, el PAN y Libia han recibido un bono desde Morena, tanto por la desangelada candidatura de Alma Alcaraz como por su nómina de candidatos a alcaldes y diputados, lo que permite prever que no vaya a subir la votación por encima del registro de la marca partidista.

Sin embargo, en el camino hacia la elección de junio, con todo y lo imprevisto que suele abundar en las campañas, Libia García y el PAN no debieran tener el único objetivo de ganar la elección, sino también el de mandar un mensaje solvente de cambio.

Eso es lo que sigue sin lograrse.

La urgencia de renovar la oferta del panismo gobernante queda clara con el anuncio de los relevos en las áreas de seguridad. Libia y su equipo cercano mostraron en el arranque de la campaña que son conscientes de ese reclamo social y que, además, no atenderlo sería uno de los mayores lastres de su proyecto, incluso elevando el riesgo de un fracaso electoral.

Sin embargo, ese primer anuncio, para cuya concreción habrá que esperar aún seis largos meses, no parece suficiente. Carlos Zamarripa sigue entre nosotros y está más vigente que nunca, puesto que la violencia no amaina, afecta incluso a los partidos y sus candidatos y, además, el fiscal persiste en sus tácticas de ocultar información oficial y filtrar versiones a los medios para terminar de complicar el escenario. 

Ofrecer programas a diestra y siniestra, nuevas secretarías de estado y mantener un discurso en un tono más festivo que autocrítico, tampoco ayuda. Libia García, como Claudia Sheinbaum, se ve cuestionada a cada declaración que da, sobre por qué sus propuestas no se pusieron en práctica por un PAN que gobierna hace tres décadas.

Cuando la candidata ofrece que su visión “es diferente”, no explica por qué hacen campaña junto a ella los ex gobernadores Miguel Márquez y Juan Carlos Romero; además de que Juan Manuel Oliva participa en las redes de promoción del voto del PAN.

Por si algo faltara, la coordinadora de la campaña, Rosario Corona, está muy activa en los medios, cuando debería estar supervisando el trabajo interno, ocupando espacios que deberían ser de una candidata que necesita todavía posicionar su nombre.

Corona hace equipo político con el descafeinado procurador de los derechos humanos, Vicente Esqueda: son esposos y constituyen un verdadero matrimonio de poder.

Ellos dos, junto con Espadas, constituyeron el corazón del cuarto de guerra de Fernando Torres Graciano en el frustrado proyecto de buscar la candidatura en 2018. Los perdedores de hace seis años, que ni siquiera llegaron al final de la carrera, quieren ser los ganadores de 2024, pero probablemente por razones más personales que políticas.

Este grupo ha sido central en la construcción de la candidatura de Libia García Muñoz Ledo, desde la inicial competencia con Alejandra Gutiérrez, donde su presencia equilibró el apoyo de Torres Graciano a la precampaña de la alcaldesa de León.

Esqueda ni siquiera respetó el prurito de que su cargo, por razones éticas, le inhibe de hacer proselitismo partidista. Apareció alegremente en parrilladas y reuniones con la precandidata.

Hoy el “Ombudsperson” panista no está visible en la campaña, ya sería el colmo, pero no puede obviarse la forma en que disminuyó la presencia de la Procuraduría de Derechos Humanos y dejó la cancha libre a Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca, precisamente los funcionarios de los que Libia consideró imprescindible deslindarse desde su primer día de campaña.

¿Está en las prioridades de esta tríada política, en caso de ganar el PAN nuevamente, una renovación radical del funcionamiento del gobierno estatal, tal y como es la prioridad de Libia Dennise García? ¿O simplemente sus intenciones son las de llegar al poder para disfrutar de las mieles que les fueron negadas en 2018 por el dedazo de Miguel Márquez en favor de Diego Sinhue Rodríguez?

¿Veremos a Esqueda reaparecer en una posición del Poder Ejecutivo o, quizá, en una magistratura del Poder Judicial? No es remoto, ya anunció que no le interesa seguir como procurador de derechos humanos, lo que desde luego se nota a leguas, y donde sólo le ha interesado la nómina personal y la de sus allegados panistas.

Así, la candidata y sus operadores de campaña parecen ir en sentido contrario: ella quiere reconstruir un PAN que retome su vocación democrática, que atienda rezagos acumulados, que recupere vocación social y que sea eficiente para enfrentar la inseguridad que tiene una década de crecimiento incesante. Ellos, quizá, solo quieren recuperar los seis años perdidos en su beneficio personal.

A lo mejor es por eso que la campaña permanece estancada.

2.- Empresarios a modo, debate cargado

Fatalmente, los dirigentes de las principales cámaras empresariales de León, algunas de ellas con carácter estatal, terminaron ratificando el pretexto que había usado la candidata morenista, Alma Alcaraz, para justificar su inasistencia a un debate que ya había pactado.

Obvios como párvulos, los diseñadores del “debate” que coordinó la Coparmex, no se aguantaron de hacerle algunos pequeños favores a la candidata panista Libia García y otras cuantas maldades a la candidata de Movimiento Ciudadano, Yulma Rocha.

Le recordaron a Yulma su renuncia a una diputación para ser ocupada por un varón, en 2009, pero no se atrevieron a recordarle a Libia su papel en la designación de Zamarripa como fiscal autónomo por 9 años.

Le preguntaron a Yulma si emplearía a priistas, cuando quien posiblemente lo hará será Libia, que los lleva en su coalición y contará con sus votos.

A la ausente Alma le tenían preparado el tema del Zapotillo, sin entender que esa solución al problema del agua está muerta y enterrada, no por la Cuarta Transformación, sino sobre todo por el pueblo de Jalisco, el cual no cambiará en esta ni en próximas elecciones. 

Los empresarios, capitaneados por Héctor Rodríguez de Coparmex y Roberto Novoa del Consejo Coordinador Empresarial,  no mostraron solo parcialidad, quizá lo más grave es que exhibieron mediocridad. En medio de un clima polarizado en el país, cuando todo mundo renuncia a la objetividad y la mesura para envolverse en banderas partidistas, hicieron lo propio.

¿Será que quieren quedar bien con Libia pero mal con Sheinbaum? ¿Creerán  en las encuestas locales pero no en las nacionales?

No parece que hayan aportado mucha credibilidad, pero la poca que conservan decidieron ponerla en un solo lado de la contienda. Parece una apuesta no solo miope, también suicida.

3.- Morena sin candidato en Celaya

La consigna del crimen organizado para alterar la elección de Celaya acabó de cobrar forma con la decisión del Instituto Electoral de Guanajuato de no moverse un milímetro de su marco legal y negarle a Morena el registro del candidato sustituto de la asesinada Gisela Gaytán.

Con un formalismo extremo, que no contempló la causa extraordinaria por la cual se dio la necesidad de proponer un nuevo candidato en Celaya, cuatro consejeros del IEEG impusieron su mayoría para rechazar la candidatura de Juan Miguel Ramírez Sánchez, bajo el argumento de que un hombre no puede relevar a una mujer en una candidatura.

Morena argumenta que ninguna mujer quiere ser candidata en Celaya, por temor, tras el asesinato ocurrido en el primer día de campaña de la candidata morenista. Tres consejeros del IEEG fueron sensibles a la argumentación y señalaron que la paridad de género de las propuestas de Morena a nivel estatal no se veía alterada.

El tema no prosperó ahí y será materia de litigio, pero por lo pronto le quita tiempo de campaña a este partido en la que quizá es la plaza con peor percepción política del alcalde que pretende reelegirse.

Al final del día, parece que el crimen, atribuido en presunciones filtradas por la Fiscalía del Estado al cártel Santa Rosa de Lima, está imponiendo condiciones y alterando la contienda municipal en Celaya, ahora también con la ayuda de la insensibilidad de 4 consejeros del IEEG.

¿Será que esta es la única forma de que el PAN mantenga Celaya? Esa podría ser otra línea de investigación para la fiscalía.

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