La elección leonesa está mostrando una cara por demás complicada para los dos frentes partidistas que se la disputan. La franquicia panista, esta vez coaligada con el Panal, enfrentará la contienda más competida de la historia.
Diversas encuestan muestran que puede apretarse más que aquella mítica vez en que Arturo Villegas quedó apenas a cinco mil votos de Luis Quiroz, en 1994.
Al PAN no le ayuda su largo desgaste en el poder. Tampoco le ayuda su candidato, Miguel Salim, precedido de imputaciones en los cargos que ha ejercido que han salido a la luz en la misma campaña. Lo lastra la pérdida acelerada de prestigio de Juan Manuel Oliva y, finalmente pero no al último, tampoco abona mucho la desastrada administración del alcalde Ricardo Sheffield.
Sin embargo, la caída del PAN no ha sido seguida de un crecimiento del PRI.
La candidata Bárbara Botello se mantiene prácticamente igual desde que inició la campaña: en un empate virtual que no se modifica en sentido alguno. La desdibujan su falta de propuesta; su rijosidad que contradice su slogan de campaña, “la tranquilidad”; y, tampoco como asunto menor, el choque de estilos y voluntades entre sus aliados del Verde y sus propios operadores, uno de cuyos mayores conflictos es el reparto de puestos de la futura administración.
El debate nada modificó y así lo reflejaron los medios al dia siguiente; Botello fue incapaz de dañar a Salim y este, enconchado, salió bien librado. Habrá una segunda oportunidad, pero se ve claro que el mano a mano no es el fuerte de la priista.
La incertidumbre persistirá hasta el último momento y serán los ejércitos de tierrra los que definan el tenso encuentro. Se sabe de la fortaleza de los panistas en ese terreno, pero también se habla de ejercitos de enviados de Peña Nieto que invadirán León ese día, por lo menos eso quieren creer los priistas.
Llama la atención, en todo caso, que con menores recursos y escasos apoyos, candidatos con mucho menos glamour como el celayense José Luis González Uribe y el irapuatense Jesús Félix Servín estén entregando mucho mejores cuentas que la fotogénica Botello.