No hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue. El PRI, a diferencia del PAN que procesa una elección abierta a sus militantes y simpatizantes, explora en estos días sus acuerdos internos para destapar, a la vieja usanza, a su candidato a la gubernatura.
La que inició ayer será una semana de intensas consultas entre los factores de decisión, todos ellos en la ciudad de México, y cada uno de los aspirantes, los reales por supuesto.
Son muchos los indicios que dejan sólo a cuatro aspirantes a tomar en serio, una mujer y tres hombres: Bárbara Botello, Francisco Arroyo, Miguel Ángel Chico y Juan Ignacio Torres Landa.
Otros indicios dejan claro que Enrique Peña Nieto no tomará parte en las deliberaciones, sino que estas se llevarán a cabo entre sus operadores políticos como Miguel Osorio Chong y Ricardo Aguilar Castillo, en conjunto con la estructura formal del partido, encabezada por Pedro Joaquín Coldwell.
Una primera impresión de la lista final de aspirantes, deja claro que la incorporación de Bárbara Botello parecería tener la finalidad de habilitarla para ocupar la primera fórmula de la senaduría, lo que dejaría reducida la cifra de prospectos a tres.
Uno de ellos, por cierto, Juan Ignacio Torres Landa ha dedicado los días previos a una intensa agenda de cabildeos en la ciudad de México, haciendo la tradicional visita de las siete casas. Uno de sus cicerones en estos trabajos de Hércules ha sido el diputado federal Guillermo Ruiz de Teresa, quien le abrió las puertas de la oficina de Emilio Gamboa, líder del sector popular.
Serán días de intenso nerviosismo, pero si algo debe quedarle claro a cualquier priista es que quien le asegure que “ya hablé con Peña”, de seguro le está mintiendo.
