Bárbara Botello Santibáñez, la aguerrida abogada priista que no ha dejado de hacer política en ningún momento tras su derrota como aspirante a la alcaldía de León, se encuentra enfrentada a un serio dilema en estos días, previos a las decisiones electorales en su partido.
Mientras todas las encuestas, independientes, promovidas por medios de comunicación o vinculadas a algún partido, la muestran como la mejor ubicada para pelear al PAN la presidencia municipal de León, desde el PRI o una alianza, ella sueña con ser candidata al Senado en la primera fórmula o tener un lugar privilegiado en la lista plurinominal a la Cámara de Diputados federal.
Botello Santibáñez parece estar considerando que ya hizo suficientes méritos con la contienda de 2009 y que ahora debe recibir una compensación de su partido, mientras impulsa a otros aspirantes en León que no llegan ni de cerca al posicionamiento que ella tiene.
Sin embargo, las hazañas de hace tres años poco importan frente al reto que tiene el PRI esta vez, donde está en juego, nada más y nada menos, que recuperar la presidencia de la república.
Así, frente a un posicionamiento y recordación de su nombre que alcanza hasta el 50 por ciento en algunas encuestas, frente a un solo dígito del resto de los prospectos, Bárbara Botello se vería demasiado egoísta con su partido y con su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, que tan bien la ubica, si se aferra a la búsqueda de la comodidad política, justo cuando se viene la madre de todas las batallas para el PRI.
To be or not to be: that is the question.