Después de haber andado festinando entre sus más cercanos el ofrecimiento que le hicieron de la delegación estatal de SCT, Ricardo Ortiz Gutiérrez, el ex secretario de Obra Pública en el sexenio de Juan Carlos Romero Hicks, por cierto de negra memoria, se da ahora a la tarea de destejer las promesas que ya había realizado.
Utilizando algunos voceros, el ex funcionario asegura que “declinó la invitación por no estar interesado”.
No piensan lo mismo algunos funcionarios del centro SCT de Guanajuato, quienes vieron hace algunas semanas como llegaban personeros de Ortiz Gutiérrez para conocer el despacho, indagar sobre el personal, el mobiliario y el número de vehículos a disposición del titular de la dependencia.
Hasta hace algunos días, el irapuatense se manejaba ya como el nuevo responsable de la obra pública federal en Guanajuato, de lo que tambien son testigos varios constructores, unos que festinaban su llegada y otros que la temían como a la peste, recordando su paso por la Secretaría de Obra Pública del Estado.
Ricardo Ortiz asegura que está “dedicado a su constructora”, la que por cierto acabó con su sequía de contratos gracias al alcalde irapuatense Jorge Estrada Palero, quien después se arrepintió de haberle entregado la remodelación de la calle Guerrero, que lo malquistó con el sector comercio de la ciudad, por el deficiente plan de la obra y su peor realización.
Lo cierto, dicen los que saben, es que Ortiz no llegó por dos factores: el más importante, que no acreditó los exámenes que se le practicaron en las oficinas centrales de la SCT; el otro, no menos relevante pero que ni siquiera llegó a operar, la animadversión que le tiene el grupo del gobernador Juan Manuel Oliva, por la muy identificable vinculación entre el frustrado prospecto de funcionario federal y el aspirante a la candidatura estatal, José Ángel Córdova.
Así que, será para la próxima.
