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Guanajuato está de moda: gabinetología y viajes pontificios

In Análisis Político, sinembargo.mx on marzo 23, 2012 at 2:39 am

 

Dos acontecimientos políticos colocan al estado de Guanajuato en lugar prominente en estos días, sobre todo de cara a la elección federal del próximo julio.

Uno de ellos es la visita, que también se quiere pastoral, de Benedicto XVI a tierras mexicanas y justo a una de las entidades de más acendrado catolicismo, como lo muestra la historia y la propia estadística poblacional; pero, a la vez, una de las principales reservas de votos del gobernante Partido Acción Nacional.

El otro lo es la designación del doctor José Ángel Córdova Villalobos, ex secretario de Salud y contrincante derrotado en la contienda interna del PAN por la gubernatura de Guanajuato, como nuevo Secretario de Educación del país, en sustitución de Alonso Lujambio, alejado de su cargo por razones de salud y postulado como candidato de ese partido al Senado de la República.

En ambos casos, subyace una lógica eminentemente pragmática y electoral: el gobierno panista de Felipe Calderón ha visto mermadas sus posibilidades de entregar el poder a otro panista, en este caso a otra, por la pérdida de credibilidad que su gobierno ha sufrido entre el votante switcher, el elector sin partido que cambia su voto por razones ajenas a la ideología, el cual parece haber migrado hacia el PRI.

En esa medida, la búsqueda de votos del PAN se centra en mantener a su electorado duro y apelar al sentimiento en una capa de población tradicional que parece estar abandonando el barco.

La lógica de estado que acompaña a la visita papal no está demasiado oculta: el catolicismo recuperó la cercanía con un país que le fue refractario a lo largo de todo el siglo XX, gracias a la llegada del PAN a la presidencia de la República. Y aunque el priismo de los últimos años no fue necesariamente un enemigo de la política eclesiástica, ni en lo local ni en lo global, ha sido mejor tener a alguien de casa in charge.

Si de algo sirve la visita papal y las movilizaciones en torno a ella para elevar el crédito de un gobierno erosionado por sus múltiples batallas y su falta de estrategia para enfrentarlas, será bienvenida. Pero además, se utilizará como resonador del acontecimiento a la región central del país, donde se ubican algunos de los más resistentes bastiones del conservadurismo, pero también la estructura política más duradera y eficiente que ha tenido Acción Nacional en estos años.

Por esa misma razón, por la fortaleza del macizo conservador panista en Guanajuato, no fue posible que el presidente Felipe Calderón se empleara a fondo en desbancar a la corriente ultra que domina el PAN de Guanajuato y abrirle camino a José Ángel Córdova en su aspiración a la gubernatura.

Un cisma político en Guanajuato, que podría haberse dado ante una imposición como la ocurrida en Aguascalientes en 2010, significaría un daño mayor para la votación nacional del PAN. Recuérdese tan sólo que en 2006, Guanajuato aportó un millón 155 mil votos de los 15 millones obtenidos por Calderón. Es decir, una entidad que cuenta con el 5 por ciento del padrón logró el 7.7 de los votos que reunió el PAN.

A ello se debió que el amago de Córdova para negociar con el PRI una candidatura ciudadana respaldada por otros partidos, señaladamente el Panal de Elba Esther Gordillo, encendiera focos rojos tanto en Los Pinos como en las oficinas de Josefina Vázquez Mota, espacios desde donde se logró controlar la amenaza de incendio, al precio que hoy ya sabemos.

La cercanía de Córdova con la dirigente magisterial se produjo a raíz de que ambos personajes confluyeron en algunas decisiones del ISSSTE, a principios del sexenio calderonista. Aunque la dirección del instituto fue otorgada a Miguel Ángel Yunes, a la postre distanciado de la maestra Gordillo, el área médica quedó bajo el cuidado del secretario de Salud, quien colocó allí a su paisano Carlos Tena Tamayo, ex comisionado Nacional de Arbitraje Médico en el gobierno de Vicente Fox y actual titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones.

No resultaría una sorpresa, entonces, que en la decisión de regresar a Córdova al gabinete federal, ahora en la importante cartera de Educación, haya pesado la buena comunicación del médico guanajuatense con Gordillo, rehaciéndose sin mayores protocolos la alianza que contribuyo a decidir la elección presidencial de 2006, ahora de cara a 2012, y equilibrando de paso las confrontaciones inocultables entre la lideresa sindical y Josefina Vázquez Mota.

La decisión le quitó al PRI la posibilidad de hacerse con un activo que de mucho le hubiera servido a Enrique Peña Nieto en la tierra baldía que para efectos electorales le significa Guanajuato, pero además le asignó al propio Córdova una utilidad mayor a la que hubiese tenido como candidato en Guanajuato.

Ambos acontecimientos, la inminente visita papal a tierras cristeras y la rehabilitación de Córdova Villalobos no sólo como funcionario sino como un fusible político con un factor de poder real, hablan de que el presidente Calderón no sólo no ha abandonado su activismo preelectoral, sino que lo ha sacado de los esquemas tácticos para llevarlo a la esfera estratégica.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

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