Fueron en su mayoría leoneses, familias que salieron ya entrada la tarde, con curiosidad, con alegría, las que llenaron los camellones de la ciudad y las orillas del bulevar Aeropuerto, para recibir con entusiasmo y saludar fugazmente al Papa Benedicto XVI.
Destacaban aquí y allá los lunares de alumnos de escuelas católicas y públicas bien organizados, con porras pensadas y con un fervor más militante, pero que resultaban notoriamente insuficientes para cubrir los 32 kilómetros del trayecto, como se vio en las primeras horas del día.
León fue fiel a su vocación de ciudad católica, de militancia más bien pasiva pero constante. El ilustre visitante debe estar complacido, la jerarquía eclesiástica local no debe caber en sí de orgullo y, sin duda alguna, el gobierno de Juan Manuel Oliva tiene que estar exultante.
El primer día de la visita papal, con un simple paseo por León a la poco generosa velocidad de cuarenta kilómetros por hora, ya puede considerarse un éxito. Los augurios sobre los dos días restantes no pueden ser mejores.
Y, desde luego, es difícil llamarse a engaño: este viaje pontificio tiene, quizá como ninguno de los que realizó Juan Pablo II, claras finalidades políticas para los anfitriones, principalmente ante la crucial cita electoral del próximo julio.
Hay quien afirma que el efecto del acontecimiento no puede durar tanto. Sin embargo, lo cierto será que los gobiernos de Felipe Calderón y Juan Manuel Oliva, cada uno en su ámbito, entrarán a la veda de declaraciones y presencia pública que conlleva la campaña electoral, enormemente reforzados.
Ese hibernamiento político, en posesión de una capitalización que ninguna otra circunstancia les hubiera dado, puede ayudar a eliminar sus negativos y, por tanto, a evitar dañar a los candidatos de su partido, lo que ya es mucho.
En contrapartida, es poco lo que sus huéspedes le pueden ofrecer a Benedicto XVI: la reforma constitucional para llevar el culto fuera de los recintos religiosos no depende necesariamente del Ejecutivo ni de su partido. Esa será otra negociación y, probablemente, tendrá otros actores.