No duran mucho las palabras, ni siquiera un mes. Miguel Márquez ofreció gobernar en caja de cristal y su primer viaje a los Estados Unidos como mandatario lo hace de forma extraoficial.
Suponemos que el gobernador no fue de vacaciones a Washington, pues lo acompañan funcionarios del gobierno y su familia permanece en Guanajuato. Entonces, ¿porqué no hacerlo oficial? ¿Será que nos tiene reservada alguna sorpresa?
Una posible explicación es que se tema a la crítica. En primer lugar, está el antecedente de los viajes de Juan Manuel Oliva que, más allá de sus resultados, eran utilizados para escarnecer la vocación itinerante del exmandatario.
Pero, además, el propio Márquez probó en carne propia la crítica por el turismo gubernamental cuando, recién llegado a la Secretaría de Desarrollo Social. se destapó con una excursión a China para conocer las maravillas tecnológicas de las lamparas de leds y su gran ventaja ecológica.
Sea una cosa u otra, lo cierto es que se antoja absolutamente innecesario escamotear la información sobre la primera salida internacional de un mandatario que ha hecho una manda del compromiso con la transparencia.
Puede haber ocasiones en que un político necesite mantener informaciones bajo resguardo por razones estratégicas, pero este no parece ser el caso.
En cambio, lo que si se está propiciando con estos resbalones al terreno de los dobles discursos, es dinamitar el único tema posicionado de la neonata administración guanajuatense.