Más que en las campañas por la gubernatura, donde se puede dar un verdadero voto diferenciado en relación con las campañas presidenciales, que todo lo copan en esta elección, es en la disputa por el gobierno de los municipios.
Guanajuato ya lo ha visto. La capital del estado, en el año 2000, resistió la ola del foxismo rampante y le dió el triunfo a un candidato cobijado por el PRD, no onstante que ese partido se desplomó a un tercer lugar en aquella ocasión. Casualmente, el candidato que logró la hazaña está hoy de nuevo en la palestra, ahora abanderado al Verede Ecologista: Rafael Villagómez Mapes.
Otros municipios, la mayor parte de ellos fuera de corredor industrial, han vivido alternacias entre varias fuerzas políticas, en buena medida gracias al tránsito de candidatos de uno a otro partido, producto de las las disputas internas.
El electorado guanajuatense sabe separar y hacer distinciones en el voto en cascada que suele ser visto como un fenómeno adyacente a las campañas presidenciales, lo que sin duda constituye un signo de madurez en sí mismo.
Esa conciencia debe alentar a quienes disputan el gobierno de sus comunidades para realizar su mejor esfuerzo y no confiarse al derrotero de sus candidatos en el ámbito de la elección federal.
Más y mejores propuestas, contacto directo con los ciudadanos y generación de expectativas, serán los ingredientes de una batalla electoral que puede volverse interesante y que en algo mejoraría el sopor de las campañas por la gubernatura, que a un mes de iniciadas aún no se les ve por dónde puedan convencernos de acudir a las urnas en tropel.