El panista Miguel Márquez abrió el tema del ambicioso proyecto de conectividad terrestre en el corredor industrial de Guanajuato y el debate se ha generalizado entre los candidatos al gobierno del estado: primero Juan Ignacio Torres Landa, el retador priista; y luego los candidatos d ela izquierda dividida: Arnulfo Montes y Ernesto Prieto.
La sociedad no ha sido ajena, a través del sector privado, ni tampoco el gobierno estatal: el tren interurbano es un proyecto demandado.
Sin embargo, hasta ahora las aportaciones resultan dispersas y no aclaran mucho.
Lo primero sería separar los discursos. Una cosa es el deslinde político entre panistas y la crítica a las gestones panistas de parte de la oposición. Ambas cosas, sin duda, se valen y son asunto corriente en las campañas políticas. Allí, que se den con todo.
Otro tema, muy distinto, es la solución a problemas; la continuidad del desarrollo, que lo ha habido; la imaginación frente a retos que plantean las circunstancias locales, nacionales y globales.
En esta última tesitura, los candidatos deben tener claro que la sociedad de este 2012 tiene más información, mayor activismo y una actitud crítica hacia todos los partidos. Si algo ha ocurrido después de 20 años de panismo gobernante, es la igualación de las expectativas ciudadanas sobre los princiales partidos: ninguno es bueno por que sí, ninguno está señalado de antemano.
Y es en ese sentido que se agradecería, pero sobre todo repercutiría en beneficio de ellos mismos, que los candidatos le dedicaran tiempo a plantear temas con seriedad, a construir argumentos y a tomarse la molestia de hacerlos trascender entre el electorado.
La demagogia, la simplonería, la falta de preparación en temas de relevancia, seguramente tendrán su consecuencia en la percepción social sobre quienes aspiran a gobernarnos y, por ende, en el voto. Señores candidatos, más les vale portarse serios.