Urge que el debate sobre la infraestructura que requiere Guanajuato, así como los valores intangibles que deben acompañar a la obra material, se focalice y se abra a los ciudadanos, de lo contrario entre la confusión de las campañas y las aclaraciones del gobierno, todos quedaremos no sólo desinformados, sino también confundidos.
Es lo que ha pasado con el tema del Tren Interurbano de Guanajuato en estos días, una inversión que tiene tras de sí 20 años de tiempo y aportaciones económicas, que abarcan los cuatro gobiernos panistas que ha tenido la entidad, el cual fue puesto sobre la mesa por el candidato de ese mismo partido, Miguel Márquez Márquez, descartándolo como viable en su gobierno.
El candidato panista debe saber de qué habla, pues como secretario de la Gestión Pública durante cuatro años del gobierno de Juan Manuel Oliva, el impulsor más decidido del TRIG y comprador del derecho de vía casi en su totalidad, tuvo acceso a información de primera mano sobre el proyecto, con sus pros y sus contras.
No se sabe si como responsable de la gestión de los recursos públicos durante el olivismo, Márquez tuvo alguna posición crítica con respecto a las decisiones tomadas para acelerar el proyecto del tren interurbano o si, como suele ocurrir en esos casos, se guardó sus desacuerdos sólo para sus adentros.
Sin embargo, el rápido posicionamiento que ha tenido con respecto a uno de los proyectos emblema de la pasada administración da una idea clara de que allí existe una visión divergente.
Naturalmente, la posición fue celebrada con gran celeridad por su principal opositor, el priista Juan Ignacio Torres Landa, quien propuso aprovechar el corredor adquirido para el tren en la realización de una “vía rápida” que conecte el estado como una alternativa a la red carretera convencional.
Más leña se acumuló en el fuego con la intervención del gobernador sustituto del Estado, Héctor López Santillana, otro gran involucrado en el proyecto del tren interurbano y quien , como secretario de Desarrollo Económico, fue el artífice de la recuperación de la concesión de manos privadas para ponerla en manos del gobierno estatal,
El nuevo mandatario puntualizó que el proyecto de movilidad que representa la concesión del tren interurbano se encuentra en estos momentos en estudio en la Unidad de Inversión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, lo que garantiza su continuidad, digan lo que digan los candidatos actualmente en campaña.
En medio de todo este panorama, los que nos quedamos sin saber en realidad cuál es el estado actual del proyecto y cuáles sus posibilidades reales de concretarse, somos los ciudadanos que observamos como un proyecto estratégico para el futuro de Guanajuato, sobre todo si se piensa en la realidad que ya es el clúster automotriz entre el Puerto Interior de Silao y la ciudad de Celaya, se convierte en misil electoral entre candidatos.
No se valdría hacer materia de ataques electorales un tema de la mayor importancia para Guanajuato. En todo caso lo que procede es conocer las ideas de quienes buscan convertirse en el próximo gobernador de la entidad, sobre las modalidades mediante las cuales se podría concretar un proyecto ciertamente oneroso, pero indudablemente transformador.
Tampoco sería una posición seria que el candidato oficial planteara este tema como un simple instrumento de deslinde con su antiguo protector, el ex gobernador Oliva.
Hay otros temas en la agenda que requieren posicionamientos serios: allí está otro proyecto apenas en ciernes, en los terrenos destinados a la fallida refinería: un parque agrotecnológico, Xonostli, en 900 hectáreas de las tierras más fértiles del Bajío; también debe revisarse el monto del costo laboral que implica la explosión de nuevas universidades y centros tecnológicos abiertos en esta administración y que carecen de personal de planta; lo mismo ocurre en los nuevos hospitales construidos en los años recientes.
Allí se encuentran retos reales que deberá enfrentar el próximo gobernador y que le consumirán una buena parte de sus presupuestos en los primeros años de gobierno. Plantear, como se ha hecho hasta ahora nuevos aeropuertos y sueños carreteros o hidráulicos, puede ser un divertimento de los candidatos, pero a la postre resultará irreal.
Un debate serio de los políticos que se encuentran actualmente en campaña, deberá abordar los retos reales que tiene el estado en este momento. La continuidad o la ruptura tienen cómos y porqués, sería bueno saberlos y no sólo bordar en el vacío de las críticas exacerbadas o las rupturas simuladas.
De ser así, esta campaña podría marcar una diferencia entre la simple escenografía de candidatos dándose baños de pueblo y haciendo promesas sin fundamento y una política verdaderamente moderna.
@Arnoldo60