Mauricio Trejo Pureko, empresario de medios electrónicos en San Miguel de Allende ha buscado con denuedo la candidatura a presidente municipal. Ha tenido responsabilidades públicas como el comité de la feria, suficiente para que le emocione el quehacer público.
Sin embargo, justo cuando logra convencer a dos partidos de que lo cobijen, comete la pifia de su vida, por lo menos de la política.
Trejo es un producto típico de la camada de candidatos que ha logrado sacar adelante el PVEM ante el desconocimiento del terreno que ha mostrado el candidato priista Juan Ignacio Torres Landa, quien quería lanzar en el municipio de Allende a su amigo Jaime Fernández Harris, con muy pocas posibilidades de éxito.
Beatriz Manrique sacó la carta de Trejo, probablemente sin haber revisado su página de Facebook donde hasta ayer todavía presumía sus logros como cazador de especies animales en todo el mundo. Y decimos que no la revisó porque incluso aunque ya Trejo hubiese hecho su promesa de portarse bien, lo de menos hubiese sido bajar las fotos delatoras.
Hoy, la inocencia del candidato del PRI y el PVEM ha servido para provocarle un desdoro a este último partido a nivel nacional, no tanto al PRI de quien naturalmente se esperan cualquier clase de atrocidades.
El tema que sigue es cómo repercutirá esta imagen en San Miguel de Allende, ciudad en la que existe una fuerte conciencia ecologista y donde ni el PRI ni el PVEM quedaron particularmente bien, después de haber prohijado al gobierno de Lucy Núñez.
Habrá que recordar, incluso, que los verdes se vieron obligados a expulsar a su regidor, Alonso Tomasini Olvera, tras de que chocó en estado de ebriedad y utilizó su influencia para cambiar el parte de tránsito.
La pregunta es ¿se volverán a equivocar?