El único diagnóstico que se puede extraer del más reciente movimiento priista, el único desde la llegada a la presidencia de José Luis González Uribe hace dos años, el nombramiento del nuevo delegado del comité nacional, es que Guanajuato no existe como parte de la estrategia nacional de ese partido para regresar por la presidencia de la República.
Lo mejor que puede decirse de Francisco Javier Santillán Oseguera, es que se trata de un cuadro regional del PRI de Jalisco, es decir, muy poco. Sus dos diputaciones federales no le dieron ninguna proyección. Su trabajo de asesor del gobernador de Campeche, sólo habla de la típica cobertura de seguridad entre cuates de la política.
Sin un peso específico producto de una historia política reconocida; sin mayores contactos que los de ser un cuadro de tercer nivel en el CEN, como sus amigos Jaime Martínez Tapia o Lorenzo Chávez; con un discurso limitado y más bien pobre, como exhibió en su llegada, el nuevo delegado solo viene a ser otro aportador de incertidumbres a la confusión que viven los priistas de la entidad.
Santillán Oceguera perteneció a la generación de priistas jaliscienses que perdieron el estado frente al PAN. Fue tesorero de Enrique Álvarez del Castillo; diputado local y, dos veces, legislador federal. Por si algo faltara, se adscribe al sector campesino del PRI.
Ese es el perfil que Humberto Moreira (¿o quizás Humberto Lepe?), eligió para intentar relanzar al PRI de Guanajuato. Una primera pregunta emerge: ¿qué visión de Guanajuato puede tener el CEN priista cuando elige a un político de extracción campesina para un estado eminentemente urbano? Misterio total.
Una segunda cuestión, le sigue a la primera: ¿la importancia que representa para Moreira el estado que cuenta con el quinto padrón del país en número de votantes, se puede aquilatar por la personalidad y el currículo de Santillán Oseguera? De ser así, malas noticias para los priistas locales todos, sea que se afilien con Francisco Arroyo, con Gerardo Sánchez o con quién sea.
Por si algo faltara, para impulsar las primeras medidas que quiere tomar, el nuevo delegado ha empezado a usar el nombre del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, como si el nombramiento tuviese esa sanción y cuando falta un largo tramo para formalizar una candidatura presidencial.
Esas extravagancias, a estas alturas del juego, no hacen más que evidenciar un bagaje político muy escuálido del ex diputado jalisciense quien más parece haber buscado esta posición para estar cerca de casa, que por ser el encargado de impulsar un proyecto factible de recuperación.
Habrá que ver cuáles son las primeras decisiones que busca impulsar el delegado Santillán. Pero si empieza a tomar decisiones sin trabajo de consenso, lo más probable es que sólo atice la sorda combustión que ha venido consumiendo al PRI entre brasas que no producen llama ni calor, pero que desperdician todas las reservas de energía que se requerirían para intentar la recuperación del poder perdido hace veinte años.
Botepronto
Lo más preocupante de la decisión tomada por el secretario de Desarrollo Social Sustentable de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, para lanzarse a un ocioso e innecesario viaje a China por invitación de un potencial contratista de ese país, junto con otros dos miembros del gabinete, no es el hecho en sí, sino lo que sugiere.
¿Quién asesora en cuestiones estratégicas al delfín del actual gobierno y, por ello, muy probable candidato a la gubernatura por el PAN en 2012?
¿O, peor aún, es el secretario un funcionario inconsulto que toma decisiones sin rebotarlas con nadie?
¿Cómo es que al siempre cuidadoso servidor público que es el secretario de Finanzas, Gustavo Adolfo González Estrada, lo embarcaron en esta aventura?
¿No repararon ambos, así como el director del Instituto de Ecología, Enrique Kato, que se encontrarían en una situación ambigua en términos legales al aceptar que les pagaran el viaje?
Bueno, parece que si hay estratega cercano de Márquez, pero la mala noticia es que se trata del Gallo, Rafael Barba, compadre del precandidato y uno de sus principales promotores. Lo único que queda es desearles: Bon voyage.
