La vida ha cambiado de forma casi total en Guanajuato. El autocuidado y la creación de rutinas para eludir el riesgo son hoy la realidad cotidiana hasta para ir a comprar botanas a una tienda de conveniencia o medicamentos a una farmacia.
Pero no es lo único: los ataques armados son ya una realidad casi cotidiana en numerosos municipios de la zona sur y centro del estado. Particularmente hay una guerra declarada de grupos delictivos en contra de los agentes policiacos de casi todas las corporaciones.
Solo para la foto. Imagen: gobierno del estado
El milagro económico que vino de la mano de la política de industrialización, la bandera estelar de los gobiernos panistas, no es ya lo que tiene a Guanajuato en las páginas de los medios de comunicación, en cambio las noticias de sangre o los análisis y recuentos sobre la violencia, nos tienen constantemente en el aparador.
Las mujeres se están cansando y no es para menos. El estado no entiende que nada entiende. Instituciones donde se presume de analizar y transformar la realidad, como las universidades, se muestran anquilosadas, reactivas, insensibles.
Foto: Especial.
Desde la política muchas mujeres han dado la lucha por mayores espacios, pero al llegar a las posiciones de poder no han sido sensibles a las muchas desigualdades que históricamente afectan al género femenino.
Las mujeres en la academia se molestan cuando se les recuerda que lo que enseñan en sus cátedras no tiene nada que ver con la omisión de las instituciones a las que pertenecen.
Luis Felipe Guerrero Agripino está entrenado para darle la razón a sus interlocutores, máxime si está en el ojo del huracán. Así lo hizo de forma sistemática en su comparecencia ante las legisladoras de la Comisión de Equidad de Género que lo citaron para revisar los casos de acoso y hostigamiento en la Universidad de Guanajuato.
Al escuchar al
rector general surgía la impresión de que tiene un profundo compromiso con el
combate y hasta la erradicación de las conductas de acoso y agresión sexual y
que su mayor problema es la inercia burocrática de la UG y su gran tamaño, sus
70 unidades académicas.
Del dicho al hecho… Foto: Congreso del Estado
Es decir, el
poderoso rector general que se presenta a la reelección sin opositores, que
domina todos los espacios burocráticos y deliberativos de la institución, llámense
cuerpos académicos, consejos de campus y el consejo general, no ha logrado
mover al “elefante reumático” para que se rechacen de tajo las conductas de
agresión cobijadas institucionalmente.
La Universidad de Guanajuato es una institución morigerada y altamente predecible. Su autonomía solo la convirtió en el reducto de un grupo político cuyo eje aglutinador ha sido Juan Carlos Romero Hicks, el mismo que como rector negoció y obtuvo la autonomía a fines del siglo pasado, solo para de ahí convertirse en candidato del PAN a la gubernatura.
Así desde los
tres rectorados iniciales como pista de despegue, Romero no ha abandonado las nóminas
gubernamentales: gobernador, director de CONACYT, senador de la República y
diputado federal. Su presencia en esos puestos lo ha dotado del suficiente
poder para seguir influyendo en la Universidad de la que surgió como político.
El diario estatal Correo censura una historia sobre el caso de abuso sufrido por universitaria a manos del asesor más cercano a Guerrero Agripino.
Un mes sí y otro también, la columna editorial del periódico Correo le dedica de dos a tres menciones al rector general de la Universidad de Guanajuato, Luis Felipe Guerrero Agripino, siempre en un tono ditirámbico, colocándolo como uno de los funcionarios públicos más excelsos de la comarca. Lee el resto de esta entrada »
El caso Kala sigue mostrando la enorme falta de compromiso de la UG con los derechos de las mujeres que llenan sus aulas e instalaciones.
La declaración del rector general de la Universidad de Guanajuato sobre la solución institucional del caso de la agresión de Julio César Kala a su becaria, Isabel Puente, parece definir de cuerpo entero la nula disposición de la institución a afrontar el fenómeno de la violencia de género en su seno. Lee el resto de esta entrada »
Impunidad y revictimización institucional en el caso de Isabel Puente Gallegos, la becaria de Julio César Kala.
En agosto de 2015, hace apenas dos años y medio, el concepto de acoso sexual contra mujeres por parte de sus superiores o sus iguales en el trabajo era algo que solo se mencionaba en voz baja. Lee el resto de esta entrada »
Es alarmante la ausencia de protocolos para atender la violencia de género en espacios institucionales, pero más aún que donde existen se apliquen de forma laxa.
Los casos de violencia de género nos asaltan todos los días, las mujeres se empoderan unas a otras cuando denuncian; pero, en contrapartida, la complicidad masculina se acentúa. Las evidencias dejan claro que hace falta una verdadera reeducación de la sociedad desde las políticas públicas, no hay de otra. Lee el resto de esta entrada »