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COVID-19: no hay lugar para la opacidad

In Análisis Político, POPLab on junio 8, 2020 at 4:00 am

Desde diversas vocerías del gobierno del estado, hay una por dependencia, se ha empezado a negar la información sobre posibles brotes de COVID-19 en oficinas gubernamentales, argumentando la “estigmatización” que padecen quienes laboran en dichas dependencias.

Foto: Secretaría de Salud de Guanajuato

A diferencia de esa política, que a menudo lo que busca esconder es la existencia de condiciones que permitieron la propagación del virus, este fin de semana el club de futbol León informó con toda transparencia de la detección de la enfermedad en dos de sus integrantes, un jugador y un miembro del cuerpo técnico.

¿Porqué es importante saber si ocurre la detección de casos de COVID-19 en un centro de trabajo, sea oficial o privado?

En primer lugar porque se trata de un tema que no puede ser ocultado a los que laboran allí, quienes tienen todo el derecho de exigir medidas de seguridad, de solicitar permisos laborales si es que padecen morbilidades que los ponen en riesgo y de recibir pruebas si han estado en contacto con los casos positivos, incluso a distancia si se trata de recintos cerrados.

En segundo lugar porque deben saberlo quienes acuden a esos lugares a realizar trámites, entregar productos o recibir servicios, para extremar las medidas de prevención o incluso elegir la opción de no asistir. No de otra forma puede romperse la cadena de contagio, ahora que se ha decidido ir a una reactivación que solo es ordenada en el papel, pero que deja mucho que desear en la práctica.

Todo el mundo ha alabado las medidas de control y seguimiento que han permitido a países como Corea del Sur, Japón o Singapur, enfrentar la pandemia con costos relativamente bajos en pérdida de vidas humanas y con un rápido control de la curva infecciosa. Pues bien, el principal insumo de esas historias es la información, transparente y socializada, sobre los casos positivos, el seguimiento de los contactos y la realización de pruebas.

Cuando se habla aquí y allá de aumentar las pruebas no se trata de escopetazos abiertos para rastrear sin ton ni son, sino de tiros de precisión dirigidos a aquellos lugares donde ya se ha identificado la presencia del virus, mediante la aplicación de exámenes en círculos concéntricos al lugar del brote.

Hoy, en Guanajuato, la información se esconde tras el parapeto del “respeto a los datos personales” y evitar el estigma social, lo que se ha vuelto una manera muy cómoda ocultar negligencias oficiales y falta de previsión.

Ahí está el caso de TV 4, donde los primeros contagios fueron detectados a mediados del mes de mayo, pero aún así se permitió la realización de un evento oficial televisado, el 25 de ese mismo mes, algo que no era de ninguna manera esencial, pues la información ahí proporcionada podía haber sido difundida, incluso con mayor eficacia,  sin necesidad de una producción televisada especial.

Queda claro que la pandemia en Guanajuato no está siendo enfrentada en sus peligros intrínsecos, con toda la voluntad y la fuerza de la que disponen sus instituciones, sino que está siendo abordada como un tema de imagen, con una administración que piensa en términos de pérdidas y ganancias de capital político y no en costos de vidas humanas.

Ahora, como parte de este circo, se anuncia por parte del gobierno de Diego Sinhue Rodríguez la adquisición de 20 mil pruebas rápidas de tipo serológico, las cuales no servirán para diagnosticar enfermos, sino para detectar anticuerpos en personas sanas que hayan padecido COVID-19 y se hayan restablecido.

En medio de un discurso vociferante de propaganda, se pretende hacer creer que Guanajuato va un paso más allá de otras entidades, cuando las cifras empiezan a dejar en claro que la pandemia está por salirse de control por el doble factor de la activa circulación del virus y de la reactivación de la vida laboral.

Lo mismo que pasó con las compras de arcos sanitizantes que no sirven de nada o las páginas de periódico compradas para dar mensajes de unidad que no tienen ningún sentido en una emergencia médica.

El círculo de infección que se vive en la conurbación sur de León, con Silao y Romita como otros puntos preocupantes, complica el regreso al trabajo de una de las más importantes zonas fabriles del estado.

Si la información es una de las herramientas clave para lidiar con esta pandemia, falta mucho por hacer, por ejemplo compartir en datos abiertos las mediciones y los registros de la pandemia, a fin de que expertos independientes también puedan analizar el comportamiento del virus en Guanajuato, sin pretextos ni cortinas de humo.

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