Cada vez que hay un fuerte escándalo público con un tema de corrupción que involucra a políticos de alto nivel, la solución que se les ocurre a quienes sobreviven al terremoto es impulsar una nueva reforma anticorrupción.


La guerra entre el gobierno federal y el del estado se ha vuelto encarnizada, ya no disimulan. El comedimiento entre AMLO y Diego Sinhue solo es diplomático y superficial. Debajo de ellos, sus subordinados se tiran a matar.
Mauricio Hernández no aparece mucho en la palestra pública, pero su tarea es formar un ejército que tiene todos los visos de ser más electoral que de atención a los rezagos en la entidad.
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La entrevista de hoy en la videocolumna es con la diputada panista Libia Denisse García, para hablar de las iniciativas de ley sobre atención a víctimas y erradicación de la tortura, además, pasaré un audio con una entrevista del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que contradice lo que se ha dicho en Guanajuato sobre el reparto del agua del Zapotillo.
El veterinario Gerardo Morales Moncada, Secretario de Desarrollo Social y Humano del gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, aparece muy poco en las noticias, no obstante que maneja uno de los presupuestos más importantes para impactar directo en la población: mil cuatrocientos millones de pesos de los que la mayor parte va a programas sociales.
Sin embargo, el pasado 3 de agosto, el funcionario que operó como relevo de su hoy jefe cuando este se separo para buscar la candidatura del PAN a la gubernatura, logró importantes espacios en los medios y en las redes sociales, al anunciar su afiliación a ese partido político del que se dijo “simpatizante de muchos años”.


Hace diez años ya conocíamos las incursiones del crimen organizado en Guanajuato. Sin embargo, eran solo eso: avances, tanteos. Nadie se imaginaba la existencia de cárteles locales, ni siquiera el asentamiento de los provenientes de otros estados.
La mitología urbana de la época hablaba de Guanajuato como un estado tranquilo porque “aquí vivían las familias” de connotados capos de otras latitudes.
Hace siete años, Miguel Márquez nos vendió a los guanajuatenses la idea de un sofisticado sistema de video vigilancia cuyo costo, exorbitante, parecía justificarse por el servicio que brindaría: establecer un blindaje para preservar la paz y la tranquilidad de un estado que veía como aumentaba su PIB año con año por la llegada de las inversiones extranjeras y el turismo.
