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DÍAS DE GUARDAR Domingo 2 de agosto de 2020

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab, Sin categoría on agosto 2, 2020 at 1:59 pm

* Las oscilaciones políticas de Diego complicarán a Guanajuato

*Finanzas: Salgado Banda incuba tormenta perfecta por insensibilidad

* Normal: Román Cifuentes reivindica al PAN más misógino y machista

Ilustraciones: @PincheEinnar

1.- Tras echar a perder reunión de gobernadores, Sinhue se suma a frente anti-Gatell

Decían los clásicos de la política que existen situaciones en las que es mejor “hacer nada”, antes que precipitarse en errores de juicio, acciones fuera de tono o fallas de oportunidad.

A Diego Sinhue Rodríguez, gobernador de Guanajuato por obra y gracia de Miguel Márquez Márquez, le pasa seguido que se arranca a las primeras de cambio y por eso luego su recurrencia a los arrepentimientos.

Tiene ganas de pelearse con Andrés Manuel López Obrador, pero son tantas las dependencias que existen entre ambos órdenes de gobierno, que hay muchos flancos donde le pueden apretar las tuercas, que termina desistiendo, más pronto que tarde.

Se suma a frentes de gobernadores que están en la recta final de sus mandatos y ya no tienen mucho que perder, cuando él apenas va cerrando su segundo año de gobierno y puede quedar gravemetne embarcado en confrontaciones para las que no tienen plan de largo alcance.

Ciertamente, el gobierno federal está inmerso en una grave crisis producto de decisiones propias y de la coyuntura inesperada que conformaron la pandemia y sus consecuencias económicas, pero cuando la quiebra arrecie lo que estará en entredicho no será un político u otro, sino todos los representantes de una clase dirigente que se muestra cada vez más alejada de las necesidades de los gobernados.

Un político con mando estatal podría estar acumulando capital para el futuro si empezar a atender los problemas de su entorno, en la medida de lo posible, y a mostrar eficacia en los temas a su alcance.

No está pasando en Guanajuato. Fuera de una propaganda grandilocuente y cursi, el gobierno evidencia cotidianamente lo lejos que está de entender la nueva y cambiante circunstancia.

En el tema sanitario, la risa nerviosa del secretario Daniel Díaz Martínez, empieza a mostrar que se está agotando el discurso con el que se sobrellevó la fase más benigna de la pandemia. La estrategia de administrar el registro de contagios y de decesos está explotando conforme se evidencia el fracaso en contener la movilidad y frenar la actividad del virus SARS- CoV-2.

Más allá del disputado semáforo, en realidad Guanajuato nunca ha estado en rojo y ahora menos que nunca, tampoco hay un seguimiento puntual de los contactos de cada caso confirmado y menos aún una adecuada canalización de los enfermos graves a los hospitales.

El bajo nivel de letalidad que presume Diaz Martínez está fuera de toa la realidad y más bien lo que deja apreciar es un monstruoso subregistro de decesos fuera de los hospitales y de personas fallecidas a las que no se les practican exámenes post mortem.

El error básico de todos los políticos de este país fue politizar la pandemia desde el inicio. Mostró su desprecio por la salud de los ciudadanos y su afán de convertir una tragedia humanitaria en un torneo de vanidades políticas. De ello no se escapa Andrés Manuel López Obrador y ninguno de los gobernadores.

Pero en Guanajuato esa terrible complicación no es la única. La alta incidencia de homicidios dolosos y de la violencia asociada, persiste como si nada.

A ello se suma la catástrofe económica para la cual el presumido programa de apoyos no fue más que una cataplasma temporal. La falta de empatía que evidenció la comilona de los gobernadores desató una indignación acumulada que tiene su mayor combustible en la angustia de numerosos sectores económicos, los cuales no están recibiendo respuestas.

Frente al panorama que están viviendo los guanajuatenses, llama la atención la falta de mensajes empáticos de su gobernador, escondido tras unos cuantos funcionarios que no logran transmitir confianza. Pero también resulta digno de análisis el activismo soterrado de Sinhue con otros gobernadores para generar una guerrilla declarativa frente al gobierno federal.

La gran pregunta sería: ¿no resultaría más efectivo gobernar con eficacia, sobriedad y contacto con la población, que armar conspiraciones de círculo rojo y de portadas periodísticas?

O como decía otra clásico: para tener la lengua larga hay que tener la cola corta. Aquí no parece ser el caso.

2.- Salgado Banda incendia la pradera desde la Secretaría de Finanzas

El ejército de irapuatenses con los que llegó al cargo el secretario de finanzas Héctor Salgado Banda, está provocando ya graves conflictos e inconformidades entre el personal de carrera de la institución. Además, su vinculación personal con su padrino Rafael Barba Vargas, está produciendo otros desequilibrios.

En los años de Juan Ignacio Martín Solís, el sexenio pasado, personajes como el sobrino del Gallo Barba, Salvador Aceves Barba, no obstante el capricho de Miguel Márquez de colocarlo al frente de la dirección de carreteras de cuota, se encontraban acotados en cuanto a su operatividad. Aceves Barba gozaba de una buena beca, pero no se entrometía en las actividades de la dependencia.

Con el relevo de Salgado Banda, designado titular de la SFIA por Diego Sinhue Rodríguez Vallejo a quien sus títulos londinenses le hicieron olvidar su cordón umbilical con el Gallo Barba, los infiltrados irapuatenses empezaron a cobrar protagonismo.

Esa influencia se nota hoy en la dirección de Catastro, donde la perito valuadora irapuatense Maricela Margarita Montiel Martínez ejerce un poder inusitado, en una mancuerna con su paisana Rocío Álvarez Jiménez, otra arquitecta y perito que ejerce como cordinadora de valuación cartográfica.

El tándem irapuatense tiene a su cargo la gestión de los convenios con la mayor parte de los municipios del estado para el cobro de los impuestos prediales, donde ya han ocurrido serios roces por el tema de los avalúos catastrales. Los excesos cometidos desde la secretaría de Finanzas originan reclamos y conflictos a los alcaldes, que como están las cosas lo que necesitan es apagar fuegos y no echarles gasolina.

El nulo tacto y la prepotencia de ambas funcionarias ha logrado disminuir la de por sí tensa relación de Salgado Banda con los alcaldes, sobre todo los panistas que lo ven con desconfianza por su crudeza tecnocrática que les puede traer conflictos en las proximas elecciones.

No es lo único delicado. En la dirección de Catastro crecen las versiones que desde esa área se está beneficiando a peritos cercanos a las dos funcionarios e incluso no se descarta que ellas mismas estén activas con sus despachos para maquilar avalúos que se facturan a terceros. La bola de nieve comienza a crecer y las escasas capacidades políticas del nuevo equipo financiero de Sinhue promete una tormenta en un área donde normalmente no suelen ocurrir sobresaltos.

La papa caliente se le viene al subsecretario Edmundo Alain Soto Torres a quien se le podría formar la tormenta perfecta entre el tema del replaqueo en medio de la contingencia y la ira de los alcaldes por el mal manejo de los prediales en convenio. Como si estuviera el horno para bollos.

3.- Román Cifuentes: la ignorancia al frente del partido que gobierna

El actual dirigente estatal del PAN difícilmente hubiera hecho la carrera política que tiene si no fuese por su pertenencia al Yunque, esa cofradía de ultraconservadores que no premian el talento sino la lealtad y la sumisión.

Román Cifuentes aguantó un exilio de seis años durante el gobierno de Miguel Márquez ocupando puestos menores en la Secretaría de Educación y viajando a diario con tal de seguir en nómina, no obstante venir de ser el secretario particular de Juan Manuel Oliva como gobernador y hasta de haber soñado con la posibilidad de ser el interino cuando su jefe pidió licencia.

La sumisión tuvo su recompensa y hoy Cifuentes regresa por sus fueros como dirigente del desvencijado PAN que no tendría muchas posibilidades de éxito si su membresía no se manejara desde las nóminas del estado y de los municipios.

Así, en realidad, el actual dirigente estatal no es otra cosa que un funcionario más del gobernador, que recibe órdenes desde la oficina del jefe de gabinete Juan Carlos Alcántara y que las acata incluso si no está de acuerdo con ellas.

Por ello, sus declaraciones estelares de esta semana, donde pretende minimizar la elevación del número de muertes de mujeres en Guanajuato atribuyéndolas a la manida explicación de que están vinculadas al crimen organizado, no pueden ser tomadas más que como otra expresión de la enorme incomprensión que Diego Sinhue y su círculo tienen de la realidad de Guanajuato.

Ya rechazaron responsabilizarse del incremento de la violencia, ya reprimieron a familiares de víctimas, ya colocaron a un financiero insensible al frente de la comisión de búsqueda de persoans desaparecidas, así que nada extraña que se pretenda criminalizar a las víctimas de feminicidio asociándolas a actividades criminales.

En medio del auge de la lucha del movimiento feminista, cargado de nuevas banderas y reclamos, Cifuentes y los panistas de Guanajuato siguen mostrando el cuño machista del PAN y de su núcleo duro, el Yunque.

Qué poco les duró la simpatía por las feministas que les surgió cuando los colectivos de mujeres pusieron en jaque en marzo pasado al gobierno de López Obrador. Así que al grito de ¡fuera máscaras!, el lerdo fajador que es Roman Cifuentes se lanza al ruedo con toda su misoginia de fuera.

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