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El (no) debate panista

In Análisis Político on enero 12, 2012 at 11:06 pm

Bien portados.

Los precandidatos del PAN decidieron ir a un ejercicio para contrastar sus ideas y propuestas, ante la militancia que deberá elegir de entre ellos al candidato a gobernador el próximo 5 de febrero.

La forma, decidida en una mesa de negociación, fue la de un foro que no admitía interpelaciones entre los participantes, es decir, se acordó que la mecánica sólo fuera expositiva.

Resulta sorprendente saber que dos de los aspirantes que de manera explícita se han quejado de sufrir desventajas en la contienda, no hayan aprovechado la oportunidad para ir más a fondo y buscar un verdadero debate en el que tendrían más para ganar que en el formato escogido.

Tanto José Ángel Córdova Villalobos como Ricardo Torres Origel, que han acusado a Miguel Márquez Márquez de tener las ventajas de ser un candidato oficial, prácticamente un delfín del gobernador Juan Manuel Oliva, aceptaron la propuesta de ir a un foro donde no tendrían ninguna posibilidad de debatir esas y otras circunstancias sobre las que se han inconformado en sus declaraciones públicas.

En ese sentido, desde antes de ocurrir, el foro temática de este miércoles pasado se convirtió en una victoria del precandidato Márquez, en la medida que no le representaría ningún riesgo, algo que constituye una obligación para cualquier puntero de una carrera electoral.

Además, el formato también se convirtió en un logro importante para la Comisión Estatal de Elecciones que preside el salmantino Juan Alcocer Flores, ya que estaba garantizado que el ejercicio de expresión de los aspirantes no representaría ningún riesgo para la imagen del PAN.

Esta visión, de cero riesgos, es la que corresponde a una fuerza política que goza del poder desde hace tiempo y no necesita aventurarse. Cualquier régimen que acumule tiempo se vuelve necesariamente conservador. La innovación, por fuerza, debe provenir del exterior de las corrientes y los partidos hegemónicos.

Pero, además, el PAN está atrapado en el mecanismo de consenso escogido para tomar decisiones en el proceso interno. Resulta lógico pensar que si se radicalizan las posturas de Córdova o de Torres Origel,  Márquez podría decidir no ir al debate, lo que automáticamente lo anularía.

Como también se sigue pensando en el PAN que se cuenta con una ventaja inalcanzable en la elección constitucional, en base a los resultados de las elecciones de años anteriores, se le concede al proceso interno la circunstancia de mayor complejidad y eso exacerba las precauciones, sobre todo de parte de la autoridad partidista.

Todos estos antecedentes condujeron de forma inflexible a lo que se vio el pasado miércoles a través de Internet: un desfile de exposiciones donde los aspectos a contrastar resultan demasiado sutiles cuando no inexistentes, sólo con algunos destellos de contundencia y casi ninguna autocrítica al largo ejercicio de poder panista en el estado.

Por ejemplo, aunque el doctor Córdova manifestó un compromiso con la transparencia, no fue enfático en subrayar que lo hace porque cree que en el actual régimen no la hay; Torres Origel quiere impulsar la educación y el empleo, pero reconoce que en el actual gobierno esos rubros han avanzado; Márquez ofrece honestidad, peor no hace tampoco referencia alguna a lo que ha detonado esa bandera.

Hay más contradicciones: la realidad social y económica del estado amerita planteamientos fuertes para avanzar en contra de la pobreza, de la falta de oportunidades de trabajo, de la ineficiencia educativa y de la infiltración del crimen organizado en las policías, un panorama por cierto nada distinto al que padecen otras entidades del país.

Sin embargo, ninguno de los precandidatos se hace cargo de que es el partido al que quieren representar el que ha gobernado por dos décadas en Guanajuato y que si bien no puede ser acusado de todos los rezagos, pues intervienen factores de diverso origen y alcance, si se hace necesaria una profunda revisión de la forma de hacer gobierno del panismo.

Desde luego, los panistas, sus candidatos, pueden seguir navegando en la bandera de la comodidad y del conformismo, como en su momento lo hizo el PRI, hasta que fatalmente el destino los alcance en esta, en la próxima o en cualquier otra elección.

Si algo deja sentir la actual elección primaria de Acción Nacional en Guanajuato, incluyendo sus foros temáticos, sus debates procedimentales y el discurso de sus aspirantes a los diversos cargos de elección, con alguna que otra honrosísima excepción, es sobre todo una gran fatiga de la imaginación y una absoluta ausencia de audacia.

Lo único que les sigue valiendo es que la oposición de la que gozan no canta una tonada muy distinta.

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