* Cuestionamiento a Zamarripa mete en crisis al maximato de Márquez
* El Zapotillo o el afán depredador del modelo empresarial leonés
* En materia de prevención contra el COVID prevalece doble discurso

1.- Márquez, obligado a defender al fiscal ante repliegue de Sinhue

No es ningún secreto, lo saben las cúpulas políticas de Guanajuato y no solo las del PAN. Por primera vez en la época moderna de Guanajuato, un ex gobernador continúa ejerciendo un poder extraconstitucional desmedido, ilegal y profundamente dañino para la vida democrática de la entidad.
El gozne fundamental del poder que ejerce Miguel Márquez Márquez desde su rancho de Purísima del Rincón es el sostenimiento de la estructura de seguridad a la que él empoderó: Carlos Zamarripa como piedra clave de la pirámide de poder en la que se encuentran el secretario de seguridad Alvar Cabeza de Vaca, la mayoría de las policías municipales y cada vez más dependencias como la delegación de la FGR de David Carmona o la Procuraduría de Derechos Humanos de Vicente Esqueda.
Con esa estructura, Miguel Márquez hizo a Diego Sinhue Rodríguez candidato y a la postre gobernador de Guanajuato y lo mantiene atado a un plan político de mayor alcance que estos momentos ya se plantea su siguiente paso: la construcción del próximo heredero del poder a través de la candidatura del PAN para 2024.
Por eso, los misiles discursivos lanzados por Andrés Manuel López Obrador, centrados en la persona de Carlos Zamarripa, impactan directo la línea de flotación del maximato como el modelo político hacia el cual degeneró el PAN después de tres décadas de ejercicio de un poder cada vez más absoluto.
El nivel de exposición en el que se ha colocado la ineficacia del combate a la inseguridad en Guanajuato, agravada por la larga continuidad de los responsables de esa política pública, ya generó grietas en la relación de subordinación que mantiene Diego Sinhue con Miguel Márquez.
La incipiente crisis se hizo evidente en la decisión política de enviar a Carlos Zamarripa a ejercer su propia defensa en una gira de medios de comunicación esta semana. Todos quienes lo conocen saben de la profunda aversión que el fiscal tiene a la exposición pública, aún en medios controlados, su nerviosismo y tensión cuando es interrogado públicamente.
Si fue a esa gira de medios que debió ser agotadora para sus nervios, eso solo ocurrió porque se decidió desde la cúpula del Poder Ejecutivo y ahí no hubo autonomía que valiera.
Otra señal clara del frío que empieza a imperar en el modelo de maximato guanajuatense se registró por la reaparición del propio Miguel Márquez para salir a la defensa de Zamarripa, exculpándolo de la responsabilidad de la crisis de seguridad. El ex gobernador se expuso y recibió un duro embate de un viejo aliado, el periódico A.M., que, palabras más palabras menos, le dijo que “calladito se ve más bonito”.
No es la primera vez que el ex gobernador acude a meter el hombro ante las críticas a su colaborador, aliado y fuente de su influencia vigente. Ya hace unos meses cuando la petición de cese o renuncia de Zamarripa de parte del presidente de la República ocurrió en privado y en reunión directa con el gobernador Sinhue, Márquez acudió a despejar las dudas que aparecían en la visión de Sinhue sobre el costo-beneficio de la permanencia de su fiscal.
Aquella defensa y la continuidad de Zamarripa al frente de la Fiscalía del Estado, donde no lo defienden sus resultados sino una cadena de complicidades políticas y un proyecto de dominio trasexenal, es lo que tiene hoy a Sinhue contra la pared en la relación con el gobierno federal.
Quizá por eso, ante las nuevas críticas a la deficiente gestión del fiscal, ha sido muy tibia la defensa del gobernador formal y ha debido salir el exgobernador a dar la cara y el propio Zamarripa se ha visto forzado a balbucear explicaciones sobre algo que los hechos no pueden demostrar: que trabaja y da resultados.
Veremos si el empoderamiento, hasta ahora mostrado de forma más bien pasiva, llega a más y Diego Sinhue logra deshacerse, en la recta final de su gobierno, de una influencia absolutamente ilegal que nunca debió aceptar y que podría marcar a su mandato.
Lo sabremos muy facilmente: si Zamarripa sigue, si Cabeza de Vaca sigue y si lo hacen otros personajes como la encubierta secretaria particular, Juana de la Cruz Martínez, el mayor enclave marquista en el corazón mismo del gobierno de su sucesor, entonces quedará claro que Sinhue eligió la intrascendencia.
2.- El Zapotillo y León: fracaso de un modelo depredador del medio ambiente

Desde antes de proyectar el recurrir al agua de Jalisco para mantener un ritmo de crecimiento que no tenía sustentabilidad, el gobierno y las cúpulas empresariales de León, mostraron que no había ninguna disposición a refrenar un modelo cuyos signos de agotamiento eran evidentes.
León no es una zona desértica, todo lo contrario: es un lugar privilegiado dueño de una sierra imponente con una gran biodiversidad, con zonas de recarga de los acuíferos y superficie agrícola de gran fertilidad.
Sin embargo, tanto el tipo de industria húmeda por la que la cuidad apostó y le dio fama y riqueza, como el crecimiento urbano expansivo, lograron agotar al agua superficial y los mantos menos profundos. León debió de ir por agua a los municipios circunvecinos: Silao, Romita, San Francisco del Rincón, Purísima de Bustos.
Era el momento de plantear una nueva estrategia, un crecimiento más ordenado, reuso intensivo del agua, control estricto de la contaminación industrial. No fue así, a la fecha persisten los problemas de la ausencia de previsión y de planeación.
El Sistema de Agua Potable de León presume ser de los más eficientes del país, pero ello ocurre solo en términos económicos, es decir, venden bien el agua que hasta ahora les ha costado poco. Sin embargo, su eficiencia no llegaba a la previsión del futuro.
Las administraciones empresariales de Sapal de años pasados y actuales, parecían creer que la reserva de agua era infinita, que si se acababa la de León podían ir por ella a otros lugares, más cerca o más lejos. Era un error que hoy resulta evidente.
Esa situación ha llegado a su límite: la resistencia a desaparecer de los poblados jaliscienses de Acasico, Palmarejo y Temacapulín, en el municipio de Cañadas de Obregón, logró vencer en el terreno jurídico y político a la soberbia de políticos y empresarios leoneses que veían con desdén esa inconformidad legítima frente a sus desmedidos intereses.
Eso quedó en claro ayer, por si algo faltara, en la visita de Andrés Manuel López Obrador a la presa de El Zapotillo.
No podrá venir a León el agua del Zapotillo, pero eso no significa que el futuro de la ciudad se vea afectado, sino que establece como prioridad la reformulación de un plan hídrico que contemple el reuso del agua, la sustentabilidad, la racionalidad en una palabra, algo que debió empezar hace tiempo con una mentalidad menos depredadora.
Para empezar, urge que la visión que prevalece en Sapal ya no sea exclusivamente la de los intereses empresariales menos proclives a la sustentabilidad: curtidores, desarrolladores inmobiliarios y constructores de infraestructura. Esos sectores deben estar ahí, pero acompañados y mediados por otras visiones: la ciudadana, la científica, la medioambiental.
Desde diversos escenarios, surge hoy la evidencia de que el modelo de desarrollo debe modificarse radicalmente, modificando la lógica de acumulación de ganancias económicas para privilegiar el bienestar colectivo.
Ya no es una utopía, es una absoluta necesidad.
3.- La realidad alcanzó a Daniel Díaz y su estrategia de diferimiento

Por más que se ha empeñado en dosificar el incremento de contagios, estrangulando las cifras que se dan a conocer públicamente cada día, el secretario de salud Daniel Díaz Martínez, lucha contra un imposible: el aumento de casos activos de Covid-19 se intensifica por una razón muy simple: la laxitud de las medidas de prevención derivadas de su propia política de ocultamiento de datos.
Ya pasó con la fracasa Feria de Verano en León, que no sirvió mucho para reactivar la economía, pero sí para acelerar la circulación del virus y de sus nuevas variantes. Pasará igual con un evento tan descabellado como el Rally automovilísitico que se realizará este fin de semana en los municipios de Guanajuato, Silao y León.
Todo ello ocurre en vísperas del regreso a clases y por la intención de dar una apariencia de una normalidad de la que estamos muy lejos.
Queda clara ya la existencia de un doble discurso de las autoridades del estado de Guanajuato, donde se pondera por una parte el cuidado y las medidas preventivas, pero por otra parte se promueven actividades donde resulta imposible ese cuidado.
Guanajuato regresa a las cifras de centenares de casos diarios y en crecimiento, urge un mensaje claro de las autoridades y no la confusión de acciones que chocan con el discurso formal y que dejan el cuidado en el terreno de la responsabilidad personal sin ningún tipo de supervisión.
Veremos como repercute en las próximas semanas esta inexplicable actitud de pasmo o, quizá peor, de abandono de la responsabilidad de guiar las acciones colectivas.