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La pugna en Finanzas

In Botepronto on septiembre 2, 2013 at 3:26 am

Cada día se hace más evidente la falta de alineación interna que padece la Secretaria de Finanzas, Inversión y Administración del gobierno estatal, situación que ha provocado serias afectaciones en el resto del gobierno estatal.

Juan Ignacio Martín Solís, titular del área, llega a allí impulsado en buena medida por el ex gobernador Carlos Medina Plascencia, quien durante la campaña electoral le ofreció a Miguel Márquez la posibilidad de marcar un deslinde con Juan Manuel Oliva, cuya sombra pesaba demasiado en la historia personal del aspirante panista a la gubernatura.

Sin embargo, Márquez, quien a diferencia de la imagen bonachona que gusta de aparentar, cada vez se muestra más como un político desconfiado y calculador, aceptó la idea de Martín Solís como tesorero, pero lo rodeó de dos subsecretarios pertenecientes a otros equipos.

Uno de ellos, el de Finanzas,  es Gilberto Enríquez, ex secretario de la Gestión Pública y antes de ello, subsecretario de la misma con Miguel Márquez y Luis Ernesto Ayala. El otro, el de Administración, es José Manuel Casanueva, quien ocupó el mismo cargo con Gustavo Adolfo González Estrada, en el gobierno de Juan Manuel Oliva.

En el arranque de la administración, Martín Solís prácticamente no contó con la presencia de Gilberto Enríquez, aquejado por un delicado problema de salud que exigía un tratamiento continuo, La circunstancia fue aprovechado por el secretario de finanzas para crear un cargo paralelo, el de Coordinador Hacendario, donde colocó a Carlos Martínez Bravo, que en la práctica funcionó como otro subsecretario.

Sin embargo, el equipo de Martín Solís rápidamente cayó en los típicos vicios de la burocracia, el favoritismo y el nepotismo, lo que le restó puntos frente al gobernador Márquez. El poder otorgado a Martínez Bravo fue utilizado por este para colocar a su esposa, Luz María Córdoba Franco, quien había sido despedida en la Secretaría de Salud, como asesora del propio Secretario de Finanzas, algo que hubiera sido complicado para cualquier otro funcionario que no gozara de las complacencias de Martín Solís.

Se sabe además, en los vericuetos de la burocracia, que la pretensión original de Martínez Bravo era la de colocar a su cónyuge como directora de recursos materiales y servicios generales, el área dependiente del otro subsecretario ajeno al equipo, Casanueva, en un plan que fue vetado por la propia oficina del gobernador.

Allí se puso en evidencia, empero, la ambición del equipo cercano al secretario de Finanzas de controlar al máximo las dos áreas relevantes de la dependencia, en una actitud que no se le conocía a Juan Ignacio Martín, quien a lo largo de su carrera ha sido más bien un técnico, alejado de la intriga política.

Y en la vejez, viruelas, pues hoy el secretario se encuentra convertido en todo un campeón de la intriga, a grado tal que tiene ya a José Manuel Casanueva totalmente arrinconado, aprovechando los desórdenes que han brincado en el área, como ocurrió con la compra de los megáfonos lo que ha destapado desfalcos del área de adquisiciones del gobierno que podrían llegar a varias decenas de millones de pesos.

El candidato de Martín Solís y de Martínez Bravo para hacerse cargo de la dirección de recursos materiales y servicios generales, de la que depende el área de adquisiciones, ya se encuentra en el área, se trata de Alberto García Coria, quien ya se desempeñó como colaborador del actual secretario cuando ocupó ese cargo por primera vez, a mediados de la década de los noventas, del siglo pasado.

El problema que se vislumbra en el horizonte no es sencillo. Los recursos se han recortado por la caída de la recaudación federal. La burocracia estatal ha crecido y por más que la intentan reducir no avanzan mucho. El gobierno tiene hoy mayores responsabilidades en áreas como la seguridad, la salud y la educación, que Martín Solís no entiende pues el conoció una administración considerablemente más reducida.

Si a eso se agrega la falta de comunicación interna y el mal clima laboral que están propiciando los favoritos del secretario, como la pareja que forman Martínez Bravo y Luz María Córdoba, a los problemas objetivos del momento se agregan cuestiones subjetivas que en nada ayudan a que Miguel Márquez logré superar las dificultades del momento presente con solvencia.

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