Las listas plurinominales del PAN están levantando profundas inconformidades en estados como Chihuahua, Nuevo León y Veracruz. Se objeta la manipulación de los votantes y la promoción de políticos cuestionados por parte de la dirigencia de Gustavo Madero.
El caso más conspicuo es el del alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal, involucrado en la corrupción que ha permitido la proliferación de casinos en el país. La rebelión ya propició impugnaciones presentadas en cinco estados, cifra que podría duplicarse en los próximos días.
Extrañamente, en Guanajuato no existe esta inquietud no obstante que la entidad perdió una posición dentro de la lista plurinominal del Senado y que el candidato a la diputación federal, Luis Alberto Villarreal, también se encuentra relacionado con el tema de los casinos a través de su hermano Ricardo Villarreal, quien también es candidato a la misma Cámara.
Probablemente los panistas guanajuatenses no se encuentren soliviantados por el hecho de que el grupo hegemónico copó la mayor parte de las posiciones en disputas en las pasadas elecciones internas, por lo que no tendría sentido objetar la diputación del senador saliente después de las derrotas que sufrió el grupo disidente al que dice pertenecer.
Sin embargo, el tema de fondo es otro: el PAN está viendo ocupadas sus propuestas de candidatos por personajes que han quedado en evidencia como políticos faltos de ética, cuando no abiertamente corruptos. En ese sentido, la rebelión panista podría esconder una purga interna cuyo objetivo sería eliminar puntos débiles para la candidata presidencial que tendrá uno de sus ejes de estrategia en la denuncia del patrimonialismo y la corrupción priista, pasada y presente.
No otra cosa hizo el PRI cuando colegiadamente determinó eliminar al exgobernador de Coahuila y exdirigente nacional, Humberto Moreira, de sus listas de candidatos.
En Guanajuato, a diferencia del escenario en esos 10 estados, la inconformidad y la rebelión de cuadros panistas podría venir por otra vertiente: la de aquellos candidatos varones ganadores en contiendas internas que se verán obligados a ceder su lugar a mujeres para cumplir con los ordenamientos de equidad de género.
Véase la paradoja: entre los panistas de Guanajuato la corrupción y el desprestigio de algunos de sus candidatos a cargos de elección popular no recibirá ninguna objeción de parte de la militancia de ese partido; en cambio, los recursos legales y la indignación vendrán por el lado de la resistencia a cumplir normas de avanzada, como lo son las que impulsan la igualdad de oportunidades entre los sexos.
Es decir, al final del día, el estado conservador y ultramontano que tradicionalmente ha sido Guanajuato volverá a mostrar, a tono con los días que corren, la cruz de su parroquia.