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DÍAS DE GUARDAR Domingo 27 de agosto de 2023

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on agosto 27, 2023 at 12:47 pm
  • PAN Guanajuato, a contracorriente de la historia
  • Diego Sinhue: una herencia que se cae a pedazos

1.- Nueva legitimidad, preocupación de todos menos del PAN Guanajuato
La constante que está marcando el actual momento político del país es lo que podríamos llamar la búsqueda de la legitimidad o la reconstrucción de la credibilidad perdida.

Morena, el partido que gobierna el país y la mayor parte de los estados de la República, y su líder Andrés Manuel López Obrador, han elegido un alambicado y maratónico proceso para justificar la elección del “continuador de la transformación”, eufemismo para encubrir a su próximo candidato o candidata a la presidencia de la República.

Pese a haber ganado la pasada elección con 30 millones de votos, más del 50 por ciento de los emitidos, porcentaje no logrado por ningún presidente desde el fraudulento proceso de 1988, el líder de la denominada Cuarta Transformación no se atrevió a dar un dedazo fulminante, sino que debió someter su decisión a un proceso de selección que también es de legitimación. 

Lopez Obrador debe saber que su liderazgo carismático, construido en dos décadas de incesante activismo, de terquedad militante, de resiliencia política y de una imagen de honestidad que no ha logrado ser afectada por baterías completas de medios disparando sobre ella, es absolutamente intransferible.

De ahí la necesidad de un proceso de legitimación.

Lo mismo ocurre en la vapuleada oposición política del país, que tras el tsunami de 2018 ha logrado defenderse con una alianza nunca antes vista no solo de tres partidos políticos antagónicos entre sí y con una larga rivalidad, sino también con alianzas explícitas con grupos de empresarios de todo el país y con un movimiento social crítico de Morena, pero también de los partidos al lado de los cuales marcha hoy.

Ha sido la sorpresa de liderazgos emergentes, como Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes, quienes hace apenas pocos meses ni siquiera aparecían en las mediciones hacia 2024, así como la construcción de un proceso que también busca la legitimación y el consenso a lo largo y ancho del país, lo que ha traído de vuelta a la escena electoral a esta oposición variopinta y aún deficientemente amalgamada.

Pues bien, ese escenario nacional, signo de nuevos tiempos y de la resignación de los partidos políticos frente a su creciente desprestigio y su incapacidad para reformularse, está muy distante de lo que ocurre en Guanajuato, donde ni al gobernante PAN ni al resto de las fuerzas políticas, menguantes o en construcción, parece interesarles mucho reconectar con la sociedad.

Aquí estamos frente a la obvia y ostentosa construcción de un dedazo político a golpe de dinero público. Como si fuera 2018, el gobernador Diego Sinhue se ha empeñado en dejar una sucesora contra viento y marea, pasando por encima de su partido, de grupos de interés de diversos sectores y de la lógica política.

Dejando de lado los vientos de reconfiguración de una democracia defectuosa y dañada, el autodenominado “bastión del PAN”, se olvida de la realidad más amplia de la que forma parte para hacer que sólo sus chicharrones truenen, sin importar que el intento de legitimación democrática de la senadora Gálvez a nivel nacional, se vea ensuciada por una imposición impúdica e, incluso, grosera en Guanajuato.

La decisión de Sinhue para someter al PAN corporativizado de la entidad, contrasta con su laxitud en la mayoría de los temas sensibles de Guanajuato: no hay agencia gubernamental para atender conflictos como el de la violencia, la escasez de agua, la contaminación, los problemas viales, la epidemia de adicciones.

Y, sin embargo, pareciera que el gobernador se ha fijado la meta de ejecutar un único acto de poder absoluto contra todo lo que se le oponga, incluso el espíritu de los tiempos.

Este sábado, el acarreo de miles de niños y jóvenes desde todos los rincones del estado, enmarcó un nuevo acto para impulsar las precampañas de la secretaria de Desarrollo Social, Libia Denisse Garcia, y su subsecretario, Aldo Márquez, a quienes se impulsa a las candidaturas al gobierno estatal y a la alcaldía de León. 

Movilizados con dinero público, hospedados “sin pagar renta” en el estadio que fue comprado por el Grupo Pachuca con un crédito blando e ilegal del gobierno del estado, los asistentes, que difícilmente recordarán el nombre de los funcionarios promocionados y la mayoría  de los cuales ni siquiera vota, representan el típico papel de masa escenográfica a la que tan afecto era el PRI y que tan duramente criticaba el PAN.

Esta aventura política impulsada por la gasolina de miles de millones de pesos de dinero público, parece muy lejos del ánimo de reconstrucción de la alianza entre la sociedad y los partidos políticos, en la que se quiere fundar la posibilidad de una alternancia a nivel federal, con personajes como  Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes a la cabeza.

Resulta altamente simbólico que la tercera generación de políticos panistas llegados al poder en la historia de Guanajuato, considere un lastre el compromiso democrático con el que ese partido nació, se fortaleció y tomó el poder en medio de una revuelta democrática. El poder corrompe y si es absoluto, corrompe absolutamente, decía el clásico inglés.

Hasta el viejo PRI parece querer reverdecer con la apuesta por el estructurado discurso de una veterana lideresa campesina como lo es Paredes. El PAN de Guanajuato, en cambio, pese al discurso aparente de modernidad tecnológica y alianzas internacionales, en política parece encontrar su fuente de inspiración en el priismo más anacrónico de la historia política de México, justamente el mismo que la alianza conservadora le reprocha a Morena.

Veremos si la apuesta de Diego Sinhue por el dedazo, el uso de dinero público para imponer una sucesora y la negación de la esencia democrática panista, logra imponerse contra todos los vientos de cambio que vive el país.

Si lo logra, parece que será lo único por lo que será recordado y no precisamente para bien.

2.- Mientras el gobernador se  ocupa de su sucesión, el estado sufre

Arte: Emilio Jiménez vía MidJourney

Con la secretaría de Desarrollo Social volcada en una precampaña electoral, llevando a remolque al resto del gobierno, los problemas del estado parecen haber entrado en un impasse que agrava la de por sí lenta dinámica de esta administración.

Jesús Oviedo, al frente de la Secretaría de Gobierno, ha abandonado el dinamismo político que le impuso Libia Denisse a la dependencia, y que le valió para desplazarlo en la precandidatura al gobierno, para convertirse en un funcionario testimonial, asiduo a firmas de convenios y fotos oficiales, pero totalmente ajeno a la conflictiva realidad del estado y  ausente de la interlocución con partidos, alcaldes, legisladores y grupos sociales.

La Secretaría de Finanzas se volvió tecnocrática con el irapuatense Héctor Salgado Banda, doctorado en Londres en Economía, pero alejado de las vicisitudes del guanajuatense medio. Su proverbial miedo al riesgo ha alejado al presupuesto del estado de soluciones imaginativas, salvo para impulsar una fallida arrendadora que vendió como el negocio del siglo para el fondo de pensiones del ISSEG y los socios capitalistas a los que embarcó, la cual para colmo blindó para no dar información de su funcionamiento y resultados ni siquiera a los legisladores.

No cantan mal las rancheras secretarios como el de Educación, Jorge Hernández Meza, metido hoy en el embrollo de los libros de texto y presionado por el sindicato de maestros para que los libere, pero donde lo que menos importa son los libros sino la política en torno a ellos; la de Medio Ambiente, Marisa Ortiz, enredada con la reconversión de los ladrilleros de León y sin soluciones sustantivas para la alta contaminación de agua, aire y tierra en todo el estado; el de Desarrollo Agropecuario, Paulo Bañuelos, con una función irrelevante frente a la construcción de nuevos latifundios y la concentración del ingreso en unas cuantas manos, por la vía de la tecnificación y el arrendamiento de tierras.

Ya no se diga en el tema de la seguridad, donde Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca forman una provincia separada y autónoma, a grado tal que el gobernador ya no opina de seguridad, pese a que el estado arde continuamente en episodios de violencia descarnada y en una infame cotidianidad de delitos e impunidad que se ceba entre pobladores de todos los niveles sociales. Ellos no se enteran de lo que pasa a nivel de calle, afectos como son a cruzar los cielos del estado en los helicópteros que renta Seguritech y de cuya inversión y resultados tampoco rinden cuentas. 

En Turismo, Juan José Álvarez Brunel avanza en proteger sus negocios en San Miguel de Allende, promoviendo sus locales y su viñedo, pero hace muy poco por el resto del sector, responsabilidad de la que más bien se ocupa su subordinada Guadalupe Robles, con línea directa con Aldo Márquez y Juan Carlos Alcántara.

El secretario de Infraestructura, el jalisciense Tarcisio Rodríguez, es afecto al bajo perfil y sabe por qué: el ritmo de la inversión ha decaído y solo tienen obra las empresas capaces de financiar al estado. No ha podido ni siquiera terminar la barda del instituto policial que iba a ser el emblema de la recuperación del estado de derecho en Santa Rosa de Lima, Villagrán, en lo que parece un fracaso emblemático.

Desarrollo Económico vive una simulación absoluta, con un titular, Ramón Alfaro, que no acuerda ni con el gobernador ni con Juan Carlos Alcántara, sino directamente con Héctor López Santillana, su jefe de siempre y hoy teóricamente su subordinado. Giras internacionales van y vienen, pero el ritmo de la inversión extranjera está frenado y no solo por razones locales. El aparato burocrático, en cambio, sigue dándose las ínfulas y la gran vida de los años del boom.

Y ya no nos extendamos con el gabinete ampliado, que vive en la anarquía: desde el imperio de los sentidos de Juan Aguilera en TV4; la inacción de Anabel Pulido, en el IMUG, con una alerta de género pendiendo sobre su cabeza; los sueños de opio de Juan Antonio Reus en Innovación; el Instituto de Alfabetización entregado a un grillo panista como Jesús Correa; la comisión de Arbitraje Médico en manos de un tránsfuga de MC, como Jaime Hernández Centeno.

O la que debería ser un área de primera importancia dado el deterioro del estado, la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial, en manos de un gris burócrata como Gerardo Morales Moncada.  

Por todos lados, improvisación, descuido, ausencia de un proyecto que busque impactar la realidad, así sea mínimamente.

Esa es la herencia ruinosa que se pelea con encono en la lucha sucesoria del PAN. Quien llegue, afín o ajena, tendrá que reconstruir la casa desde los cimientos.

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