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DÍAS DE GUARDAR Domingo 4 de junio de 2023

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on junio 4, 2023 at 11:39 am
Arte: @PincheEinnar
  • Un gobernador viajero en tiempos difíciles
  • Jueza olvida perspectiva de derechos humanos
  • Crisis del PAN: sin liderazgo ni oposición

1.- Diego acumula kilómetros, pero la inversión va a la baja

El gobernador del Estado, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, ni siquiera deshizo las maletas. Hace dos semanas regresó de una gira europea donde estuvo en Croacia, en un concurso mundial de vinos, y luego en España, en una gira de temas culturales y turísticos. Este fin de semana parte a Asia, para visitar plantas automotrices y proveedoras de esa industria.

En los últimos 4 años el flujo de la Inversión Extranjera Directa a la entidad ha disminuido de forma significativa, en parte por el fenómeno de la pandemia, en parte por la reconfiguración de los flujos de mercancías que trajo la emergencia médica y que evidenció la fragilidad del modelo globalizador: la llamada “crisis de los contenedores”, que detuvo por meses proveedurías estratégicas y paralizó las líneas de producción.

No es lo único que está impactando la política pública más exitosa del largo dominio panista, el “modelo Guanajuato” de industrialización e inserción en los mercados globales. Asuntos totalmente locales, como el crecimiento de la inseguridad, la violencia asociada, el aumento de las adicciones y la innegable brecha de desigualdad que se ha acentuado por el modelo de crecimiento elegido, también erosionan el atractivo para los capitales foráneos.

Aunque no es el primer gobernador que acumula millaje aéreo, Sinhue enfrenta una situación completamente distinta a la de sus antecesores. Juan Manuel Oliva, en su momento, viajó más que ningún otro gobernante, logró atraer muchas empresas con grandes subsidios y enfrentó una crítica tenaz y permanente de medios de comunicación estatales.

Los resultados de Sinhue son infinitamente inferiores, sus giras combinan trabajo y diversión, sus ausencias impactan en la medida que Guanajuato tiene graves problemas de gobernanza y gobernabilidad, sin embargo, goza de la prensa más cómoda que le ha tocado a gobernador alguno, gracias a la creciente dependencia de la publicidad oficial.

Las dos semanas en las que Diego estará en Japón y Corea, serán de la máxima importancia para la política nacional: se conocerán los resultados de las elecciones del Estado de México y Coahuila y deberán sentarse las bases para el destino de la alianza opositora y la posible candidatura única que enfrentará a la corcholata de Morena.

El Partido Acción Nacional tiene un papel relevante en esa discusión y sus gobernadores tendrían que ser factores en la misma, pues controlan estructuras territoriales y su actuación será fundamental para el éxito o el fracaso de la estrategia que se decida.

Sin embargo, no parece ser un tema relevante para el mandatario guanajuatense, quien por lo pronto sufre una rebelión interna en el panismo local que busca entorpecer la posibilidad de un dedazo en su propia sucesión.

Y a los conflictos internos se suma otra circunstancia: la hegemonía del panismo en Guanajuato se encuentra bajo asedio, en parte por el activismo desde Morena y el gobierno federal, pero también por el hartazgo de la población con la violencia, la impunidad de los violentadores propiciada desde la autoridad por ineficacia o complicidad y su resultante: la pérdida de la paz. 

Todo eso es lo que parece no estar en el radar del viajero Sinhue, quien vende la idea de convertir a Guanajuato en un paraíso vitivinícola y un nuevo valle del silicio, nadie sabe bien a bien bajo qué fundamentos, mientras las realidades son otras muy distantes.

Veremos qué encuentra el gobernador a su regreso de un viaje al lejano oriente del que, por cierto, no se conoce la agenda al detalle.

2.- Se impone la visión de Alvar en el Poder Judicial

La jueza penal estatal Wandy Labra le dio un espaldarazo desde el Poder Judicial del estado a la doctrina Alvar Cabeza de Vaca, según la cual el gobierno panista no permitirá que el estado “se convierta en un manifestódromo”, como lo es la ciudad de México, según el secretario de Seguridad de Guanajuato.

Es decir, que el mismo partido político que ha salido a condenar la represión de las manifestaciones feministas por el gobierno de Morena en la capital del país, que reprueba las vallas que se colocan frente a Palacio Nacional y que ha vuelto costumbre tomar las tribunas de las cámaras de diputados y senadores para ejercer su legítimo derecho a la protesta, en Guanajuato usa un discurso radicalmente distinto.

Ayer, la juez Labra, quien se formó como funcionaria judicial en la sala del ex magistrado y ex presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Miguel Valadez Reyes, criminalizó el derecho a la protesta al considerar que un reglamento municipal tiene preeminencia sobre la Constitución y que solo solicitando permiso con 48 horas de anticipación se puede ocupar una vía pública para manifestarse.

No se quedó allí. La juzgadora no fue capaz de considerar que un piquete de 140 policías no se manda solo ni decide por sí mismo, sino que tiene mandos operativos y directivos, toda una cadena que llega hasta el más alto nivel de la dependencia que cobija a la corporación, para dejar en los policías el criterio de respetar o no los derechos humanos y justificar que en medio de la acción “los agentes no podía ponderar”.

Así, a la revictimización que ejerció por años la fiscalía de Carlos Zamarripa al ignorar las denuncias de desaparición de personas y negar la existencia de desaparecidos y de fosas, agravada por la represión de las huestes de Alvar Cabeza de Vaca al justo reclamo por la inacción del estado, ahora recibe el espaldarazo de una jueza de Guanajuato que valida ese actuar y deja las mujeres buscadoras en una grave indefensión.

Y esto ocurre justo cuando se eleva la discusión sobre la negligencia del estado para frenar la violencia contra las mujeres en Guanajuato. Pareciera como si a propósito se hubiera buscado ratificar que en Guanajuato se encuentran institucionalizados los factores de riesgo que ponen en peligro a las mujeres en la entidad.

Ni siquiera el ombudsperson panista Vicente Esqueda,  que tiene a la Prodheg en uno de sus momentos más bajos, se atrevió a tanto, pues en la recomendación sobre la queja de las mismas buscadoras encontró que se cometieron “tratos crueles e inhumanos” contra las manifestantes.

Para la fiscalía de Carlos Zamarripa ese punto fue irrelevante y hasta se atrevió el fiscal del caso, Jesús García Márquez, a erigirse en vocero del secretario de seguridad Cabeza de Vaca, al explicar que  aceptó las recomendaciones de Derechos Humanos “por un tema político”.

Así, en el Guanajuato gobernado por el PAN por más de tres décadas, queda claro que la protesta no es un derecho, sino un delito. Además, pareciera que ninguna autoridad puede ser responsabilizada por sus excesos, sea que violenten a manifestantes, que regalen un terreno escolar público o que asesinen a un joven migrante y lo criminalicen para exculparse.

Todo ello, gracias a que ya no existen contrapesos ni tiene vigencia la división de poderes, mientras la mayoría de los medios de comunicación guarda un atronador silencio. 

Esta sí que es la dictadura perfecta.

3.- Los videítos y el presidente del PAN

Con una gran parsimonia, casi con timidez, tres ex dirigentes del Partido Acción Nacional en la entidad mandaron un mensaje que quería ser de unidad pero que terminó siendo también proselitista, al demandar el mejor perfil para la candidatura próxima a la gubernatura, pero bajo consignas que incluían la palabra “Dale”, identificada con la precampaña de Alejandra Gutiérrez, la alcaldesa de León.

Un dirigente panista con más luces habría aprovechado el mensaje público para una respuesta de altura y una invitación al diálogo. Si algo le hace falta al PAN de Guanajuato en estos momentos es política de buena factura a su interior.

Hace apenas unos días, la secretaría general cambió de manos. Rosario Corona dejó el cargo bajo fuertes sospechas de un enfrentamiento con tintes de misoginia por parte del dirigente Eduardo López Mares. Al relevo llega Ana María Esquivel a contrapelo de los deseos del presidente, que quería ascender a la ex alcaldesa de Cuerámaro Ana María Bueno.

En general existe la sensación de que López Mares no es un dirigente con capital propio, sino solamente el mascarón que han colocado ahí el gobernador Diego Sinhue Rodríguez y su jefe de gabinete Juan Carlos Alcántara.

El reto planteado por tres ex dirigentes panistas que hoy se identifican como promotores de la precampaña de la alcaldesa de León, constituía una oportunidad para López Mares, para mostrar una faceta conciliadora y ejercer una contención que podía abonar a su menguada credibilidad.

No ocurrió así, acostumbrado como está a las reacciones de botepronto y víscera por delante. Descalificó el llamado, pidió a sus antecesores, a quienes reverenciaba cuando ocupaban su silla, “ponerse a trabajar” y desperdició la oportunidad de crecer a costa del diluido llamado a la rebelión de los ex presidentes.

Parecen malos tiempos para la política panista cuando ni siquiera se puede encauzar una conversación decente y productiva sobre lo que más conviene a ese partido en un momento donde confluyen varias crisis.

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