
- Mario Bravo Arrona: ¿prepotencia o blindaje?
- Libia Dennise García, de la disidencia a la oficialización
- Alejandro Navarro: bocado de cardenal para Morena
1.- La conexión Luis Mariano

Cuando el síndico independiente y empresarial del gobierno municipal de León lanza una ofensiva al interior de la administración, lo más probable es que haya recibido, si no el beneplácito, por lo menos un guiño cómplice de parte de la alcaldesa Alejandra Gutiérrez.
José Arturo Sánchez Castellanos no se cuece al primer hervor, ya pagó su noviciado en política cuando Bárbara Botello lo defenestró del liderazgo de la fracción priista del ayuntamiento de León y lo mandó a una travesía por el desierto, de la que lo rescató su ascendiente como eficaz representante de los intereses del sector privado leonés.
Su capital político como actor independiente, su proclividad a no quedarse callado frente a abusos y vicios del poder, su valentía personal que lo llevó a enfrentar y sufrir embates de los zares de la seguridad en Guanajuato, no permiten pensar que el síndico se lance a una batalla desde la ingenuidad o el arrebato.
Su fuerte crítica de esta semana, en el noticiero que hace de recadero de las grillas oficiales y oficiosas de la casa municipal, no es un exabrupto, sino un calculado jalón de rienda, que al parecer surtió efectos inmediatos.
No quiere decir que Sánchez Castellanos sea un condotiero de la alcaldesa, pero sí que sus lances normalmente son jugadas de pared.
No es difícil imaginar que los vecinos, amigos y conocidos del primero síndico le han externado su preocupación por el estado de la seguridad en las colonias residenciales de la zona norte, donde se han recrudecido los asaltos domiciliarios y en días pasados se registró una confrontación armada frente a un conocido restaurante de la zona.
Al solicitar información a Mario Bravo Arrona, secretario de seguridad, Sánchez Castellanos solo recibió desplantes y actitudes de ninguneo, lo que evidencia no solo la seguridad que tiene de que su puesto no depende del ayuntamiento, sino también su falta de tacto y de conocimiento del entorno político de la ciudad, lo que ya le costó una exhibida pública y un acto de contrición que debió exhibir en redes sociales.
La pregunta es ¿quién protege a Mario Bravo, quién logró su permanencia en el gobierno de Alejandra Gutiérrez, pese a su evidente incapacidad, su rechazo a prácticas apegadas al respeto a los derechos humanos y su lejanía de la nueva administración?
La respuesta fácil, evidente, pero también falaz, es que el paraguas que cubre a Bravo Arrona es del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, de quien fue encargado de seguridad en la precampaña y la campaña a gobernador.
Debe recordarse que el hoy mandatario duró algunos meses sin cargo público, antes de que arrancara el proceso interno para seleccionarlo y su ungimiento como candidato. Fue después de la fallida operación en Celaya, descubierta por el diario AM, para uncir la estructura de la Sedeshu, de donde era titular, a una acción de proselitismo para posicionar el nombre y la imagen de quien ya era el delfín del gobernador.
Rodríguez Vallejo renunció a Desarrollo Social para controlar el daño causado por filtraciones interesadas de los torresgracianistas y esperó pacientemente a que Miguel Márquez completara la operación para eliminar la posibilidad de una contienda y decantarse por la designación como método de selección del candidato.
Ese fue el lapso de tiempo en el que Bravo Arrona, un ex policía leonés que operaba como coordinador de seguridad del Poliforum en León, pasara a hacerse cargo del resguardo de Sinhue y su familia, dado que al no ser funcionario público ya no disponía de elementos del servicio público.
Bravo Arrona llegó recomendado por el ex jefe de Diego como abogado practicante y amigo personal, el notario y empresario desarrollador Luis Mariano Hernández Aguado,en cuyo despacho labora como trabajadora de confianza la esposa del jefe policiaco.
Es el mismo despacho ubicado en un edificio de Paseo del Moral en donde se perpetró un presunto intento de asalto el pasado 15 de febrero, que fue frustrado por un elemento de la policía municipal vestida de civil y perfectamente adiestrada, la cual se enfrentó a un comando armado y abatió a uno de sus integrantes.
Nadie ha explicado hasta ahora que hacía un elemento de élite de la policía de León resguardando un edificio particular.
Así, la permanencia de Bravo Arrona como secretario de seguridad de León está muy por encima de los alcances de Alvar Cabeza de Vaca, que de todas formas tiene su margen de maniobra a través del director de la policía, Jorge Guillén.
La protección de Hernández Aguado basta y sobra, pues el notario leonés se ha convertido en un actor privado profundamente influyente en el gobierno de Diego, como lo muestra el hecho de que la presidenta del Supremo Tribunal de Justicia sea su socia de despacho, la magistrada Maria Rosa Medina, y que otro de sus pupilos, Arturo Razo Tapia,sea consejero de la magistratura.
Con esos antecedentes y tomando en cuenta la cercanía que ha logrado Hernández Aguado con la secretaria de gobierno, Libia García, no solo por el tema del notariado sino también por compartir la afición ecuestre, la extensión de su influencia a través de Mario Bravo en el ayuntamiento de León, se convierte en un lastre para las aspiraciones de Alejandra Gutiérrez.
Este viernes, el jefe de la seguridad leonesa encontraba tiempo en su atareada agenda para compartir los tuits de la secretaria de gobierno sobre el lanzamiento de la aplicación para taxis que ha desarrollado la dependencia estatal.
De manera que el regaño del síndico leonés a Bravo Arrona puede tener una de sus raíces en el descuido de su tarea principal, pero otra y quizás no menor, puede encontrarse en sus lealtades profundas en el terreno del futurismo y su papel de caballo de Troya en la administración de Alejandra Gutiérrez.
Y esto apenas está por comenzar.
2.- Libia a Sedeshu: ¿en verdad lo necesita?

Ha circulado profusamente el rumor de que la secretaria de gobierno Libia Dennise García, convertida ya en la única aspirante a la candidatura del 2024 desde el oficialismo dieguista, dejará su actual cargo de forma inminente para ocupar la cartera de desarrollo social y humano, donde se reparte el dinero de los programas sociales.
Con ello se daría un impulso más al primer delfinato en favor de una mujer en la historia política de Guanajuato, en una decisión que parece repetir la famosa frase salinista del “no se hagan bolas” destinada a la cargada panista de la entidad.
Lo que está en duda es que la posición haga al candidato.
En el caso de Miguel Márquez la secretaría de Desarrollo Social fue una buena plataforma para dar a conocer a un político de trayectoria más bien gris, pero que escondía a un personaje simpático, dicharachero, con un carisma populachero que aún lo tiene posicionado cuatro años y medio después de haber dejado el cargo.
Cuando tocó el turno a Diego Sinhue, la secretaría fue más bien un lastre, a grado tal que tuvo que dejarla en medio del escándalo político, conocido como el celayazo, el cual incluso motivó denuncias penales de Morena por uso de recursos públicos en actos de precampaña. Como se recordaba en el anterior apartado, la estructura de Desarrollo Social se disponía a iniciar encuestas con recursos públicos las cuales comenzaban con la imagen y el nombre del titular de Sedeshu.
Si ese tropiezo no desbarrancó la aspiración de Sinhue se debió a la férrea voluntad de Miguel Márquez Márquez, cuyo diseño incluía hacer surgir a un candidato casi de la nada y desbrozar el camino, para lo cual se empeñó en una guerra personal contra Fernando Torres Graciano, quien al final del día no resistió los embates, resultó ser un político con escasa ambición de poder y terminó pactando a cambio de una diputación federal y dejando a su equipo en la orfandad. Una de las damnificadas de esa debacle fue precisamente Libia Dennise.
Hoy, pretender repetir el numerito por tercera vez, se antoja una verdadera crisis de la imaginación política de los actuales jerarcas panistas. La verdad es que ostentar la titularidad de Desarrollo Social en nada le ayudó a Jesús Oviedo quien se hundió en las aguas negras de la intrascendencia política pese al nombramiento y los recursos que este conllevó.
Así mismo, la construcción de sí misma como opción política la llevó a cabo Libia sin necesidad de una estructura, simplemente con determinación y usando, precisamente, la imaginación. Así se superpuso al delfín original de Diego y surgió como alternativa cuando se acentuó la posibilidad de que la elección de género para la candidatura recayera en una mujer.
La emergencia de Libia como opción política fue acompañada de una actitud desafiante, de mucha heterodoxia, de un aire de refresco que mucha falta le viene haciendo al PAN treintañero en el gobierno de Guanajuato.
Ungirle con un delfinato oficialista, acartonar su imagen al volverla barco insignia de los programas dieguistas, le hará un raquítico favor a una de las políticas más sugerentes de esta etapa del panismo.
Podría ser un verdadero beso del diablo.
3.- Alejandro Navarro, carne de Mañanera

El alcalde panista de Guanajuato, Alejandro Navarro, ha llegado al extremo de usar sus paquetes publicitarios en medios de comunicación para seguir apareciendo como aspirante a la candidatura a gobernador, pese a la anunciada decisión partidista de elegir a una mujer en esa responsabilidad.
Alejandro “no baja la mano”, cabeceaba un diario capitalino esta semana en la nota donde el dirigente estatal del PAN, Eduardo López Mares, confirmaba su aceptación de la decisión de Marko Cortés, a la que originalmente se resistió, de limitar al género femenino la candidatura.
¿Cuál es la nota? ¿Que no baje la mano?
Con ese activismo, al que se presta el medio por interesadas razones, lo que Navarro evidencia es lo complicado que se está poniendo su situación, frente a las acusaciones de corrupción y enriquecimiento inexplicable que trascienden del ámbito estrictamente político a sectores más amplios de la población.
Con un desprestigio que no hará más que crecer en las próximas semanas, el alcalde de Cuévano está por convertirse en un pasivo de tal magnitud que ninguno de sus desplantes le alcanzará para el plan de heredar la candidatura de alcalde a su esposa Samantha Smith.
El rancho a nombre del hijo Navarro, el crecimiento del hotel familiar y otros activos que se conocerán en los próximos meses amenazan no solo con ser tema en la tertulia de la capital del estado, sino también con llegar a la mismísima conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Navarro ya no podrá quejarse de que AMLO no le haga caso, cómo dejó de manifiesto en su ocurrente carta de hace unas semanas. Ya una vez fue estelar en la mañanera con su fallido museo-mall de las momias.
La segunda aparición puede ser aún más espectacular.