* El destape de Oviedo no cuaja y comienzan las resistencias
* La nueva batalla por Guanajuato, en el arranque de la sucesión
* Agandalle y simulación, los rostros del PRI en su agonía

1.- Diego hace su apuesta, pero la sorpresa solo dura unos días

Tras el inesperado destape del secretario de desarrollo social y humano del estado, Jesús Oviedo Herrera, como el “favorito” del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para sucederlo, más allá de su círculo cercano han comenzado los movimientos de inconformidad, de búsqueda de otras opciones y de abierta descalificación al incipiente delfín.
Al tema ha contribuido el propio Sinhue quien aún se muestra dubitativo y sigue mandando señales de que hay plan B y hasta plan C en el caso de que “Oviedo no crezca”, un tanto cuanto imitando el juego de Andrés Manuel López Obrador con sus corcholatas.
El escenario local, sin embargo, es muy distinto al de la elección nacional, en primer lugar por la fortaleza del liderazgo de los respectivos grandes electores: mientras el presidente controla su partido y su gabinete y solo se escapa a su influencia el líder del senado, Ricardo Monreal, el gobernador tiene capacidad de negociación pero no de control sobre Marko Cortés, el líder nacional del PAN; en cuanto al gabinete, aún pesa sobre parte de él la influencia de Miguel Márquez que puede ser disruptiva en una lucha encarnizada por la sucesión.
Para muestra, este viernes, Erandi Bermúdez, el senador y ex alcalde de Pénjamo que anda corriendo por la libre pero con el apoyo abierto del exgobernador de Purísima del Rincón, sostuvo una encerrona política con media docena de alcaldes y ex alcaldes mayoritariamente priistas, donde les hizo saber sus intenciones muy claras de mantenerse en la contienda.
Ese no sería mayor problema de tener enfrente a un gobernador operador y con control político como lo fue Márquez, pues incluso Juan Manuel Oliva enfrentó rebeliones que lo hicieron salir del gobierno antes de que concluyera su periodo. No se ve hoy ese control en manos de Sinhue y de sus principales alfiles.
Y si Oviedo no empieza a despegar con rapidez, a verse como un aspirante serio y con visión política estatal, la aplicación de los 2 mil 700 millones de pesos para programas sociales quedará seriamente emproblemada y puede ser más fuente de conflictos y de denuncias, que de estrategia para la construcción de la candidatura.
Tener el recurso en un aspirante, pero optar por otro, podría generar un corto circuito en la estrategia de continuidad del actual gobernador y abrir una rebatinga en la que intervengan otros intereses locales, lo que abriría la puerta a la intervención del dirigente nacional con ambiciones más definitorias, algo parecido a lo que ya ocurrió en Aguascalientes.
Por eso la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez, está despreocupada de las extralimitaciones en las que ha incurrido en su breve administración y no tiene empacho en poner en entredicho su apuesta de alcaldesa de tiempo completo, para acudir a cuanto evento la cita Marko Cortés y pasar, como esta semana, media semana fuera de León.
La cercanía con el dirigente nacional es para la munícipe su mayor arma, algo equivalente al monto multimillonario que manejará Oviedo en programas sociales, sin olvidar que el presupuesto de León no es para desdeñarse.
Erandi y Alejandra no son los únicos pendientes para el delfín de Diego. En su propio entorno se encuentra situada la secretaria de Gobierno, Libia Denisse García Muñoz Ledo, quien sería la apuesta del gobierno dieguista en el caso de que la dirigencia de Cortés pretenda usar el tema de género como elemento de deslinde y antesala para la decisión.
En este panorama, lo que se antoja complicado es que los cuadros veteranos del PAN, como los ex gobernadores Carlos Medina y Juan Carlos Romero, puedan hacer que el reloj generacional dé marcha atrás para incluir a aspirantes como Luis Ernesto Ayala o Héctor López Santillana.
De cambiar de idea el gobernador, abriría la posibilidad de que otros actores intervinieran de manera decisiva.
La única forma de que Jesús Oviedo convierta en realidad el dedazo anticipado que su jefe se atrevió a dar hace unas semanas, es que se apresure a mentalizarse y a manejar la doble agenda de secretario y de precandidato favorecido, de fallar en cualquiera de ellas, estará abriendo la puerta a un periodo de intensa confusión entre las bases de un partido y un sistema que se acostumbraron demasiado rápido a que decidieran por ellas.
2.- La metralla vuelve a resonar en las ciudades de Guanajuato

La verdad es que las balas nunca han dejado de escucharse en las ciudades de Guanajuato, en las de mayor tamaño, en sus periferias y sus colonias residenciales, en comunidades rurales, en cabeceras de menor tamaño.
Los políticos festejaron una ligera baja después de una operación militar que tenía solo el objetivo de detener el robo de combustible, pero no de atacar las organizaciones paramilitares de base que lo permitían, muchos menos su compleja economía criminal.
Hoy en Guanajuato parece estarse librando una nueva batalla territorial que tiene sus principales víctimas entre personas inocentes, no entre sicarios entrenados como se nos quiere hacer creer.
Y frente a eso, que tratamos de descifrar, casi de adivinar, que suponemos porque carecemos de información creíble, quienes gobiernan el estado por el voto o por delegación de mando estatal o federal, quienes dirigen corporaciones de seguridad y de persecución del delito, sencillamente se ausentan en sus búnkeres a prueba de balas, ellos sí, en sus helicópteros donde sobrevuelan un territorio devastado, en su silencio cómplice y en su profunda falta de empatía.
El gobernador Diego Sinhue Rodríguez ni siquiera emitió una condolencia a las familias de las víctimas. El ejecutivo pidió todo e peso de la ley contra los asesinos, como si fuera un ciudadano común y no el jefe de un Poder y el principal protector político del fiscal Carlos Zamarripa. Quizá lo más grave de la crisis que vivimos es sabernos indefensos frente a las hordas violentas como si no existiera el estado.
Muy atrás quedaron las promesas que era simples frases de campaña carentes de intención política: el “golpe de timón” o el “restablecimiento del estado de derecho” parecen conceptos tan vacíos como el baldío enorme que resguarda la barda grafiteada de Santa Rosa de Lima donde se supone que habría un centro de formación policial.
Frente a este abandono estamos expuestos todos, policías que realizan su trabajo honestamente, niños que acuden a la escuela, trabajadores de bares y centros de diversión, transeúntes en las calles, estudiantes que esperan transporte para ir a la escuela.
La frivolidad es mayúscula cuando vemos a los altos funcionarios del estado absolutamente preocupados por la conservación de sus altos privilegios y completamente desdeñosos de aquellos que les pagan esos beneficios con sus impuestos y sus desvelos.
Treinta años después, los que iban a rescatar a Guanajuato de la antidemocracia, de la corrupción del apoderamiento de lo publico por particulares, han multiplicado esas lacras hasta conducirnos a un estado auténticamente fallido.
Y ni siquiera les importa.
3.- El PRI se desvanece de la mano de la traición y la usurpación

Bajo la batuta del campechano Alejandro Moreno Cárdenas, un exgobernador atrabiliario de Campeche, el partido Revolucionario Institucional no solo vive la peor de sus debacles electorales, sino también un acusado deterioro interno por la práctica de una política caciquil y primitiva.
Guanajuato no es la excepción en las decisiones arbitrarias de Alito, quien dio una bofetada a los de por sí vapuleados priistas de la entidad al imponerles como dirigente a una delegada potosina, Ruth Tiscareño, que no solo se apropió de la presidencia del partido en lugar de guiar un proceso de relevo, sino que también se agandalló la curul primera de la lista plurinominal.
Con la complicidad de Alejandro Arias, quien no tuvo empacho en traicionar a Yulma Rocha, una de las pocas priistas que aún lo creía su aliado, Tiscareño no medió entre las corrientes sino que las desplazó a todas para dar un golpe de mano bajo la protección del dirigente nacional.
Difícilmente, Moreno Cárdenas tendrá en Guanajuato más solidaridades que la de Ruth Tiscareño, ahora que enfrenta el embate de la Cuarta Transformación y de sus propios correligionarios molestos por su falta de resultados y su estilo golpeador.
Pero lo peor es que el PRI de Alito, de Tiscareño y de Arias, llegará a la temporada de alianzas electorales, si es que sobrevive hasta 2024, debilitados al máximo por su baja rentabilidad electoral.
En Guanajuato el PRI mantiene 9 ayuntamientos pero sus alcaldes quieren buscar la reelección como candidatos del PAN, no del tricolor. Su 10 por ciento de participación electoral disminuirá aún más por el trasvase hacia Morena y al propio PAN, difícilmente pueden aspirar a una alianza significativa.
Tiscareño ha tratado de lavarse la cara presentando iniciativas en favor de derechos de las mujeres y con medidas populistas que le ha llegado a avalar el PAN, pero eso no lavará la afrenta de la usurpación.
Así, tras 30 años de sobrevivir como opositor y teniendo aún páginas dignas en ese lapso, el partido histórico que condujo la modernización de México en el siglo XX, aún con su corte autoritario, está a punto de convertirse solo en un recuerdo. Vaya mérito de estos personajes.