
* ¿Política social o 2 mil 700 millones para construir un candidato?
* Diego rescata a Santillana y manda mensaje a alcaldesa de León
* Regreso a las aulas: la incompetencia del Secretario de Educación
1.- Diego no heredará un reino, pero si una crisis épica

Si hay algo que define al gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo es la ausencia casi total de imaginación y la constante imitación de estrategias, tácticas, políticas y hasta gestos para tratar de dar cuerpo a una administración que se desvanece en la intrascendencia.
La actual administración carece de líneas estratégicas y se mueve comforme los gurús de ocasión le venden ideas: primero fue la imitación de Singapur, la mentefactura y el golpe de timón, todo lo cual ha quedado en agua de borrajas y uno que otro video en redes sociales.
Hoy Guanajuato tiene una crisis industrial en ciernes por el cambio del modelo globalizador y por el replanteamiento de las relaciones obrero-patronales propiciado por el TMEC y la reforma laboral.
Tiene una crisis de seguridad porque las bandas criminales han sufrido metástasis y son generadores de más y peor violencia, a la par que se vive una quiebra generalizada de las policías municipales y una creciente militarización de la seguridad lo que ya ha producida las primeras bajas civiles.
Tiene también una crisis social porque el reparto de dádivas locales y federales no han contribuido a frenar desigualdad, marginación y pobreza.
Por si faltara, tiene una crisis de gobernanza, porque la burocracia estatal no solo se ha vuelto ineficaz, sino también insensible y muy voraz. Los conflictos surgen en el tema educativo, en el ambiental, el judicial, el laboral y también en el respeto a los derechos humanos.
Hay una crisis en salud de proporciones catastróficas: nos referimos al crecimiento de las adicciones a drogas más duras y a edades más tempranas. Lo saben en el gobierno, les preocupa, pero su respuesta ha sido una nueva ocurrencia: importar un programa nórdico que batallará mucho para ser tropicalizado, aunque se quiera vender como la panacea en la materia.
Sin embargo, estas situaciones de verdadera urgencia parecen no ocupar mucho tiempo del equipo gobernante, preocupado por lo que es su única y verdadera prioridad: la continuidad en el poder mediante una sucesión que le permita a Diego Sinhue dormir con tranquilidad después de septiembre del 2024.
Como un verdadero madruguete, que anula de facto el juego de nombres que surgió espontáneo y unce a todo el equipo dieguista a un solo carro, el miércoles el gobierno de Diego y su grupo cero presentaron el relanzamiento de la política social del estado la cual se personalizó en la imagen y el nombre del secretario del ramo, Jesús Oviedo Herrera, violentando incluso prohibiciones legales sobre la vinculación de programas de gobierno a funcionarios, máxime un programa de esa magnitud.
Oviedo estaba en esa lista de probables aspirantes a la candidatura a gobernador, muy rezagado, pero de golpe y porrazo se convierte en el candidato no a vencer, sino a construir, a golpe de programas sociales, reparto de despensas y calentadores, cargada política y respaldo abierto de Diego Sinhue.
Ni el titular de Salud o la de Gobierno, Daniel Díaz y Libia García, podrán competir con el enorme despliegue que implica el programa estrella de la administración estatal, el cual aunque no logre resultados en los indicadores, movilizará a la base panista y a sectores más amplios en torno a una persona.
Nada podrá hacer Erandi Bermúdez ni con el apoyo de Miguel Márquez, pues las visitas a municipios no tendrán peso específico frente a un programa clientelar aceitado con recursos inalcanzables para un senador y un ex gobernador que además no recurrirán a sus ahorros.
No se ve complicado que, al final de la jornada, Márquez simplemente de su anuencia a cambio de posiciones como la de su propia candidatura a senador y mantener a algunos alfiles en la estructura de gobierno. Una de esas posiciones podría ser para el propio senador de Pénjamo.
Lo que estará en disputa es si Jesús Oviedo tiene la vocación, la capacidad y los recursos personales y políticos para llenar la candidatura con expectativas superiores a la de ser un simple continuador de las mismas rutinas desgastadas.
De lo contrario, esta enésima repetición del ritual sexenal panista dará lugar a un gobierno aún más degradado que el actual, lo que será la peor noticia, no para los cuadros de ese partido que succionan los recursos del erario con fervor parasitario, sino para el resto de los guanajuatenses que los mantenemos sin obtener a cambio ninguna mejora en las políticas públicas, lo cual ya ha dejado de importarles.
2.- López Santillana, vice gobernador desde el Puerto Interior

Si es casual, malo, si es intencionado peor. El verdadero ganador de los cambios realizados por el gobernador Diego Sinhue Rodríguez en los meses recientes, es el ex alcalde de León Héctor López Santillana, quien ha dejado atrás todas las investigaciones de malos manejos de su administración con el simple expediente de colocar a los responsables en la nómina estatal.
No son uno ni dos: a Enrique Sosa, convertido en una de los operadores de Ramón Alfaro pese a estar siendo investigado por el abuso flagrante de vender la mitad de un kínder público como terreno mostrenco, le irá bien con los movimientos de ayer, al ascender su jefe a secretario. Lo mismo ocurrirá con Gonzalo León, ex secretario particular y con Adrián Flores ex director de mipymes en el municipio.
Otro hit fue la colocación de Rodolfo Ponce, ex director de desarrollo rural y a quien se le atribuyó el fraudulento descuento al predial del Club Campestre, como subsecretario de desarrollo agroalimentario del estado, también investigado por la contraloría de Alejandra Gutiérrez.
No contento con eso, en los cambios anunciados ayer, Lóez Santillana vuelve a imponerse como el gran constructor de cuadros del actual panismo gobernante al posicionar a Guadalupe Robles, cuestionada e investigada directora de la Feria de León, como subsecretaria de turismo, en un ascenso que premia la desfachatez y las malas prácticas públicas.
El arribo de Graciela Amaro al Instituto de Planeación del Estado de Guanajuato, donde vegetaba Juan Pablo Luna Mercado, es otro descontón a la administración de la alcaldesa de León, quien prescindió de los servicios de la arquitecta Amaro para regresar al pasado remoto con Rafael Pérez Fernández quien fuera director de ese organismo justo cuando fue fundado, hace 28 años y León era otra cosa.
El último de los cambios es muy incidental: el Instituto de Alfabetización y Educación Básica fue degradado al convertirlo en refugio de un dinosaurio como Eusebio Vega quien traía a cuestas dos fracasos: la Secretaría de Innovación que Márquez creo y Sinhue desapareció; y la propia Secretaría de Educación durante el sexenio de Márquez, cuyos idicadores fueron mayormente negativos. Que llegue ahora un operador electoral del panismo como Jesús Correa, no es prometedor para atender el rezago educativo y quizá solo lo sea para el ex edil sanmiguelense que regresa a la nómina.
Al final, lo que se quiso hacer pasar como un movimiento telúrico para reestructurar al gobierno queda en una flagrante evidencia de agotamiento político, simulación y reparto de chambas para los cuates con un gran beneficiario: el director del Puerto Interior quien emerge como uno de los funcionarios más influyentes del fin de sexenio, sin siquiera ocupar un lugar de primera línea.
Eso en el terreno político, pero en el de la ética pública y la búsqueda de mejores prácticas en el gobierno, la lectura es desastrosa: si obedeces a tus superiores, aún cuando violes la legalidad establecida, siempre tendrás protección.
Con su reclutamiento de funcionarios cuestionados y sometidos a investigaciones en León, Diego Sinhue no hace sino fortalecer la cultura de la complicidad generadora de impunidad: no es mucha “mentefactura” que digamos.
3.- Jorge Hernández Meza, la secretaría de Educación le queda grande

Reforzada por la desaparición de la Secretaría de Innovación, la cartera de educación en Guanajuato fue entregada a un funcionario que sobrevivió 3 sexenios con bajo perfil: el titular de Educafin, Jorge Enrique Hernández Meza.
Atrás quedaba el fallido experimento de importar a una rockstar de la educación nacional, la ex directora del IPN Yoloxóchitl Bustamante Díez, una funcionaria que enfrentó la primera huelga en años en esa institución al querer cambiar el reglamento interno y que en Guanajuato nunca entendió el tema de la educación básica y sus retos.
La solución fue bajar la vara de exigencias y colocar a un cuadro local, muy cercano a los grupos de ultraderecha que proliferan en el ámbito educativo privado y muchos de los cuales se han beneficiado del otorgamiento de becas y financiamientos a estudiantes para potenciar sus negocios.
La pandemia ayudó y por cerca de un año Hernández Meza navegó en aguas tranquilas, sin enfrentar mayores conflictos. Este año las cosas han cambiado radicalmente.
En rápida sucesión han detonado conflictos en escuelas secundarias y primarias de Comonfort, Salamanca e Irapuato por temas como uso de drogas, violencia interna y abusos sexuales, para los que no parecen existir protocolos de ninguna índole.
La magnitud del sistema educativo de Guanajuato, la acumulación de tensiones por la pandemia y por las realidades violentas de muchas regiones de Guanajuato y la distancia entre la al alta burocracia favorecida por el PAN y los problemas cotidianos en tierra, parecen estar creando un caldo de cultivo que necesitaría ser gestionado con presteza, con decisiones firmas y con una acendrada eficacia administrativa.
Nada de eso parece estar en el historial de Hernández Meza quien venía de manejar desde el escritorio una cómoda financiera educativa de alcances muy limitados y a quien se lanzó al ruedo sin mayor análisis.
Como muchos otros compañeros en el gabinete de Diego Sinhue, la culpa no parece ser del disminuido secretario de educación, sino de quienes nunca revisaron su perfil ante el tamaño del reto en el que lo colocaron.
Es lo mismo que ocurrió con Mauricio Usabiaga y que finalmente hizo crisis esta semana; ser eficiente en un aspecto porfesional no basta para considerar que se puede entender el complejo entramado de la función pública.
El celayense, poco respaldado por sus compañeros de gabiete y hasta saboteado por algunos, terminó por ver frustrada su incursión a la política, pero entre los saldos de la debacle se contarán 3 años de fallida política industrial en Guanajuato.
El gobernador no puede darse el lujo a 28 meses de concluir su encargo, de seguir experimentando, ya es hora de mostrar que aprendió de los errores.