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DÍAS DE GUARDAR Domingo 11 de julio de 2021

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on julio 11, 2021 at 11:20 am

* Una feria guiada por la codicia y la irresponsabilidad

* Primer cambio: Trujillo al DIF, ¿premio o castigo?

* Universidad de Guanajuato, el rector arrinconado

Ilustraciones: @PincheEinnar

1.- ¿Era urgente un remedo de feria cuando amenaza regreso del COVID?

Fue la urgencia de los directivos de la feria de León, integrados en un consejo de escasa participación ciudadana, encabezado por un político que brinca de cargo en cargo sin brillo alguno y un barón de los medios de comunicación electrónica, lo que condujo a la celebración de una feria de verano forzada justo cuando empiezan a repuntar los casos de Covid en lo que se teme sea el inicio de una tercera ola de contagios.

El presidente y el tesorero del consejo directivo Juan Carlos Muñoz Márquez y Jorge Torres Gómez usaron su cercania con el gobernador Diego Sinhue Rodríguez y el alcalde Héctor López Santillana, para pasar por alto las opiniones del sector salud encabezado por Daniel Díaz Martínez, todo por la decisión de no devolver anticipos cobrados a los expositores por la suspensión de la feria en enero.

El criterio no parece privilegiar la reactivación económica, sino los itnereses concretos del patronato de la feria, cuyos representantes están allí para crear un espacio de convivencia segura par ala ciudad, no para pasar por alto advertencias y generar un riesgo que no se necesita a estas alturas.

Resulta por demás inconsecuente, que ante la decisión de los ciudadanos leoneses de no acudir a la feria en masa, probablemente porque tienen más conciencia del cuidado de su salud, la respuesta de los directivos de la feria sea la de permitir la entrada gratuita, pretendiendo atraer más visitantes justo cuando en muchas ciudades del país, incluyendo las de Guanajuato, la meseta de contagios parece detenerse para presentar un ascenso de casos.

Pero más allá de los deseos de estos directivos, con un horizonte de corto plazo y de objetivos inmediatos, debería de privar la supervisión de las autoridades civiles, que nos mantuvieron en reclusión incluso antes de que se generalizara la presencia del virus en nuestro entorno, pero que parecen haberse cansado de cuidar a sus gobernados.

Parece muy poco imaginativo que forma de buscar reactivación económica sea el hechar mano de soluciones tradicionales, en lugar de aprovechar las enseñanzas de la pandemia y potenciar otras fórmulas para enlazar los requerimientos de los productores con los consumidores.

Por lo demás, mientras los pabellones de ventas son los que permanecen sin afluencia, esta parece concentrarse en los eventos masivos, como los conciertos, donde los más expuestos son los jóvenes, precisamente los que permanecen sin vacunar.

En momentos extraordinarios, de una emergencia sanitaria que ha modificado parámetros de convivencia en todo el globo, parece una necedad querer “torear” al virus por estrechas razones como los resultados económicos de un organismo que privilegia su agenda a la del resto de la sociedad.

Diego Sinhue y Héctor López, tenían la responsabilidad última de valorar la pertinencia de este evento, lo que aporta y lo que pone en riesgo, más allá de la presión de los directivos feriales. De complicarse las cosas en semanas próximas, será el gobernador quien lleve sobre sus hombros la carga de la respuesta, pues el alcalde de León está haciendo maletas para entregarle a la primera alcaldesa panista de la ciudad, en octubre próximo.

Vaya panorama el que podría presentársele a Alejandra Gutiérrez, si la realización de una feria que podríamos habernos ahorrado, nos coloca de regreso en la emergencia.

2.- Gerardo Trujillo al DIF, un pase lateral para arrancar los cambios

Veterano operador político, ex dirigente del PAN en donde logró mostrar independencia frente al equipo del que surgió y que pretendía usarlo solo como mascarón de proa, el panista capitalino Gerardo Trujillo Flores, quien había pedido licencia como subsecretario de Desarrollo Social para dirigir la campaña de un consentido de palacio, su ex compañero de cargo Aldo Márquez, recibió su premio esta semana: la dirección del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

La perseverancia de Trujillo, su larga carrera en la administración pública y su cercanía al grupo compacto que lidera Juan Carlos Alcántara, jefe de gabinete y hombre fuerte del gobierno de Sinhue Rodríguez, hacían pensar en la posibilidad de un cargo más relevante, como la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social, por ejemplo.

No fue así, el grupo compacto tiene sus prioridades y sus planes y probablemente trujillo deba hacer escoleta desde el DIF, cuidando a su presidenta, Adriana Ramírez Lozano y bscar seguir el camino de su predecesor, Alfonso Borja Pimentel, que recibió una diputación probablemente a cambio de sus servicios como encubridor de abusos a menores de edad en el albergue Ciudad de los Niños, durante el gobierno del aún influyente Miguel Márquez Márquez.

Trujillo también pudo haber sido un buen prospecto para dirigir el PAN estatal, hecho trizas por el tándem Román CifuentesEduardo López Mares, aunque ahí probablemente la decisión sea la de abrir espacio a una mujer por primera vez en la historia de ese partido en Guanajuato (se han tardado).

La designación en el DIF es el preámbulo de los cambios que realizará en septiembre el gobernador Diego Sinhue Rodríguez, bajo la partitura que escriba Juan Carlos Alcántara, quien ha reforzado su equipo dándole cada vez más juego a otro funcionario de largo historial: José Guadalupe Enrique Ayala Negrete, cerebro de dos gobiernos: el de Juan Carlos Romero y el de Miguel Márquez.

Sin embargo, por más que se ha querido reorientar el rumbo de una administración que ya venía con poca claridad de ideas desde antes de la pandemia, parece ser que la prioridad de planear una sucesión que puede volverse complicada, no dejará mucho margen de maniobra para clarificar metas.

La complejidad surge de estos factores: el acecho de Miguel Márquez que quiere intervenir de nuevo en la sucesión y para ello se la pasó recorriendo el estado en las pasadas campaña; la incertidumbre de los cambios que podrían producirse en el PAN nacional y el esquema de posibles alianzas para presentar frentes unidos al lopezobradorismo; vicisitudes imprevisibles como las decisiones para equilibrar candidaturas por género.

Ante ese panorama, el gobierno de Sinhue deberá subordinar muchas de sus políticas públicas a la atención de las coyunturas políticas.

Y es por ese escenario que se antoja un tanto cuanto desperdiciado a un operador como Gerardo Trujillo al ocuparlo para operar programas de apoyo social que se han desfondado por los recortes federales y que están sometidos a un alto nivel de fiscalización.

A menos que la intención sea la de amarrarle las manos, lo que daría lugar a una pregunta: ¿de parte de quién?

3.- Agripino contiene la respiración y se resiste a organizar el regreso a clases

Ni siquiera la llamada de atención del gobernador Diego Sinhue Rodríguez para que la Universidad de Guanajuato se sume al regreso a la nueva normalidad y opere la reapertura de clases, logró movilizar a un paralizado Luis Felipe Guerrero Agripino, quien nunca volvió a ser el mismo después de las movilizaciones estudiantiles de diciembre de 2019.

Al rector general de la UG, quien antes de ese terremoto se comportaba no como directivo sino como dueño de la principal universidad pública del estado, que soñaba con dejar un sucesor que respetara su cacicazgo e incluso con emigrar a la política estatal coqueteando con diversos partidos políticos, el baño de realidad lo desmovilizó por completo.

Agripino rompió las relaciones de complicidad que tenía con medios de comunicación a los que saturaba de publicidad y ahora enfrenta la ira de esos editores que se dan un festín cotdiano con los desbarres de una administración sin objetivos, cuyo mayor motor había sido la vanidad de su principal directivo.

La pandemia, con su parálisis, impidió que continuaran las movilizaciones y que se profundizara la denuncia de añejos problemas como el acoso sexual en las aulas, práctica extendida y normalizada en la institución desde sus más altos niveles, pero también el deterioro académico, la excesiva burocratización, el gasto suntuario y el olvido de la institución hacia quienes son su razón de ser: los estudiantes.

Para el oportunismo de Agripino, la pandemia fue un bálsamo, unas verdaderas vacaciones. Poco le importó la complicaicón para las clases de forma remota, la precariedad de la infraestructura tecnológica de la UG, el mayor desplome de la calidad educativa. Munca hubo iniciativas ni siquiera mínimas para ponerse al día y enfrentar el reto mayúsculo.

Hoy, con la posibilidad del regreso, nada o muy poco se ha hablado de adecuar las instalaciones universitarias a la nueva normalidad, de incrementar la infraestrucutra de prevención, de planear nuevas estrategias para las clases presenciales en aulas menos saturadas.

Parece que Agripino sencillamente no quiere que termine la pandemia, por lo menos no antes de que egresen algunos de sus principales críticos y opositores de las diferentes carreras que cursan.

Antes de la pandemia la insurgencia estudiantil ya había puesto en evidencia que en la Universidad de Guanajuato el casi monárquico Luis Felipe primero, en realidad iba desnudo de ideas, de objetivos y de compromiso universitario. Con la pandemia además quedó muy claro que el rector eligió esconderse ante la tempestad. parece que no había para más.

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