* La peor dirigencia del PAN en la campaña más difícil
* Ante la sequía, la gestión del agua en manos de improvisados
* Violencia sigue en Guanajuato y el fiscal se convierte en tema


1.- Yerros de Román Cifuentes y consecuencias para Sinhue
Cuando fue gobernador, Miguel Márquez Márquez tenía en muy bajo aprecio a Román Cifuentes, quien venía de ser el secretario particular de Juan Manuel Oliva y un fugaz secretario de gobierno en el interinato de Héctor López Santillana.
Siempre muy deslustrado por el activismo de otros personajes como Juana de la Cruz Martínez, quien pasó de comunicación social a relevarlo en la particular, Cifuentes vio como su única opción para sobrevivir en la burocracia durante el gobierno de Márquez se redujo a una delegación de la secretaría de educación en el norte del estado.
Soportado por Eusebio Vega, aunque no muy bien tratado, Román vivió ese destierro por casi cuatro años, hasta que lo trajeron de regreso a la capital del estado al mismo cargo de delegado.
Fue hasta que Márquez abandonó el gobierno y comenzó a ejercer un maximato extra constitucional, que se acordó de Cifuentes y requirió de sus servicios. Lo impulsó a la dirigencia estatal del PAN, convenció a Diego Sinhue Rodríguez para que le respetara ese espacio y desde ahí ha venido operando el mantenimiento e incluso el acrecentamiento de su capital político, usando al presidente del PAN como un simple testaferro.
Lo puede hacer a placer, porque el descuido parece total. Los órganos intermedios de dirección se encuentran prácticamente desmantelados, el activismo de la militancia ha disminuido y el partido parece un apéndice más del gobierno, un gobierno que no acaba de encontrar su identidad y que permanece fuertemente atado a su antecesor, como el propio comité estatal lo muestra.
La gran pregunta es si ese es el PAN que requiere el actual momento político del estado y del país, donde todo parece avizorar una grave crisis de los mecanismos tradicionales de representación política.
El fortalecimiento de la imagen de Márquez, presente en muchos mítines de campaña en estos días, va en detrimento directo del liderazgo de Diego Sinhue, algo que parece no caber en la cabeza del kindergarden que constituye el primer círculo del gobernador.
Pero además las intromisiones del ex gobernador para designar candidatos no parecen estar funcionando: es el caso del ex director de la comisión estatal del deporte, Isaac Piña, cuya campaña hace agua por todas partes en Salamanca, ni siquiera el pacto de Márquez con la alcaldesa Beatriz Hernández para actuar en el esquirolaje de la campaña de César Prieto parece estar ayudándole.
O en Dolores Hidalgo, donde el fichaje del expriista Adrián Hernández Alejandri, diseñada y operada por el ex gobernador, tampoco logró convencer a panistas, priistas y electores, lo que mantiene encabezando la contienda al independiente Julio González.
O en Acámbaro donde la imposición de la diputada perredista Claudia Silva como candidata panista no flota ni siquiera con encuestas pagadas para hacerla aparecer competitiva. Ahí han estado Márquez y Cifuentes tratando de controlar daños, pero las cosas no funcionan.
Sin embargo, la previsible disminución de posiciones en alcaldías y diputaciones que sufrirá el PAN, por el nuevo entramado político del país y del estado, no será cargado a la contabilidad de Miguel Márquez y ni siquiera a la de su dirigente en el partido, sino que irá directo al balance del gobernador Sinhue, que tendrá que seguir remando contracorriente en la segunda mitad de su gobierno.
No es gratuito. El abandono político también es una irresponsabilidad.

2.- El abasto de agua hace crisis por la sequía y los operadores no funcionan
Mientras miles de familias en ciudades de todo Guanajuato reciben agua dos o tres veces por semana, los organismos operadores que administran el vital líquido en los municipios y en el estado se encuentran en manos de políticos y empresarios oportunistas que solo piensan en su propio beneficio.
León es la mayor ciudad del estado, su sistema de agua potable (Sapal) presume ser de los más eficientes y mejor administrados del país. Sin embargo, a lo largo de los últimos años ha quedado consignado como los integrantes de su consejo directivo, empresarios en su mayor parte, y sus directivos, ejercen una administración que antepone sus intereses a los del grueso de la población.
Los escándalos han estado a la orden del día. Un presidente, Pedro González, debió dejar su cargo al ser inhabilitado por la Auditoría Superior del Estado por aprobar obras para su familia; hace tres años el director Leonardo Lino salió por piernas cuando los candidatos del PAN fueron sorprendidos por decenas de reclamos en las colonias donde hacían campaña por el desabasto, lo sustituyó fugazmente Angélica Casillas quien tuvo con eso para darse cuenta de la danza de intereses que es el organismo.
Casillas, por cierto, regresó a la Comisión Estatal del Agua y estuvo ahí los tres primeros años del gobierno de Diego Sinhue, casi sin hacer ruido y viendo desplomarse el proyecto del Zapotillo en el que había trabajado arduamente. Hoy va de nuevo a campaña en Dolores Hidalgo, a rescatar algunos votos para el PAN en una tarea nada fácil, y deja su cargo al abogado leonés Francisco García León, tristemente célebre por ser el ex secretario de Ayuntamiento que liquido el fideicomiso del Club León que dio lugar a la pérdida del estadio.
García León tiene experiencia en temas de gestión de agua, pero los últimos años trabajó para el empresario inmobiliario Valente Aguirre, lo que ciertamente no da tranquilidad para la neutralidad de sus decisiones.
Sapal, administrada por Jorge Ramírez, que dobletea cachucha como directivo de Coparmex y realiza un activismo político en contra de la 4 T, parece el hombre menos indicado para negociar con el gobierno federal proyectos de solución a la carencia de agua en León. Por si fuera poco, ha alargado la solución al reclamo de los familiares de trabajadores muertos en la planta de tratamiento de aguas residuales, al haber preferido apgar honorarios millonarios a un abogado que ayudar a los deudos. El tema no dejará de complicarse.
No hay que dejar de lado Guanajuato, donde el sistema de agua fue entregado por Alejandro Navarro a un alfil del viejo político priista Francisco Arroyo Vieyra, quien ha consolidado un cacicazgo, mientras el alcalde se dedica a frivolizar en las redes sociales. A ninguno de los dos les importa lo que ocurra con la población, sino satisfacer sus apetitos personales.
El panorama, de cara a la inclemente sequía que nos amenaza parece catastrófico pues al flagelo de la naturaleza se suma la incapacidad y la corrupción de quienes nos gobiernan.

3.- Inseguridad galopante, fiscalía cuestionada
El espejismo de los primeros días del año se diluyó: la inseguridad no disminuye en Guanajuato, el número de asesinatos empieza a repuntar y en varias ciudades del estado, las balaceras no cesan, tanto de noche como de día. Por si algo faltara, la violencia se centra ahora en ataques a integrantes de las corporaciones policiacas, ya no solo las municipales, sino también las fuerzas del estado y los agentes de la fiscalía.
Frente a ello, no existe una postura pública del gobierno estatal ni tampoco de los otros poderes. A media semana se reunió a puerta cerrada el consejo estatal de seguridad pública encabezado por el gobernador Diego Sinhue Rodríguez, quien dijo allí que “la lucha frente al crimen no admite pausas ni distracciones”.
Sin embargo, en la realidad ocurre todo lo contrario. Frente a las agresiones extremas entra bandas criminales en medio de zonas pobladas de varios municipios del estado, el estado parece replegarse. Las agresiones a los propios cuerpos de seguridad tampoco parecen motivar una estrategia para cuidar a los policías y para saber qué está pasando y porque se ha producido ese sesgo en la violencia que afecta al estado.
Además está la delincuencia común, que también está matando personas, como pasó en León esta semana con el secuestro y asesinato del joven emprendedor Brandon Velázquez, después que abordó un taxi en pleno centro de León.
Frente a ello, el tema más relevante del consejo fue la elección de nuevos “consejeros ciudadanos” la cual ya no será por dedazo, sino en un proceso que encabezará la cuestionada secretaria del Sistema Estatal de Seguridad, Sophia Huett, famosa por justificar la delincuencia apelando a la sociología del siglo XIX. Igual, el dichoso consejo no sirve de mucho.
Pero, además de la inseguridad que no se detiene, el gobierno comenzará a enfrentar una creciente observación al fiscal Carlos Zamarripa Aguirre, un factor por encima de la institucionalidad del estado, que acumula poder pero no muestra eficiencia.
Mas allá de las intrascendentes campañas electorales, el gran tema de Guanajuato en los tiempos que vienen será la seguridad y la incapacidad del estado para hacerle frente.