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DÍAS DE GUARDAR Domingo 22 de marzo de 2020

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on marzo 22, 2020 at 10:42 am

* COVID-19, una emergencia con glamour para los políticos

* Avilés, la punta del iceberg de la corrupción de MMM

* Servicios médicos públicos y privados: la hora de cuidar al personal

Ilustraciones: @PincheEinnar

1.- Si hubiéramos atendido la violencia como al coronavirus…

La respuesta de las instituciones públicas y privadas de Guanajuato al arribo de la pandemia de COVID-19 ha sido rápida. Antes que el gobierno federal aquí se decidió la suspensión de clases.

Paulatinamente, se van incorporando a la decisión de parar y autoconfinarse empresas de manufactura, de servicios y oficinas públicas. La afectación económica puede ser mayúscula, pero lo prioriotario es romper la cadena de contagio y evitar el colapso de los servicios de salud.

El gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha aparecido continuamente para enviar mensajes a la población relacionados con el tema. Su secretario de Salud, Daniel Díaz Martínez hace lo propio y da ruedas de prensa presenciales y virtuales, además de reunirse con sectores productivos, académicos y sociales.

Se nota una movilización con alto grado de compromiso, no obstante que hasta ahora solo tenemos cuatro casos confirmados y, afortunadamente, ningún fallecimiento.

La gran pregunta es: ¿porque no se racciona igual con ese otro gran flagelo social que es la violencia criminal que asuela al estado?

¿Porqué el gobernador no centra un mensaje que llame a la actuación conjunta de las fuerzas sociales y políticas en contra de la violencia? ¿Porqué no ha acudido a Celaya tras la cauda de horrores que se han vivido allí? ¿Porque no se homenajea a los policías caídos y se respalda a sus familias?

Al día de hoy, las muertes violentas, las de víctimas colaterales, las de niños y mujeres segadas por balas cuyo origen nadie identifica, son considerablemente superiores a las que se pudiera esperar de la pandemia aún en el peor escenario.

Tan solo al mes de febrero, en el estado de Guanajuato ochocientas diez personas murieron de forma violenta en crímenes dolosos. Esa epidemia parece peor que ninguna y nadie se está preocupando por combatirla y, evidentemente, tampoco se hizo mucho por prevenir.

Además, los pocos esfuerzos existentes para tratar de entender lo que pasa en ese proceso de degradación social, chocan unos contra otros: el gobierno no quiere críticas y se defiende a capa y espada; no acepta la colaboración de la sociedad y se encierra en la misma visión que los ha conducido de fracaso en fracaso.

Naturalmente, aparecer como un adalid de las políticas públicas frente a la emergencia médica tiene su encanto. Usar la ciencia como escudo y contrastarse con los políticos que se empeñan en no hacer caso de los consejos técnicos, es glamoroso. Uniformar las portadas de los diarios con mensajes entre propagandísticos y orientadores, parece audaz: Aprovechar el miedo extendido a lo desconocido para generar imagen de liderazgo, es la mayor de las tentaciones.

En cambio, la inseguridad, como le repiten sus asesores al gobernador “no vende”. A la violencia ya nos hemos acostumbrado. La masacre del día le duele a quienes pierden un ser querido, mientras los demás se limitan a devorar las noticias sobre el hecho con más morbo que compasión.

La pandemia pasará, con sus costos mayores y menores, pero cuando regresemos la cotidianidad violenta probablemente siga allí, como si se tratará de la nueva normalidad. No se hace gobierno para seleccionar a cuales retos se le hace frente y cuales otros no, se hace gobierno para conducir el esfuerzo social  y entregar las mejores cuentas en todos los terrenos, ues para ello hay dependencias especializadas y un presupuesto que se integra con la riqueza pública.

Si de algo puede servir la pandemia, en términos políticos, es para que el gobierno que encabeza Diego Sinhue Rodríguez cuaje por fin y se aleje de las herencias que lo lastran en muchos terrenos, si no es que en casi todos.

 2.- La corrupción en el gobierno de Márquez sale a flote

Es apenas una pequeña muestra pero resulta altamente simbólica. La investigación realizada desde el espacio periodístico y presentada como denuncia ante la Auditoría Superior del Estado, sobre las irregularidades en el área de comunicación social del exgobernador Miguel Márquez, puede ser la punta de un iceberg de dimensiones desconocidas aunque imaginadas.

Enrique Avilés Pérez llegó a la coordinación de comunicación social de Miguel Márquez gracias a la alianza establecida por su protector principal, el secretario de turismo Fernando Olivera, con el compadre del gobernador Rafael Barba Vargas.

Las andanzas de Olivera y el Gallo Barba están a la vista en los beneficios recibidos por el desarrollo Cinco Señores, en la comunidad de Pozos en San Luis de la Paz, propiedad de Ignacio Soto Borja y Daniel Esquenazi Beraha, quienes a su vez aparecieron como los artífices de la empresa que compró los terrenos de Toyota a particulares y ejidatarios, para revenderlos al gobierno de Márquez con una utilidad monumental.

Cuando Márquez entró en la dinámica de querer aparecer en política nacional, los oficios de Juan Aguilera como comunicador oficial se consideraron insuficientes y allí, el tándem Olivera-Barba convencieron a Márquez de relevar al comunicador leonés por el defeño Enrique Avilés.

Es también el momento en que se dispara el gasto de comunicación social del gobierno hasta llegar a un devengado de casi 400 millones de pesos anuales en 2017, superando entre ese año y el anterior el millón de pesos diarios aplicado a contratar medios.

Fue en esa abundancia, brutalmente contrastada con la débil supervisión de la Secretaría de la Transparencia dirigida por Isabel Tinoco, que Avilés encontró el escenario ideal para lanzarse a operaciones de simulación como la contratación de FMB Comercializadora, la empresa fantasma que duplicó las inversiones en los diarios de la OEM; o como los gastos en revistas internacionales de turismo, cuyos testigos nunca aparecieron; o como la contratación de empresas de bots y de trolls cen redes sociales para promover a Márquez y atacar a sus críticos.

Fue tal la manga ancha que Márquez le permitió a Avilés, en busca del sueño de la candidatura presidencial, que este no tuvo límites para gastar dinero y de paso hacer pingües negocios, de la mano de muchos dueños de medios de comunicación que hoy le dan la espalda, como suele ocurrir.

La desgracia de Avilés se comenzó a construir cuando el candidato Diego Sinhue Rodríguez recuperó a Juan Aguilera como su asesor en comunicación, posición en la que permanece hasta la fecha desde la atalaya de la televisora oficial del estado. Avilés, pese a intentos reiterados, nunca logró entrar en el ánimo del candidato panista, como tampoco logró hacerlo Fernando Olivera.

Quizá Sinhue le aceptó demasiadas “sugerencias” a Márquez para integrar su gabinete, pero las que nunca transitaron fueron las de la pareja que hizo su agosto en turismo y comunicación social, de ese tamaño era la mala fama y la evidencia de derroche y corrupción.

Hoy, la ASEG, que difiícilmente puede ser considerada una entidad que se mueva sin línea, inicia una demanda ante la Fiscalía Anticorrupción para indagar, muy acotadamente, una de las muchas triquiñuelas debidas a Avilés y Olivera, con el beneplácito del gobernador, pero con pocas esperanzas de que las cosas lleguen más allá.

Por eso el nerviosismo de Enrique Avilés, que terminó rematando contra un periodista hace unos días. ¿Prepotencia? Probablemente no, a lo mejor solo es la reación lógica de alguien acorralado por el abandono y frustrado por la sospecha de que ha sido elegido como el chivo expiatorio de una  corrupción de la que se benefició pero que lo rebasa con creces.

3.- COVID-19, afloran las carencias de las instituciones

No solo han sido los hospitales del sector público en la ciudad de México donde se han presentado reclamos del personal médico por la carencia de elementos de protección para afrontar la tarea de atención y cuidado con la menor cantidad de riesgos.

En Guanajuato la situación también ha aflorado en hospitales particulares, en los que el personal de enfermería no ha recibido ni la capacitación ni los equipos necesarios para hacer su tarea con la mayor protección posible.

No es remoto que conforme avance el impacto de la pandemia, veamos manifestaciones de inconformidad o abiertas deserciones por el descuido de los empresarios de la medicina para con su personal.

León ha crecido como un polo de servicios médicos privados y la derrama que por ese concepto se produce en la economía de la ciudad es muy importante, pues se atraen consumidores de esos servicios del resto de Guanajuato, de los Altos de Jalisco y de otras entidades vecinas.

El personal de las clínicas y hospitales privados de León ha alcanzado un alto nivel de profesionalismo y un gran compromiso con su tarea. Hoy es la hora de que quienes detentan la dirección de esos centros de atención médica, le respondan a sus trabajadores.

Desde luego, lo mismo opera para el sector público, aunque los parámetros sean otros, por no ser la utilidad su lógica motora.

En uno y otro caso, de la buena situación y del respaldo que reciba el personal médico, de enfermería y de apoyo, dependerá la respuesta que recibirá la población ante el crecimiento de la demanda de atención.

El momento nos pondrá a prueba a todos.

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