Guanajuato vivió un nuevo fin de semana violento. Pero eso no parece importarles a los políticos que nos gobiernan y nos representan.
En el gobierno del estado trabajan de lunes a viernes y eso si bien nos va.
Morena se vino de fiesta a León con el informe de Malú Micher como senadora de la República, pero excepto por el tema de los feminicidios, el reto de la inseguridad estuvo ausente.

El viernes tanto Sophia Huett como Diego Sinhue trataron de mantener el discurso de los asesinatos a la baja, algo que no dice nada a nadie frente a la brutalidad que nos muestra la realidad.
El viernes por la tarde un comando asaltó una delegación de policía en Valle de Santiago, asesinó a cinco personas y se llevó a un detenido, aparentemente un personaje del hampa local.
Esto desató reacciones en cadena en el municipio. Primero fue la detención de un juez calificador municipal al que se le vincula con la planeación del ataque. Este domingo la violencia subió de tono al amanecer dos cuerpos colgados en puentes peatonales en los municipios de Valle y Villagrán.
Ya por la tarde circulaba profusamente en redes sociales y a través de la mensajería de aplicaciones telefónicas un video donde un grupo delictivo se atribuía por lo menos uno de esos homicidios, exhibiendo a la víctima aún en vida.
Sin ahondar en los contenidos de los mensajes, la lectura clara es que los municipios del centro-sur de Guanajuato y el corredor industrial se han sumergido en una situación de guerra, no sabemos si como reacción al “golpe de timón” en Santa Rosa de Lima o de plano dejando en claro su inutilidad.
La violencia que se entrevé deja en completo fuera de lugar el discurso que la autoridad ha asumido para tratar de vender una imagen distinta de lo que pasa en la entidad.
Además, al enfrentamiento de los grupos criminales, que no parecen temer ninguna acción de la autoridad pues se mueven a placer y en la más absoluta impunidad, pese a las cámaras que tan caras le costaron al erario estatal, se suma la reacción de los cuerpos policiales de involucrarse en esa misma lógica de guerra y abonar a la espiral de la violencia, a veces incluso contra ciudadanos inocentes como pasó en el caso del migrante Leo Reyes en San Miguel de Allende, masacrado por elementos de elite de las FSPE que ni siquiera recibieron una amonestación.
Lo que en cambio no se nota es la existencia de una política, que involucre a todo el aparato del estado, para buscar salir de la lógica del enfrentamiento y pensar en un ruta de pacificación.
Cambios legales como el de castigar “el halconeo”, un término tan poco preciso que puede prestarse a cualquier cosa incluyendo a criminalizar a los periodistas, no parecen formar parte de una respuesta integral. Se reacciona por espasmos, por ocurrencias y se nota una ausencia absoluta de análisis de lo que ocurre en la realidad.
Que una sociedad enfrente amenazas de cualquier tipo, violencia interna o externa, descomposición social, catástrofes naturales o debacles económicas, es algo que resulta inevitable. Sin embargo, que sus líderes no muestran la serenidad, la disposición y la capacidad para articular respuestas, es algo que puede ser aún más preocupante que el problema en sí.
Un gobierno que no sabe o que no quiere reaccionar enfocando el problema de forma objetiva, desperdicia los recursos de todos y deja a la sociedad en la indefensión.
Hemos dicho varias veces que uno de los problemas centrales del gobierno de Diego Sinhue y el círculo milénial que goza de su confianza, es la convicción de que gobernar pasa por tener popularidad, aceptación y una buena imagen.
Sin embargo, no están buscando esos logros en base a su trabajo y sus resultados, sino mediante la manipulación de los medios de comunicación y las redes sociales y el uso de recursos públicos en el intento.
Los presiona el hecho de que Miguel Márquez terminó su mandato con una alta aceptación, pese a la corrupción en su gobierno, evidente en la compra de terrenos para Toyota, las manipulaciones con terrenos en el Puerto Interior, la compra del predio para el nuevo estadio de León y los contratos sexenales de medicamentos.
Sinhue, sin ningún escándalo en su haber hasta el momento, mantiene una calificación un punto debajo y 10 por ciento menos de aceptación que el promedio de Márquez, y eso parece generar tensión a sus asesores.
Por si fuera poco, la constante afiliación que Diego muestra como “hechura” de Márquez y sus constantes reconocimientos a su antecesor, tampoco ayudan mucho a marcar diferencia y generar una imagen con fortaleza propia.
Sin embargo, no será con el pago de encuestas y el discurso artificial de hechos que el gobernador de Guanajuato pueda elevar la percepción que se tiene de él hasta el momento.
Será el reconocimiento de los retos que tiene enfrente y la generación de respuestas articuladas y consistentes frente a ellos, lo que podrá hacer de él un mandatario apreciado, reconocido y con un futuro por delante. Será también lo que le podrá dar confianza para emprender el vuelo sin ataduras.
Pareciera relativamente fácil de entender.
Otra cosa es que no se quiera hacer.
No es que no lo quieran hacer, el titiritero que lo designo no le permits autonomia ya ven como estan integrados los cuadros de cada dependencia que cada quien jala como le conviene y dejando al gobernadorcito como lo que es un estupido que se entretiene con su barquito dando puro bandazo .