Un panista recalcitrante de tercera generación, como el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, suele tener una enorme desconfianza a quienes han militado en otras fuerzas políticas.
Ese sentimiento se exacerba más aún si se trata de confiar en alguien perteneciente a un equipo político que ha sido combatido, vilipendiado y perseguido hasta la ignominia, como el que encabezó la alcaldesa Bárbara Botello, la única que ha logrado arrebatarle al PAN el gobierno de la ciudad de León en 30 años.
Sin embargo, todo eso fue hecho a un lado para incorporar al segundo círculo del gabinete al exbarbarista Fidel García Granados como subsecretario de Ordenamiento Territorial de la flamante y novedosa Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial de Guanajuato.

Poco importó que García Granados haya sido de los pocos funcionarios del gobierno de Botello al que se le fincó una sanción por parte del ayuntamiento de Héctor López Santillana, al inhabilitarlo por ocho meses, caso que el alcalde panista perdió ante los tribunales.
Sin embargo, lo que quizá Ortiz Mantilla si debió haber tomado en cuenta, es el posible conflicto de interés en el que puede incurrir su nuevo fichaje, al ser el cónyuge de la directora general del Clúster de Vivienda en Guanajuato, una asociación civil en la que participan dependencias públicas, medio centenar de empresas del sector vivienda, colegios y asociaciones de profesionistas y universidades.
La llegada de Lizbeth Hermosillo como directora del Clúster de Vivienda no fue ajena al papel de su esposo como director de Gestión Ambiental del municipio de León. El organismo se creo bajo el impulso de los desarrolladores leoneses y aunque adoptó una denominación estatal, en realidad sus oficinas, su área de influencia y la mayoría de sus integrantes son leoneses.
Estamos frente a un episodio más de la política de puertas giratorias o del capitalismo de cuates que parece la regla y no la excepción en nuestro país. NO es nada remoto que Isabel Ortiz Mantilla no haya tenido nada que ver con la designación de Fidel García Granados como Subsecretario de Ordenamiento Territorial, sino que esa sea una posición cedida por el gobernador a sus amigos los desarrolladores, con quienes tiene una relación cercana desde que era regidor en el municipio de León.
Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. ¿Por qué va a ser un problema que el subsecretario de la SMAOT sea una posición de los empresarios a los que deba regular y reciba de estos el subsidio de emplear a su esposa en un cargo de alta dirección, si en general en los gobiernos panistas los recomendados y las influencias son el alimento de cada día?
Así, por ejemplo, en la Secretaría del Migrante, como ya revisamos, pueden ocupar cargos de relevancia sin ninguna experiencia los familiares de Luis Felipe Bravo o de Juan Carlos Romero Hicks, mostrando que los vástagos de los panistas que quisieron cambiar a este país ya no pueden vivir fuera de la nómina.
El problema, sin embargo, es para el gobernador Sinhue, quien al ceder a este tipo de componendas en las dos secretarías que creo al empezar su sexenio, está vulnerando de entrada la propia urgencia que lo impulso a elevar de nivel las políticas públicas destinadas a esos sectores.
Si la atención al medio ambiente requiere, como muchos creemos y coincidimos, una atención de primer nivel para empezar la atención de rezagos históricos y darle un sentido de urgencia a las decisiones públicas sobre ese tema, al integrar en la dependencia a una titular desconocedora del entorno y un segundo de abordo entregado a los intereses de una de las industrias que más han contribuido a la pérdida de recursos naturales, entonces estamos frente a la negación misma de una política de gestión ambiental.
¿Qué dirán algunos ambientalistas cercanos al PAN que combatieron duramente a Fidel García cuando fue funcionario municipal en León, ahora que lo ven encumbrado a nivel estatal? Franz Espejel acuñó el mote de “mata ficus” para referirse al entonces cuadro de la administración PRI Verde.
Pero eso no es todo. García Granados es también uno de los artífices de la decisión de entregar la recolección de basura en León en un contrato de largo plazo a dos empresas, una de ellas regiomontana, lo que constituyó un motivo de combate enconado para el PAN.
Y el mismo Fidel fue el responsable de la primera autorización para la construcción del centro comercial City Center, hoy City Park, con un resolutivo de impacto ambiental tan mal hecho que refería que la distancia de la presa El Palote al predio del desarrollo era de 8 kilómetros, cuando apenas es de 500 metros. Fue necesario desconocer ese trámite y realizar una nueva manifestación de impacto para enderezar, a medias, por cierto, el entuerto.
Ortiz Mantilla, quien probablemente no conoce todas estas historias, y a lo mejor ni quiere hacerlo ahora que le ha dado por el turismo ecológico y su asistencia a cumbres internacionales, ya dijo que su dependencia requiere de perfiles de alta capacidad independientemente de sus colores políticos.
Eso no está mal, pero tampoco parece muy sano, ignorar el conflicto de interés, quizá el mayor veneno de las administraciones públicas en México. Por lo pronto, la SMAOT, igual que la Secretaría del Migrante, no parecen arrancar con los mejores augurios.