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¿Informe o parte de guerra?

In Botepronto on febrero 26, 2018 at 3:47 am

Márquez parece querer decirnos que «todo está bien» en su propaganda sobre el sexto informe de gobierno. ¿Es así? No parece ni en la seguridad, ni en el empleo, ni en la transparencia y la honestidad.

Desde centenares de carteleras en el estado, en los spots de televisión y las páginas de los diarios impresos, un sonriente Miguel Márquez hace la seña que equivale a un “O.K” o “Muy bien”, como se diría en español, con los tres últimos dedos levantados y el pulgar formando un círculo con el índice. Es la propaganda que anuncia su sexto informe de gobierno.

Cuando esa misma Márquez-señal se popularizó, en la campaña a la gubernatura del 2012, el estado era completamente diferente. Márquez también lo era, se veía a un candidato fresco, a un joven político emanado de las bases de Acción Nacional y comprometido con causas como la transparencia, la política social y de inclusión, el apoyo a los municipios y el diálogo libre y abierto con ciudadanos, con medios y con críticos.

Seis años después, no logró explicarme que hace la imagen de un Márquez que de nuevo parece en campaña aunque él y su circunstancia hayan cambiado radicalmente.

En efecto, Márquez dará su sexto informe de gobierno en un estado marcado por el incremento de la violencia, los asesinatos y la presencia de bandas impunes del crimen organizado que se mueven a placer por el estado y delinquen sin oposición.

El gobernador que ya se va hablará de crecimiento y empleos en una entidad que se ha frenado en seco, que ha perdido el tren de la inercia recibida, bien por circunstancias externas, bien por el deterioro de la paz con la que se vivía.

Márquez recibió un gobierno colapsado por la corrupción de Juan Manuel Oliva y entregará un gobierno… colapsado por su propia corrupción.

Ahora no hay Cereales y Pastas, cuyo autor por cierto sobrevive como alcalde de León y quiere repetir pese a estar reprobado por los ciudadanos. Pero hay Toyota, contratos de medicamentos, fraccionamiento favorecido en Pozos y, por encima de todo, el megafraude de Escudo del que recientemente dijo el propio Márquez con cinismo: “ya lo pagamos, que decida el próximo gobernador si lo deja o lo quita”.

Ese es el panorama de un sexto informe que será el preámbulo de una elección marcada por la desesperanza y la resignación ante las bajas expectativas que despierta el partido gobernante desde hace casi tres décadas y la pobre presencia de las alternativas que ni siquiera han cuajado como oposición.

Resultará que uno de los mayores logros de Márquez será anunciar la presencia de tres mil 500 efectivos del ejército en Guanajuato, cuando se sabe por experiencia que la improvisación de los militares como policías civiles no soluciona la criminalidad y en cambio si causa afectaciones en el respeto a los derechos humanos, una asignatura de por sí pendiente en Guanajuato si volteamos a ver la situación de los niños, niñas y adolescentes, de las mujeres y de los grupos de la diversidad sexual.

Así, el muchacho dicharachero que hacía la señal de “todo bien” en 2006, es hoy un señor con mucha cola que le pisen, un gobernador proclive al manotazo autoritario y un político que entrega un estado en peores condiciones de las que lo recibió.

Entonces ¿”O. K.”?

¿En serio?

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