La gestión del agua, problema largamente soslayado, surge como prioridad este fin de sexenio, junto con la inseguridad y la crisis de recursos; en tanto, el gobernador Márquez se ensimisma en su sucesión.
Cuatro temas deberían estar ocupando largas horas en la agenda del gobernador Miguel Márquez Márquez y de sus principales colaboradores en el gabinete.
Dos de esos asuntos tienen que ver con la dotación de agua a los habitantes de importantes regiones de Guanajuato; otro más es el inocultable crecimiento de la inseguridad; el cuarto, aunque quizá no el último, tiene que ver con la crisis económica que aqueja al gobierno federal y que tendrá repercusiones en todos los niveles.
En la zona norte del estado cobra forma y se extiende un movimiento ciudadano que no busca confrontar a la autoridad, sino exigirle su atención y su intervención en el grave problema de la sobreexplotación de un manto acuífero del que se surten de agua potable y agua para riego agrícola ocho municipios.
La extracción de aguas a gran profundidad, después de haber agotado los mantos superficiales, había sido advertido como una fuente de problemas a futuro, desde hace años.
En 2003 y 2004, la UNAM y el Consejo para el Desarrollo Regional del Norte y Noreste de Guanajuato, representados por Juan Ramón de la Fuente como rector y Pablo Moretto por el Consejo, produjeron un video donde se definen claramente las causas del problema y sus consecuencias.
Más de una década después, nos encontramos frente a una profunda resistencia de las autoridades estatales y también las federales, a reconocer siquiera que hay un problema que afecta a cientos de miles de familias, dañando directamente su salud; pero que, además, esto solo es el principio de problemas más graves que tarde o temprano afectarán a todos los habitantes de la zona.
Por si eso fuera poco, hoy sabemos y no por parte de las autoridades locales que persisten en negar los problemas, que las presa de El Zapotillo, de la que depende el abastecimiento de la zona metropolitana de León en un futuro no muy lejano, está detenida desde hace cuatro meses por un litigio con los habitantes de la zona.
Esto es independiente de los otros problemas, los relacionados con la construcción del acueducto desde la presa hasta León, a cargo de la emproblemada constructora española Abengoa.
La solución de los conflictos jurídicos y económicos para que la parte occidental del estado, donde existe la mayor concentración urbana, pueda tener viabilidad en el futuro, requerirá de mucho trabajo y de acusadas habilidades diplomáticas, por parte del gobernador del Estado, pues está visto que cuenta con poca ayuda del municipio de León y de la actual administración de Sapal.
Dejando de lado la inseguridad que es un verdadero foco rojo que se torna más peligroso por la negativa a reconocerlo y a enfrentarlo por parte de los funcionarios encargados por ley de esa tarea, lo cierto es que los problemas relacionados con los recursos naturales tendrán un impacto relevante en la agenda del estado los próximos años.
El ritmo de crecimiento económico impulsado por la industria automotriz y su tren de proveedores impacta, necesariamente, en un incremento de la migración al estado y del crecimiento de la población, lo que a su vez impacta a otras industrias, como la de la vivienda, que aterrizan y distribuyen ese auge en otras ramas de la economía.
Que el estado no tenga claridad en los recursos hídricos con los que podrá contar en los próximos años, tanto en calidad como en cantidad, puede desalentar el ritmo d ese crecimiento, peor también afectar la calidad de vida de quienes ya estamos aquí.
Mientras eso ocurre, desde las instancias gubernamentales locales no se aprecian mensajes claros en torno a la comprensión del problema, el cual además deberá ser enfrentado con recursos cada vez más escasos en los próximos años.
¿En qué si vemos enfrascado al gobernador Márquez? Naturalmente en la política preelectoral y en la construcción de candidaturas desde su partido, unas reales otras simuladas, para forjar a su heredero.
Qué contradicción: probablemente Márquez lo único que herede a quien lo suceda sea un negro futuro y un complicado presente, pero eso no parece preocuparle tanto como la creación de un candidato a su imagen y semejanza el cual, además, le deba todo.
Es la permanente e inútil tentación del poder, a la que nadie escapa. Mientras, los problemas crecen y se vuelven insolubles.