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Botello: ni el paso del tiempo atenuará el juicio

In Botepronto on agosto 20, 2015 at 4:06 am

Pensar que unos años se valorará la obra de la administración saliente de León, es negarse a reconocer los errores que hundieron a un gobierno que tuvo todo para trascender.

La administración del PRI y del Verde en León se cae a pedazos. La cohesión interna se perdió hace mucho, los objetivos naufragaron en las confrontaciones, en la corrupción y en las ambiciones políticas. Hoy solo queda el oportunismo y el calendario, que los sostendrá en pie, penosamente por unas cuantas semanas más.

Resulta francamente patéticas argumentaciones como las del tesorero Roberto Pesquera que avizora que el impacto del barbarismo en León se sentirá en dos o tres administraciones. Que alguien le avise: para entonces a nadie le importará.

Lo cierto es que, como lo hemos dicho en repetidas ocasiones, pocos gobiernos en Guanajuato han sido tan apoyados como lo fue el de Bárbara Botello: tuvieron recursos que no se verán en muchos años; tuvieron una oposición a modo en el Ayuntamiento; el gobierno panista de Miguel Márquez fue consecuente.

Y si nada de eso sirvió para lograr una trascendencia política la responsabilidad, única y exclusiva, es de quienes tomaron decisiones en la administración, empezando por la propio alcaldesa.

Puestos en una balanza, quizá fueron muy pocos los actos que precipitaron el desprestigio de la imagen de Botello hasta niveles inenarrables, como se vio en el rotundo fracaso electoral de junio, pero fueron altamente significativos y pusieron en evidencia la inmadurez de una política y su equipo que tuvieron en sus manos, como nadie, la posibilidad de establecer un contrapeso a la hegemonía panista en Guanajuato.

¿Hay futuro para este equipo político? Harán la lucha, ciertamente, sobre todo para defender los intereses que ya crearon y para evitar daños mayores que el desprestigio, como podría ser una persecución judicial. Sin embargo, ese futuro ya no solo depende de cabildeos en la ciudad de México, sino también del electorado y ahí parece que no hay mucho para donde hacerse.

En algunos años, muchos, cuando un historiador analice las cifras de inversión por trienio, probablemente saldrán a la luz los logros del barbarismo. Lamentablemente, mucho antes que eso, ya quedó claro que esos recursos y esa suerte política, fue dilapidada en un maremágnum de corrupción, amiguismo y frivolidad política.

Así que tampoco la distancia los salvará del duro juicio que ya se ha emitido.

 

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