Denuncias de irregularidades en elecciones distritales este domingo, confirman percepción de que la democracia se corrompió en Acción Nacional.
En los siete distritos que se definieron ayer mediante votaciones directas de militantes, para elegir a candidatos a diputados federales por el PAN, se reeditó la vieja pugna entre el oficialismo azul guanajuatense y la disidencia ahora potenciada por su vinculación con Gustavo Madero.
El agarrón fue con todo e incluyó golpes bajos y sorpresas de último minuto. Desde la oficina del propio gobernador Miguel Márquez se operó sin escrúpulos, incluso empleando la nómina gubernamental.
Producto de ese apretón de tuercas y quebrantamiento de huesos, los candidatos que pueden identificarse con el gobierno de Márquez y también con el senador Fernando Torres Graciano son seis de los siete que triunfaron ayer.
El único maderista o villarrealista que salvó el pellejo fue el exalcalde acambarense César Larrondo y lo hizo por una intervención del árbitro: apenas ayer se conoció una descalificación del actual alcalde, René Mandujano acusado de usar la infraestructura municipal en su campaña, por lo cual sus votos (que fueron mayoritarios) se declararon nulos.
De aplicarse la misma regla, quizá habría que declarar nulos los votos de Sergio Carlo Bernal, en el distrito 9, de Irapuato, pues su triunfo se decidió hace apenas una semana, cuando Miguel Márquez intervino con todo el poder del Estado en esa campaña, invitando a integrarse a una subsecretaría en la SEG a Jorge Estrada Palero, quien estaba a punto de iniciar una huelga de brazos caídos por que nadie de su grupo había sido tomado en cuenta en las diputaciones locales ni en la composición de la planilla para el ayuntamiento.
No es por eso que Alejandro Badía, el candidato perdedor, presentará una impugnación, sino por otras prácticas a las que calificó de “alarmante cantidad de irregularidades”. El cercano colaborador de Madero asegura que las anomalías y la manipulación del voto que favoreció a Bernal comprueban “las malas prácticas que viven los procesos internos de nuestro partido.”
Esa, precisamente, fue la argumentación empleada por los comités estatal y nacional del PAN para cerrar las contiendas municipales a la participación de los militantes panistas, donde Madero pudo arrinconar al panismo local y a Miguel Márquez. Hoy parecen comprobar que, en efecto, tenían razón.
En Abasolo, cabecera del distrito 11, la contienda se resolvió por dos votos. El alcalde Abel Gallardo, perdedor frente a Felipe Arredondo, señala que operaron en su contra funcionarios estatales como Javier Rodríguez Moctezuma y Héctor García Cerrillo, utilizando a organizaciones sociales como la Ucopi para hacerle guerra sucia.
En el distrito 7, de los pueblos del Rincón, Silao y Romita, la intervención del gobernador y de su staff fue decisiva para sacar adelante al exalcalde David Padilla sobre Karen González, una funcionaria de la organización nacional juvenil del PAN.
Faltan por elegir siete candidatos más para completar la nómina de los catorce distritos electorales federales. La elección de seis hombres y una mujer obligan a una composición inversa en los faltantes.
Con los resultados obtenidos, el gobernador del Estado se sitúa en las antípodas del dirigente nacional y próximo coordinador de la bancada panista en San Lázaro. Habrá que ver si significa la reformulación de la alianza Marquez – Torres Graciano – Oliva en busca de mantener el control del PAN hacia 2018 o si solo es una casualidad, producto de un momentáneo espíritu de revancha.
Queda claro, además, de que la manipulación de la voluntad de los panistas en los procesos internos no obedece solo a la actuación de malandrines inmorales, sino que también se debe a una lógica de conservación del poder, por encima de todo lo demás.
Por lo pronto el PAN de Guanajuato se aprecia partido casi por mitad, con una disidencia que crece y que tampoco se parará mucho a pensar en escrúpulos, cuando le toque la oportunidad. Que nadie se pierda lo que sigue en el PAN.