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Televisa y Márquez: bailando por un sueño

In Botepronto on noviembre 3, 2014 at 4:02 am

Alguien en el entorno de Miguel Márquez Márquez, el gobernador panista de Guanajuato, le ha venido hablando al oído para convencerlo de que tiene una oportunidad para buscar la candidatura presidencial del PAN en el 2018.

No es ajeno a otros gobernadores de Guanajuato el encandilamiento con esta idea, que a menudo no tiene otra consecuencia que la de propiciar gastos innecesarios de recursos públicos para alimentar esta ilusión. Por supuesto, en el camino, hay siempre algún vivo que hace negocio.

Así pasó con Juan Manuel Oliva y su alianza coyuntural con TV Azteca, empresa que obtuvo grandes dividendos de la promoción de Oliva a nivel nacional, a través de la presencia de sus conductores de noticieros y de programas de farándula en la entidad, señaladamente en el Parque Guanajuato Bicentenario. Incluso, el gobierno estatal llegó a patrocinar una telenovela que transcurrió sin pena ni gloria.

La inversión que realizó Juan Manuel Oliva en Azteca llegó a 480 millones de pesos, aplicados sobre todo en la segunda parte del sexenio, en programas como Hechos, Ventaneando y La Academia. Además, el mandatario acudió a dar el “pizarrazo” para la telenovela Quiéreme tonto, con la que se pretendía promover al estado, aunque muy probablemente al que se iba a promover, sobre todo, era al exmandatario.

La inversión y el plan fueron inútiles, por lo menos para los propósitos de Oliva, no tanto para los de la televisora del Ajusco, que tuvo un récord de ventas en la entidad. A final de cuentas, para construir una candidatura presidencial en una alianza con los medios, hace falta mucho más que un buen contrato de publicidad.

Pues bien, ahora el momento de Miguel Marquez ha llegado y parece que será de la mano de Televisa, empresa que no parece dispuesta a perder por segunda ocasión un jugoso contrato de publicidad en Guanajuato.

Uno de los dos signos externos de la muy buena relación que ha establecido Miguel Marquez con la empresa de Emilio Azcárraga, se puso en evidencia este sábado, cuando el escenario más popular del Festival Internacional Cervantino, la escalinata de la Alhóndiga de Granaditas, sirvió de foro para un nostálgico programa de vodevil al mejor estilo del Siempre en Domingo de los años 70 del siglo pasado, conducido por Juan José Origel como digno émulo de Raúl Velasco.

A Miguel Márquez y a la mayor parte de la plana mayor de su gobierno casi no se les vio en los eventos del Festival Cervantino, donde hubo espectáculos artísticos, esos sí, de primera línea. Qué decir, por ejemplo del ciclo de las 32 sonatas de Beethoven tocadas en un ciclo de siete conciertos monumentales por el pianista austriaco Rudolf Buchbinder. O del estreno en México del Hamlet de Tiger Lillies y Teatro Republique. O la presentación de Bajofondo y su electrotango. O la compañía de danza de Akira Kasai. O la joven pianista Daniela Liebman. O la compañía de ballet española Aracaladanza, con su singular espectáculo Nubes. O el multipremiado ensamble de música antigua Les Arts Florissants.

Allí, quizá para bien, la audiencia estuvo libre de engorrosos séquitos oficiales. Tampoco ha sido dable ver al gobernador Marquez en los palcos del Teatro Bicentenario de León durante las representaciones de sus temporadas de ópera, catalogadas ya como las mejores producciones de México en ese rubro.

En cambio, el mandatario se entusiasmó hasta el arrebato este sábado con Chabelo, María del Sol, Liz Clapés y Flor Silvestre, en una fiesta a la que se le denominó sin rubor “Bohemia Cervantina”, no obstante que el apelativo del genial Manco tenía como única referencia la proximidad temporal con el FIC y el hecho de compartir uno de sus escenarios. La emoción le hizo prometer a Marquez que habrá “muchas Bohemias Cervantinas” en los próximos años.

La alianza con el Canal de las Estrellas y su entramado publicitario no se detiene en un evento cuyos costos deberán ser transparentados ahora por el gobierno estatal. Hace aproximadamente un mes se anunció en la ciudad de México que la nueva imagen del estado de Guanajuato será la conductora y modelo de Televisa Rebecca de Alba, una zacatecana de 50 años de edad que en el mes de octubre le dedicó semana y media a grabar en diversos escenarios de la entidad la nueva campaña publicitaria del gobierno marquista.

En una entrevista difundida a fines de septiembre, De Alba dijo: “Me voy una semana y media a grabar por todo el estado de Guanajuato. Yo soy de México, de lo que se trate de hablar de mi país, estoy muy puesta. Guanajuato es un estado cultural, hermoso arquitectónicamente hablando, tiene mucha historia, el ambiente, y tiene el Cervantino. Estará genial”.

Así, mientras en la entidad crecen los problemas, como la inseguridad, no obstante las multimillonarias inversiones en tecnología; el desempleo, pese al boom de inversión extranjera; la crisis del campo, afectado por la globalización, el gobernador de Guanajuato a dos años de haber tomado el cargo ya está empezando a volar en la alfombra de los sueños de la mano del monopolio mediático más fuerte del país.

La pregunta no es si esta aventura tendrá éxito, pues lo más probable es que no, ya que la realidad no puede ser moldeada a golpe de mercadotecnia y hasta ahora ni el gobierno ni la personalidad de Miguel Márquez han ofrecido argumentos contundentes para pensar que pueda dar el salto a la escena política nacional.

La pregunta que sí importa, porque atiende a un tema real, es la de cuánto nos va a costar a los guanajuatenses esta nueva aventura que surge de la vanidad de un político y la voracidad de un emporio de la comunicación.

Lo sabremos, más temprano que tarde.

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