La unión de fuerzas entre Juan Manuel Oliva, Fernando Torres Graciano y Miguel Márquez Márquez resultó contundente para que Ernesto Cordero obtuviera en Gunajuato un 62 por ciento de los votos emitidos.
El 38 por ciento rescatado por Gustavo Madero representa el porcentaje histórico de la disidencia, el grupo de la Loma, como se les conoció en el sexenio pasado.
¿Cuál es la noticia? Básicamente, la decisión de Márquez, que muy probablemente haya sido parte de la negociación que produjo la ratificación de Gerardo Trujillo al frente del PAN estatal.
Así, frente al grupo hegemónico a nivel nacional, frente al maderismo donde forman destacadamente personajes como Luis Alberto Villarreal, los panistas de Guanajuato, los oficialistas, los yunques o exyunques, tendrán manera de atrincherarse y negociar.
Pero no solo eso. La obligación de Madero de conciliar con los grupos que se le opusieron y de buscar a los que estén menos radicalizados seguramente redundará en mejores márgenes de maniobra para Márquez.
En cuanto a Oliva y Torres Graciano, el espacio de Guanajuato le podrá seguir proporcionando oxígeno, pero difícilmente podrá hacerlo a costa de su alianza con Márquez.
Lo que podrá resultar interesante es que el diálogo entre este triunvirato de panistas no se interrumpa, como ocurrió hace no mucho, de manera que no solo impacte en el terreno partidista, sino también en la propia estructura de gobierno que, en la recta final del segundo año, no acaba de consolidarse.
Por lo pronto, la victoria de Guanajuato, en medio de la derrota nacional, marca el destino de este grupo político que, desde que surgió a fines de los años 90, ha hecho depender su suerte de sí mismo y que ha corrido su mayor riesgo cuando se confronta internamente.
Pero de eso habrá que hablar en otra ocasión por que esta semana, sin duda, el tema predominante será el futbolístico.