José Ángel Córdova es un personaje que no resulta sencillo de descifrar en estos tiempos donde lo más común es analizar en blanco y negro.
Su aparición en el presidium de un evento priista provocó algunas conmociones y hasta la afirmación de que “vuelve” a la política.
En realidad, el médico leonés que ocupó la Secretaría de Salud del Gobierno Federal en la presidencia de Felipe Calderón y que antes de eso había sido titular del órgano electoral de Guanajuato, no parece haberse ido de las preocupaciones públicas y de la agenda que trata de atenderlas desde hace varios años.
Lo notable con Córdova es que transitó del activismo ciudadano, como autoridad electoral, a la política partidista; luego, a la función pública especializada; y, recientemente, a una migración entre instituciones políticas, todo ello sin que los habituales Torquemadas que abundan en todos esos sitios, hayan podido afectar su prestigio, sobre todo, porque no parece haber materia.
Córdova Villalobos es un ciudadano respetado y un político que aporta un capital de credibilidad a cualquiera de los frentes a los que decida sumarse. Lo hizo con el PAN, cuando este sufría el desgaste del poder; muy probablemente ahora lo hará con los oponentes a ese partido.
En el año 2012, luego de que la contienda interna del PAN se tradujera en una derrota de sus aspiraciones por la candidatura a gobernador, Córdova aprendió que ese partido vive inmerso en la cultura de la línea y el corporativismo, dos de los fenómenos políticos generalmente asociados al PRI y para combatir a los cuales surgió el PAN.
La situación por poco trae consecuencias inesperadas, cuando el propio Enrique Peña Nieto le planteó la posibilidad de asumir la candidatura priista a la gubernatura de Guanajuato, decisión que se frustró cuando Juan Ignacio Torres Landa amenazó con la escisión de sus seguidores si así ocurría.
Lo paradójico fue que José Ángel Córdova, a quien derrotó la burocracia enquistada en el PAN, fue frenado en el PRI por una insurgencia que frenó una decisión de la alta burocracia priista.
Sin duda, de la experiencia aprendió. Hoy, el médico que quiere continuar en la política con un alto espíritu de servicio, sabe que no basta el apoyo de las altas jerarquías si no se tiene también una aceptación en las bases.
Por eso no fue extraño y no lo será más adelante, encontrarlo en eventos de grupos y organizaciones priistas. Sin duda, también tendrá resistencias, algo que resulta perfectamente normal y ante lo cual nadie que se diga político tiene porque arredrarse.
Esta vez, José Ángel Córdova busca la alcaldía de León y en ese objetivo tiene altas posibilidades de coincidir con las necesidades estratégicas del PRI de Enrique Peña Nieto y de los priistas guanajuatenses que piensan con cierta objetividad.
La recuperación de una plaza como León, la ciudad más importante de Guanajuato y donde habita el 25 por ciento de su población y de su padrón electoral, no puede ser puesta en riesgo, si es que el PRI todavía aspira a recuperar el gobierno estatal.
Y, justo en este momento está en riesgo, sobre todo por el pésimo desempeño de la alcaldesa Bárbara Botello, que ha desaprovechado la enorme ventana que significa gobernar León y, más que dedicarse a ensanchar la base electoral que la favoreció en 2012, entre ellos decenas de miles de votantes tradicionales del PAN que se hartaron de ese partido y de su candidato, se ha empeñado en erosionarla con actitudes erráticas y desplantes de soberbia.
Ángel Córdova le aportará al PRI la dosis justa de independencia y prestigio social que le haría falta para mantenerse en el poder en León, frente a la comprometida situación en que está dejando Botello a ese partido.
Esa lectura, por ejemplo, ya la hicieron los líderes del PVEM tanto en la entidad como a nivel nacional, testigos de primera mano de la falta de rumbo de una administración en la que ni siquiera los han dejado opinar, no obstante que sus votos fueron fundamentales para derrotar al PAN por primera vez en un cuarto de siglo.
La aparición del doctor Córdova en la asamblea del Movimiento Territorial, encabezado por Alejandro Arias en la entidad, pronto será sólo una anécdota, cuando crezca como bola de nieve la posibilidad de que el ex secretario de Salud y el PRI se asocien en base a algo que los dos quieren y que no tendrían por separado: la posibilidad de mantener viva y fortalecer la esperanza de la alternancia en Guanajuato en 2015.