Leoncio Pineda Godos, el delegado de Comunicaciones y Transportes en Guanajuato, un expresidente municipal hidalguense sin perfil para el cargo, llegó a dirigir la que quizá sea la oficina federal con mayor presupuesto en Guanajuato, con modos propios del más oscuro priismo del siglo XX.
En un año, el buen Leoncio llenó el estado de constructoras foráneas, sobre todo originarias del mismo estado que lo vio nacer. A los constructores guanajuatenses, muchos de ellos con un alto perfil competitivo en todo el país, nomás no los dejó pasar.
Circulan historias negras entre los empresarios de Guanajuato, por cierto la mayoría de ellos muy buenos para quejarse pero demasiado temerosos para denunciar públicamente o en las instancias legales, sobre los modos y las amenazas con las que han sido tratados por Leoncio Pineda y sus muchachos.
El temor que tienen es por su origen hidalguense y porque se dice amigo de un hermano de Miguel Ángel Osorio Chong.
Los constructores de Guanajuato, como muchos otros hombres de negocios, oyen hablar de Gobernación y se les enchina el cuero.
Quizás no han escuchado, o ya se les olvidó, la historia de Humberto Benitez Treviño y #ladyProfeco, donde la cercanía de un funcionario con el presidente de la República no ayudó nada para defenderlo de un acto de arbitrariedad que ni siquiera fue suyo, sino de su hija.
Quizá no esucharon o no quieren escuchar, sobre la historia de Lorenzo Chávez Zavala, delegado del Infonavit defenestrado de forma fulminante por pedir dinero ¡para la Cruz Roja!, de muy malas maneras por cierto. Fue la denuncia de un grupo de notarios y valuadores que no tuvieron miedo de perder la chamba, lo que provocó el cese.
Pero mientras profesionistas independientes muestran su valor cívico, los poderosos constructores de Guanajuato, muchos de ellos dueños de fortunas multimillonarias y propietarios de medios de comunicación, padecieron durante todo 2013 los desaires, las tropelías y las exacciones de Leoncio Pineda Godos, quien tampoco es un lord inglés en sus maneras, sin atreverse a nada más que una que otra queja subterrránea.
En el México del siglo XXI y las redes sociales, el de la doble alternancia en el poder y las autodefensas, parece que cada quien tiene el derecho y la posibilidad de construirse su suerte, desde luego, siempre y cuando se tenga disposición de ánimo para ello.
Si los hombres de empresa de Guanajuato se siguen asustando con el petate del muerto que les maneja el delegado Pineda Godos y su impune y mendaz empleo de la cercanía con el Secretario de Gobernación, allá ellos. Que sigan medrando los hidalguenses.