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Relevo en el Tribunal, prueba crucial

In Botepronto on septiembre 30, 2013 at 3:48 am

Uno de los temas relevantes que se aproximan, en los primeros días el 2014, es el relevo del presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.

Empezamos ya el segundo año de gobierno de Miguel Márquez Márquez y las asignaturas aumentan de nivel. El gabinete ha superado su etapa de aprendizaje y de aquí en delante la inexperiencia ya no podrá ser pretexto.

En el Poder Judicial, donde concluye su periodo Alfonso Fragoso, imposibilitado de reelegirse por la inminente conclusión de su periodo de siete años como magistrado, aunque se goza teóricamente de autonomía, los usos y costumbre siguen marcando que nadie puede aspirar sin contar con el visto bueno del gobernador en turno.

Tan sólo hay que recordar que cuando Héctor Manuel Ramírez Sánchez, presidente del Tribunal durante el gobierno de Juan Carlos Romero Hicks, buscó reelegirse en una situación similar a la de Fragoso, pretendiendo que la elección de presidente hiciese obligatoria la ratificación de su encargo por parte del Congreso, desde el gobierno se operó para impedirlo, logrando su declinación.

Romero Hicks respaldó las presidencias de Miguel Valadez Reyes, a quien le pidió hacerse cargo de su Procuraduría de Justicia, garantizándole el regreso al Tribunal al término de su mandato; del propio Ramírez Sánchez y de Mario Gutiérrez Covarrubias. Juan Manuel Oliva impulso a Raquel Barajas Monjaraz y a Alfonso Fragoso.

Desde luego, las formas privan y no se trata de un dedazo descarado, sino de un visto bueno que luego requiere de una delicada operación política, a fin de lograr los votos necesarios en el Pleno de la Magistratura. Allí intervenían factores como la dirigencia estatal del PAN y la coordinación panista en el Congreso, pues todos los magistrados deben ser votados en Congresos que en los últimos años presentaron amplias mayorías panistas.

Esta vez las cosas no lucen distintas. Nadie se animará a pelear la presidencia del Tribunal si no se cuenta con el beneplácito de Miguel Márquez. Esa es la realidad de nuestra cacareada división de Poderes.

Por eso, se trata de una asignatura delicada para el titular del Ejecutivo lo que vaya a ocurrir en los primeros días de enero, cuando deba realizarse una elección que debe empezar a ser planchada desde estos momentos, si no se quiere provocar una minicrisis.

En ese sentido, el operador natural de Márquez para que ocurra en el Tribunal lo que debiera ocurrir, es el secretario de Gobierno, Antonio Salvador García López, quien además proviene de la magistratura.

Los cabildeos de García López coinciden en buena medida con los del presidente saliente del Poder Judicial, Alfonso Fragoso, así como del ala de los magistrados identificados con el PAN, en torno a la figura del titular de la Octava Sala Civil, José Luis Aranda Galván, leonés de origen y proveniente de los ámbitos académicos.

Todo indica que esa carta ya se encontraba en el ánimo de Márquez, sobre todo por representar una propuesta de continuidad sin sobresaltos.

Sin embargo, en los últimos días han comenzado a moverse otras opciones. Un grupo de presión de Irapuato, cercano al ánimo del gobernador, ha planteado como alternativa la candidatura de la magistrada de la Cuarta Sala Civil, Claudia Barrera Rangel, lo que modificaría drásticamente el proceso.

Una de las principales consecuencias de un cambio de señales del gobernador cuando faltan noventa días para el cambio, sería la desautorización del secretario de Gobierno, Antonio Salvador García, como un interlocutor confiable, algo que vendría a complicar más la operación política de la administración, de por sí endeble.

En el escenario hay otros dos jugadores que han manifestado interés: los magistrados de las salas penales sexta y séptima, Daniel Chowell Arenas y Sebastián Barrera Acosta, a quienes se les podrían abrir posibilidades si se descomponen las alianzas que se han venido trabando hasta ahora.

Lo delicado del tema es que la decisión no pasa por un dedazo, sino, como ya se dijo, por una operación de negociación y cabildeo. ¿Sabrán eso quienes le vienen hablando al oído a Márquez?

El segundo año del gobierno, como empieza a verse, traerá otros retos, pero también otras exigencias. La luna de miel se acabó y las elecciones intermedias estarán a la vuelta de la esquina. ¿Se habrán puesto a pensarlo?

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