Como si nada hubiera pasado, como si el PAN no hubiera perdido la presidencia de la República y descendido a un tercer lugar en la carrera presidencial, un grupo de panistas cercanos al dirigente Gustavo Madero, precisamente uno de los responsables de esta debacle, ya se prepara a usufructuar lo que quedó del naufragio.
Madero trata de salvar a cómo de lugar la posibilidad de permanecer en la presidencia del PAN, no obstante que resulta evidente que la mediocridad política del dirigente y el grupo que lo rodea no constituyen ninguna garantía para liderar la reconstrucción de ese partido.
La evidencia es irrefutable: algunos políticos cercanos a Madero ya buscan aprovechar lo que pudieran ser los últimos momentos del dirigente nacional para quedarse con una posición de poder: la coordinación de la fracción parlamentaria panista en el próximo Congreso de la Unión.
Uno de ellos es el guanajuatense Luis Alberto Villarreal, un político que ha medrado con habilidad entre los dos grupos que se disputan el PAN de Guanajuato, logrando siempre sacar adelante sus ambiciones personales por encima de las del grupo al que dice representar.
Así pasó en el 2006, cuando en la carrera entre Juan Manuel Oliva y Javier Usabiaga, Villarreal no le aportó mucho al secretario de agricultura foxista, pero salió de la contienda con una candidatura al Senado en la segunda posición, aprovechando sus nexos familiares con el ex gobernador Juan Carlos Romero Hicks.
Así volvió a ocurrir en 2012, cuando el invento del grupo de la Loma no le sirvió de mucho a José Ángel Córdova para competir en contra de Miguel Márquez, pero fue suficiente para que Villarreal hiciera valer su cercanía con Gustavo Madero y lograra encabezar la lista plurinominal de la segunda circunscripción federal.
Las indisputables habilidades cortesanas del político de San Miguel de Allende que incluso le sirvieron para impedir que se profundizaran las indagaciones al interior del grupo panista en el Senado sobre sus vinculaciones con empresarios dueños de casinos en León y Guadalajara, ciertamente no alcanzan para garantizar lo que requiere el liderazgo panista en el próximo Congreso de la Unión.
Para empezar, Luis Alberto Villarreal estaría en esa posición exclusivamente como representante de los intereses de Gustavo Madero, un dirigente cuyo futuro se encuentra acotado a las decisiones de los órganos de dirección del PAN en los próximos meses.
El PAN de Madero y Villarreal es el PAN que perdió la elección presidencial del 2012, lo cual los vulnera de manera definitiva para hacerse cargo de las difíciles decisiones que deberá enfrentar este partido en los próximos años.
Llama la atención, por ejemplo, la ligereza con la que Villarreal ve el futuro y el cinismo de las declaraciones que ha venido realizando en su campaña por el liderazgo de la fracción blanquiazul.
El diputado plurinominal electo aseguró en una entrevista al periódico Excélsior publicada el 8 de julio pasado, cuando todavía no se asentaba el polvo de la derrota josefinista, que su fracción no detendría los cambios en el país, anunciando ya su plena colaboración con la primera minoría priista.
No se sabe a nombre de quién hablaba el político que logró la recuperación del PRI en San Miguel Allende gracias a su desastrosa administración como alcalde y a la rapiña con la que actuó junto con sus funcionarios, pues queda claro que las estrategias parlamentarias del PAN en la próxima legislatura serán tomadas en los órganos de decisión del partido y no por el eventual líder de la fracción.
Aseguraba luego que el liderazgo de Gustavo Madero estaba más firme que nunca y que quienes pedían su renuncia dentro del PAN eran equiparables a “aves carroñeras”, dejando en evidencia que sus compromisos amistosos están por encima de su lealtad a la institución.
Probablemente a lo que se refería el senador cuyo hermano, que también será diputado federal, es el principal financiero del casino Grand de la ciudad de León, es al hecho de que el dirigente panista es para efectos prácticos un cadáver político.
Con sus desplantes y sus llamadas a los diputados electos para pedirles su apoyo, Villarreal ha sido uno de los principales responsables del incremento a la oposición interna al activismo de Madero, lo cual se reflejó en el desaire sufrido por el dirigente partidista en su reciente visita a León.
Con actitudes como la de Luis Alberto Villarreal, solapadas con toda seguridad por el propio Gustavo Madero, lo que queda claro es que a la actual dirigencia panista y a sus protegidos los tiene sin cuidado la situación comprometida en la que han colocado a su partido. Lo único que parece importarles es el beneficio que logren sacar de la debacle en la que son corresponsables.
La duda que queda es: ¿lo permitirán el resto de los panistas?
Twitter: Arnoldo60